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Vol. 79/No. 20      1 de junio de 2015

 
(especial)
‘Cuba tiene el derecho de
escoger su propio destino’
Gerardo Hernández de los 5 Cubanos habla en
encuentro internacional de solidaridad con Cuba

A continuación publicamos las palabras de Gerardo Hernández al final del Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba, celebrado el 2 de mayo en La Habana (ver artículo en la portada).

¡Gracias!

Hermanos y hermanas de todo el mundo, gracias a todos. Y sepan que cuando decimos gracias, no es un acto formal. En el fondo de nuestros corazones sabemos que, si estamos aquí, se lo debemos en buena medida al esfuerzo de muchísimas compañeras y compañeros alrededor del mundo que no descansaron un día desde que fuimos arrestados, e hicieron esta felicidad posible.

Ustedes son representantes de un grupo mucho más extenso de hermanas y hermanos de diferentes países que no pudieron asistir. Les pedimos que cuando regresen a sus lugares, por favor transmitan a todos nuestro sincero agradecimiento a todas las personas que de una manera u otra contribuyeron, ya sea con una carta, ya sea con el más mínimo gesto de solidaridad y apoyo, a nuestra causa. Todos fueron importantes.

Fue la unión de todos esos gestos y esfuerzos la que nos tiene hoy aquí a nosotros, junto a nuestros familiares y a nuestro pueblo. Por eso nunca nos vamos a cansar de agradecerles.

¡Qué día histórico el de ayer, después de haberlo soñado tanto, un Primero de Mayo en nuestra patria!

Por muchos años siempre que ha llegado el Primero de Mayo, la rutina en nuestras diferentes prisiones era más o menos la misma: tratar de acercarnos a un televisor y ver si ponían alguna imagen, por pequeña que fuera, de nuestro pueblo desfilando. Y a veces lo hacían.

Por mucho que quieran ocultar la realidad de Cuba, ¿cómo uno oculta millones de revolucionarios en la calle? No se puede. Hay algunos que se la pasan tratando de ocultar los logros y difamando la Revolución Cubana. Pero no pueden, por mucho que traten, ocultar el espíritu de millones de cubanos revolucionarios que día a día, y especialmente cada Primero de Mayo, salen a la calle a defender nuestra revolución. Por eso, allá en las prisiones nos sentábamos delante de un televisor, y esas imágenes de nuestro pueblo, de nuestros trabajadores, eran una inyección de ánimo tremenda que recibíamos allí mismo, muy cerca de nuestras celdas.

Ayer, ese ensueño de estar acompañando a nuestro pueblo un Primero de Mayo se hizo realidad. Y la felicidad fue aún mayor por el hecho de contar con la presencia de todos ustedes en representación de las compañeras y compañeros de tantos países que se sumaron por tan largo tiempo a la batalla por nuestra liberación.

Nosotros vimos allá muchas caras conocidas, otras que fuimos conociendo. A muchos de ustedes los conocíamos de nombre, y en estos días se nos han acercado y nos han dicho “Yo soy fulano”, y nos hemos fundido en un abrazo. Cuesta trabajo creerlo, pero muchos de los nombres todavía en nuestra mente todavía no tenían caras, producto del aislamiento en que nos tuvieron por tanto tiempo. Hoy ya nos conocemos. Hoy somos una gran familia, que ha de unirse cada vez más para seguir adelante con las batallas que aún nos quedan.

Por allá veo la imagen de Oscar López. Nos queda esa batalla para liberarlo a él también, para que pueda disfrutar de la libertad que tenemos nosotros. Nos queda Mumia Abu-Jamal. Nos queda Leonard Peltier. Nos quedan otras compañeras y compañeros presos políticos. Los comités de solidaridad con los Cinco que tanto nos apoyaron deben tratar de ver qué podemos hacer también para poner fin a esas injusticias.

Sepan Oscar y los demás compañeros que los Cinco, ahora en libertad, los seguimos recordando y que los apoyamos.

Estamos dispuestos igualmente a unirnos a ustedes para apoyar cualquier causa justa en la que nuestro esfuerzo sea necesario. No tengan la menor duda de que, desde nuestra patria, los apoyaremos siempre que se nos pida y estaremos dispuestos a aportar en la medida de las posibilidades por cualquier causa que requiera de nuestros modestos esfuerzos.

Y ahora, ¿qué más? ¿Qué hacemos? Ustedes nos dirán. El bloqueo sigue en pie, y no podemos descansar mientras se mantenga. Tenemos que seguir en pie de lucha. Y si un día se levanta el bloqueo, habrá que seguir en pie de lucha para que a nadie se le ocurra volver a ponerlo.

