Vol. 79/No. 23 22 de junio de 2015
Dzhemilev habló con el Militante el 31 de mayo en su oficina cerca de la Plaza de la Independencia, el centro de las movilizaciones populares del Maidan que hace 15 meses derrocaron al régimen de Victor Yanukovich, quien contaba con el apoyo de Moscú, reafirmando la soberanía de Ucrania. Es un sitio con mucha actividad, con activistas tártaros entrando y saliendo cada pocos minutos durante nuestra conversación de hora y media.
Moscú, que se apoderó de la península poco después de que Yanukovich huyera, prohíbe a Dzhemilev la entrada a Crimea. Dzhemilev es miembro electo del parlamento ucraniano y Comisionado de Ucrania para Asuntos de los Tártaros de Crimea.
“Los tártaros de Crimea son detenidos en las calles y hostigados. Algunos han ‘desaparecido’ y muchos de ellos aparecen muertos algunos días después, con muestras de tortura”, dijo Dzhemilev.
“Los ucranianos en Crimea también enfrentan un trato brutal. Todo mundo teme de que si hablan serán victimizados”, dijo. “Aquellos que siguen apoyando la ocupación rusa son instados a espiar y a reportar a las autoridades lo que dice la gente. Los activistas tártaros saben que sus teléfonos están intervenidos”.
“Incluso muchos de los que habían regresado a Crimea de Rusia durante las últimas décadas y que acogieron la llegada de las tropas rusas ahora tienen dudas”, nos dijo Dzhemilev.
“Nunca abandonaremos nuestra lucha”, dijo. “La abrumadora mayoría de los tártaros de Crimea apoya nuestra lucha”.
Los tártaros de Crimea son indígenas de la península y han sufrido la opresión nacional desde que el imperio ruso zarista los conquistó en 1783. Después de la Revolución Bolchevique de 1917, los tártaros establecieron una república socialista autónoma dentro de la recién formada Unión Soviética, como lo hicieron los ucranianos. Florecieron el uso de las lenguas y la cultura maternas y el orgullo nacional creció.
Pero a finales de los años 20, una creciente casta burocrática soviética, encabezada por José Stalin, realizó una contrarrevolución sangrienta contra las políticas de los bolcheviques bajo V.I. Lenin. Los derechos nacionales fueron pisoteados, tanto en Crimea como en Ucrania.
En 1944, Stalin calumnió a los tártaros en masa como colaboradores de los nazis, deportándolos forzosamente a Uzbekistán, Siberia y los Urales. Más del 40 por ciento falleció durante el viaje o durante los primeros meses en el exilio. Moscú organizó un programa especial de rusificación en Crimea, trasladando a miles de rusos a tierras y hogares que habían quedado vacíos por el éxodo forzado de los tártaros.
Dzhemilev, quien entonces tenía menos de un año de edad, fue deportado con su familia a Uzbekistán. Llegó a ser dirigente de la lucha para regresar a su patria y contra el dominio dictatorial estalinista. Lo encarcelaron en varias ocasiones, cumpliendo un total de 15 años tras las rejas. El Militante fue parte de la campaña internacional que luchó por su libertad.
Cuando la Unión Soviética se desmoronó al comienzo de los años 90, los tártaros intensificaron su lucha para regresar a Crimea. Dzhemilev regresó en 1991 y fue electo presidente del Mejlis, la organización nacional del pueblo tártaro. Sirvió por 22 años, retirándose de este puesto en 2013.
“Cuando volvimos, no exigimos que expulsaran a los nuevos ocupantes de lo que habían sido nuestras tierras”, dijo Dzhemilev. “La gente tiene derecho a su vida. Exigimos que el gobierno nos diera tierra en donde podríamos establecernos y reconstruir, además de indemnización”.
“El nuevo gobierno ucraniano dijo que no podrían hacer una restitución completa”, dijo. “Prometieron asignar programas sociales y pagos que permitirían que construyéramos viviendas nuevas”.
“Los tártaros de Crimea perdieron 80 mil propiedades en 1944”, dijo. “El gobierno construyó solamente 7 mil. Lo mismo sucedió en cuanto a entregarnos tierra”.
“Miles de tártaros de Crimea se organizaron para ocupar tierras ociosas y construir sus casas”.
“Entonces los que se oponían al pueblo tártaro y políticos ucranianos que apoyaban a Moscú nos acusaron de ser criminales”, dijo. “El régimen de Yanukovich dijo a las tropas ucranianas en Crimea que tenían que vigilar a los tártaros, y no preocuparse de las maniobras de Moscú”.
En febrero de 2014, “después de que Yanukovich huyera, ‘hombres verdes’ rusos y un puñado de sus partidarios en Crimea comenzaron a ocupar edificios gubernamentales en Sebastopol y Simferopol”, dijo Dzhemilev. “Eran solo unos 110 hombres”.
“Movilizamos a miles de personas, tártaros, ucranianos y rusos que deseaban permanecer con Ucrania”, dijo. “Los hicimos retroceder”.
“Pero las tropas ucranianas no hicieron nada”, dijo. “El gobierno y las embajadas occidentales dijeron que no debemos defendernos, porque [el presidente ruso Vladimir] Putin lo utilizaría como propaganda para decir que ellos eran las víctimas”.
“Esto fue un error”, dijo. “Si alguien entra en tu tierra, uno no se pone a contar cuántas tropas tiene, uno defiende su tierra”. Moscú movilizó a miles de tropas de su base naval en Crimea y asumió el control.
Represión sistemática
“Desde entonces los nuevos gobernantes han atacado sistemáticamente nuestros derechos y nos han victimizado”, dijo Dzhemilev. “Han arrestado, encarcelado, torturado y asesinado a líderes del Mejlis. Refat Chubarov, el actual dirigente del Mejlis, y yo tenemos prohibida la entrada a Crimea. Han cerrado los medios de comunicación en idioma tártaro”.“Pero se está debilitando el apoyo a la ocupación de Putin”, dijo. “Él prometió que las condiciones económicas mejorarían, pero han empeorado. Entonces más personas están de acuerdo con los tártaros de que debemos de estar con Ucrania”.
“Yo estaba muy preocupado cuando vi el acuerdo de Minsk que supuestamente va a poner fin a los combates en el este de Ucrania”, dijo Dzhemilev. “No hay ninguna mención de Crimea. Vi al secretario de estado norteamericano [John] Kerry reunirse con Putin el mes pasado. Parece que algunos líderes están dispuestos a aceptar un conflicto congelado aquí”.
“Necesitamos el apoyo de los pueblos de todo el mundo”, dijo. “Si la ocupación de Crimea prevalece, será un golpe contra los derechos de todos”.
Artículos relacionados:
Kiev debe costear vuelos a Cuba para víctimas de Chernóbil
Chernóbil en nosotros
Reporteros del ‘Militante’ en Ucrania
Portada (este número) |
Página inicial |
Página inicial en versión de texto