Vol. 79/No.32 14 de septiembre de 2015
Reuters/Juan Medina |
Refugiados africanos protestan cerca de Calais, Francia, el 7 de agosto, donde se encuentran miles de inmigrantes tratando de llegar al Reino Unido. Cartel dice, “Abran la frontera”. |
“Nos conocimos en Sudán”, dijeron David y Kebron, estudiantes oriundos de Etiopía, a miembros de la Liga Comunista del Reino Unido que visitaron el campamento en Calais el 8 de agosto y participaron en una protesta para exigir “Que se abran las fronteras”.
Los dos jóvenes detallaron su larga travesía, incluyendo un viaje en automóvil de 12 días a alta velocidad y sin parar, para cruzar el desierto del Sahara desde Sudán a Libia.
David y Kebron fueron arrestados en Libia. Kebron fue llevada de la prisión de mujeres a la casa de uno de los guardas de la prisión y forzada a trabajar como sirvienta doméstica sin pago. Ambos se escaparon del cautiverio y se reencontraron para cruzar el Mediterráneo.
Cerca de 250 mil personas han logrado cruzar el mar para llegar a Italia o a Grecia este año. Más de dos mil han perecido intentándolo.
David y Kebron llegaron con éxito a Calais. Aunque las políticas de los gobernantes capitalistas del Cuerno de África enfrentan al pueblo etíope con el eritreo, en la Nueva Selva “somos hermanos y hermanas”, nos repetían los residentes del campamento una y otra vez.
La Nueva Selva aloja también a inmigrantes del Medio Oriente y Asia. Originario de Paquistán, Zee nos contó que él y otros habían llegado a Calais cruzando Irán, Turquía, Bulgaria, Serbia, Hungría, Austria e Italia.
“Nos gustaría ir al Reino Unido porque hablamos inglés”, nos dijo David. “Pero las medidas tomadas por el gobierno británico y la saturación de policías franceses lo han hecho más difícil”.
Aunque la policía recientemente ha dejado de intervenir directamente en la Nueva Selva, ellos bloquean a los que intentan cruzar utilizando porras, gas lacrimógeno y de pimienta. La policía también ha allanado las casas de residentes de Calais que son acusados de alimentar y alojar ilegalmente a los inmigrantes indocumentados.
La inmensa mayoría de los recién llegados a Europa se dirigen hacia Alemania y Suecia, pasando por Grecia y Hungría. El gobierno alemán estima que este año llegarán 800 mil.
Los inmigrantes en ruta se enfrentan a la policía anti disturbios en Grecia, la policía y el ejército en Macedonia, el incremento de control de fronteras en Hungría y Reino Unido y la intensificada propaganda anti inmigrante de los gobernantes capitalistas.Los esfuerzos de algunos gobiernos miembros de la Unión Europea para reforzar sus fronteras y el desacuerdo político entre ellos sobre cómo responder a la ola migratoria, está acelerando la erosión del principio de una “unión cada vez más estrecha” consagrado en el tratado de fundación de la Unión Europea.
Organizaciones derechistas han realizado protestas anti inmigrantes en Alemania, donde han habido decenas de ataques incendiarios reportados. Las manifestaciones anti inmigrantes en Francia y Gran Bretaña han atraído a pocos participantes.
Al mismo tiempo, muchos trabajadores en Europa han expresado solidaridad. En respuesta a la decisión del gobierno de Hungría de levantar una valla a lo largo de su frontera meridional con Serbia, 100 voluntarios de Szeged, la tercera ciudad más grande del país, han formado “Solidaridad Migrante”. El grupo provee de alimentos, servicios sanitarios y ayuda con las solicitudes de asilo a aquellos que quiere permanecer en el país.
El gobierno del Reino Unido continúa escalando su posición anti inmigrante. “Europa no puede protegerse a sí misma, preservar su estándar de vida e infraestructura social si tiene que absorber a millones de migrantes de África”, dijo el ministro del exterior británico Philip Hammond a la BBC el 9 de agosto.
El Partido Laborista en la oposición también ha promovido restricciones a la inmigración.
Se han dado manifestaciones en favor de los inmigrantes en el Reino Unido. El Movimiento para la Justicia movilizó a 400 personas frente al centro de detención de inmigrantes Yarlswood en Bedfordshire el 8 de agosto para exigir que se cierre. Esta es la segunda protesta de este tipo en tres meses.
Unas doscientas personas, incluyendo 20 rabinos, han firmado una carta del Consejo Judío para la Igualdad Racial condenando la posición del gobierno. “Nuestra experiencia como refugiados no está tan lejana como para haber olvidado lo que es ser calumniados por buscar asilo”, escriben, refiriéndose a la situación que enfrentaron los judíos tratando de huir del terror nazi tras la llegada al poder de Hitler en 1933.
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