Vol. 79/No. 43 30 de noviembre de 2015
Sipa via Ap images
A continuación publicamos una declaración de Osborne Hart, candidato del Partido Socialista de los Trabajadores para alcalde de Filadelfia en 2015.
Tras la sangrienta masacre contra más de 500 personas en París el 13 de noviembre por terroristas del Estado Islámico, el presidente francés Francois Hollande ha llamado a extender la guerra en Siria e Iraq. El sonar de los tambores de guerra que piden más “botas en el terreno” en el Medio Oriente está creciendo en Washington, incluyendo dentro del Partido Demócrata de Barack Obama. Cada vez más políticos y expertos dicen de que los bombardeos, desplazamientos de unidades de fuerzas especiales y los asesinatos y bombardeos con aviones teledirigidos no son suficientes.
Hollande propone una “gran coalición” comenzando con París, Washington y Moscú para intensificar la guerra. Washington y sus aliados han utilizado el terror para defender sus intereses de clase, desde el bombardeo nuclear para incinerar Hiroshima y Nagasaki, hasta el arrasamiento de ciudad tras ciudad en Corea del Norte durante la guerra contra los trabajadores y agricultores de ese país de 1950 a 1953, a Iraq y Afganistán. Los gobernantes capitalistas franceses tienen un largo historial sangriento de intervenciones y explotación, desde Argelia a Vietnam, desde Siria a Mali.
El Partido Socialista de los Trabajadores llama a los trabajadores en Estados Unidos a que se opongan a los pasos de Washington y París para extender la guerra en el Medio Oeste. Exijamos el retiro de sus bombarderos y tropas de la región. Protestemos contra la discriminación contra los refugiados sirios y contra la demagogia en contra de los árabes y los musulmanes.
El PST se opone a los esfuerzos de los gobernantes capitalistas en Washington para aprovechar esta oportunidad para intensificar los ataques contra los derechos políticos y ampliar el uso de tropas, soplones, espías, “búsqueda de datos” y otras medidas en contra de la clase trabajadora. Los políticos capitalistas de todo tipo están exigiendo que se impida la entrada a los sirios que buscan refugio en Estados Unidos o que solamente se permita la entrada de los sirios que son cristianos. Se promueve el fanatismo anti-árabe y anti-musulmán para justificar los ataques a los derechos de los trabajadores.
Esto a pesar de que las mayores víctimas de la política imperialista, del gobierno de Siria y de otros regímenes capitalistas de la región y del terror del reaccionario Estado Islámico son los árabes, los musulmanes, los kurdos y otros pueblos de la región.
El Partido Socialista de los Trabajadores llama a los trabajadores, agricultores y a todos los defensores de los derechos democráticos a que protesten contra estos ataques y defiendan el derecho constitucional de denunciar y protestar contra la política del gobierno, desde las guerras en el exterior hasta la violencia policiaca en este país.
Actualmente hay una creciente resistencia a los ataques de los patrones y su gobierno, como la enorme línea de piquetes de miembros del sindicato de trabajadores automotrices en huelga contra Kohler en Wisconsin; la lucha de los obreros del acero contra las demandas de severas concesiones; los jóvenes negros encabezando protestas contra las muertes a manos de la policía y las actividades en apoyo a la demanda de que se ponga fin al criminal bloqueo estadounidense contra Cuba revolucionaria. Esta resistencia es el principal objetivo de Washington a medida que se prepara para las batallas más agudas por venir.
Los gobernantes franceses han impuesto un amplio estado de emergencia, han vuelto a instituir el control de las fronteras francesas, han prohibido las manifestaciones, movilizado al ejército en las calles y aumentado el espionaje en los barrios árabes y musulmanes.
El Estado Islámico, el cual se ha atribuido la masacre en París y el ataque terrorista contra el avión ruso en Egipto y contra decenas de trabajadores y jóvenes en Beirut en las últimas dos semanas, es un grupo de matones reaccionarios.
Las traiciones de los partidos estalinistas y de los maldirigentes nacionalistas con perspectivas burguesas han prevenido que los trabajadores en el Medio Oriente forjen una dirección como la del Movimiento 26 de Julio —el cual dirigió a los trabajadores y agricultores en Cuba hacia la toma del poder en 1959— capaz de organizar una lucha revolucionaria contra la opresión imperialista y los capitalistas y latifundistas de sus países.
La guerra imperialista en Iraq dirigida por Washington durante una década, fortaleció un régimen brutal y faccioso que atacó y profundizó el sufrimiento en las regiones sunis.
La dictadura de Bashar al-Assad en Siria, respaldada por Moscú y Teherán, respondió a las movilizaciones para exigir derechos políticos y el fin del dominio despótico del gobierno en 2011, con bombas, asesinatos, tortura y destrucción, aplastando la rebelión.
En este vacío político, el reaccionario Estado Islámico surgió y tomó control de territorios, gobernando mediante el terror, decapitaciones y violencia. La única fuerza que ha demostrado ser capaz de repelerlos son los kurdos, motivados por sus aspiraciones de muchas décadas por derechos nacionales y un estado kurdo independiente. Y su creciente fortaleza y confianza es vista con temor y odio por los gobernantes capitalistas en Iraq, Irán, Turquía y Siria, así como por Washington.
El Partido Socialista de los Trabajadores exige el retiro de Washington y París del Medio Oriente. Luchamos contra los ataques de los gobernantes a nuestros derechos y por el espacio político que necesitamos para organizarnos, enfrentar los ataques de los patrones y tomar acción política.
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