No podemos descansar. Los revolucionarios no podemos descansar. Tenemos que seguir ahí, firmes. Como escuchaba ayer, en uno de los cantos de nuestros compañeros: “¡Que no, que no, que no nos da la gana de ser una colonia norteamericana! ¡Que sí, que sí, que sí nos da la gana de ser una nación latinoamericana!”

El tiempo de las colonias ya pasó

Habrá que seguirles recordando que el tiempo de las colonias ya pasó. Que somos países libres y soberanos, y que basta ya de injerencia en nuestros asuntos internos. Que tenemos el derecho de escoger nuestro propio destino y elegir nuestro propio camino.

En ustedes contamos para seguirle recordando eso al imperio cada día de su existencia. En ustedes contamos para seguir avanzando. En ustedes cuenta el pueblo cubano también por su apoyo de siempre, con el que nos han acompañado por más de 50 años ya. Que nos sigan acompañando en estos tiempos de retos, que asumimos, y en que el esfuerzo de todos continuará siendo de una importancia fundamental.

En nombre de los familiares de los Cinco, a quienes ustedes recibieron con gran hospitalidad en sus países y atendieron con mucho amor y cariño, queremos agradecerles muy especialmente hoy. Allá en nuestras prisiones recibíamos siempre nosotros los reportes de ellos, de cuánto amor, cariño y solidaridad recibían de ustedes en cada recorrido que hacían por sus países.

El 17 de diciembre fue una gran victoria para todos nosotros: para Cuba y para los pueblos del mundo. Una vez escuché a un compañero solidario decir, “Hicimos lo que pudimos, pero al final no los sacamos nosotros, los sacó la negociación”. No cometan ese error. Nos sacaron ustedes.

Hubiera sido muy difícil una negociación exitosa para sacar de prisión a cinco desconocidos, a cinco personas que no le interesaran a nadie, o a tres, que eran los que quedaban presos. Eso es algo que ustedes deben tener siempre presente. Fue el esfuerzo unido de cada uno de ustedes, cada granito de arena que aportaron, el que hizo posible que hoy estuviéramos aquí disfrutando el amor de nuestro pueblo.

Si eso no fuera suficiente, hay que pensar que esos 16 o 15 años de prisión se dividen en meses y días y horas. Nuestra resistencia tenía que ser hora por hora en las prisiones. Hora por hora nosotros debíamos pensar en algo de donde sacáramos el ánimo, de donde sacáramos la fuerza para resistir. En prisión vimos a personas quitarse la vida, por no poder resistir. Puedo mencionar nombres y apellidos.

De algún lugar teníamos que sacar nosotros las fuerzas. Y sepan ustedes que, junto al ejemplo de nuestros héroes y mártires, de nuestros dirigentes, junto al ejemplo de sacrificio, de abnegación y de lucha del pueblo cubano, una de nuestras fuentes de inspiración con las que nos fortalecíamos, pensando en ustedes, fue precisamente su solidaridad y su apoyo.

Hoy nos felicitan y reconocen la resistencia de los Cinco. Pero la resistencia de los Cinco no es más que la resistencia del pueblo cubano, que lleva más de 50 años de pie, frente al mayor imperio que ha conocido la humanidad, y que no han podido lidiar con él de ninguna manera.

Hace un rato escuchábamos a nuestra compañera del Minrex [la viceministra de relaciones exterior Ana Teresita González Fraga] en su magnífico reporte. Y yo decía: Caramba, después de más de medio siglo, gastando miles de millones de dólares con el objetivo de tener a Cuba y a su revolución aislada en el mundo, ¿qué han conseguido? Que no tengamos relaciones diplomáticas con Micronesia. Y no dudo que en cualquier momento las tengamos también.

¿Quién se aisló? ¿Cuba? No, el imperio se aisló. El imperio es el que viene ahora a reconocer, porque eso es importante señalarlo también. Sí, estamos conversando. Sí, queremos mejorar las relaciones. Pero Cuba no ha salido ni un tantito así de sus principios. Estamos planteando hoy lo mismo que planteábamos en 1959.

Eran ellos los que decían, “Con Cuba no tenemos nada que negociar, mientras ahí estén —como dicen ellos— los Castro en el poder. Mientras ellos tengan esa revolución, mientras Cuba siga siendo socialista, no tenemos nada que negociar con ellos”.

Pues, aquí está Raúl Castro en el poder, y aquí está nuestra revolución socialista.

Y en la misma manera en que confiamos absolutamente en la capacidad de nuestro pueblo, en el espíritu de lucha y de sacrificio de nuestro pueblo para continuar adelante con esas batallas pendientes que nos quedan, también confiamos en el apoyo, en la solidaridad y en el espíritu de lucha de todos ustedes para que nos sigan acompañando.

Muchas gracias, hermanos y hermanas.
 
 
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