Vol. 79/No. 44 7 de diciembre de 2015
A la luz de los ataques terroristas reaccionarios del Estado Islámico en París, los políticos de ambos partidos, el Partido Demócrata y el Republicano, han aumentado el prejuicio anti-musulmán y anti-árabe para impulsar la campaña bélica de los gobernantes capitalistas y escalar la intervención militar de Washington en Siria y todo el Medio Oriente. Simultáneamente pretenden crear un estatus de paria para los musulmanes a la vez que extienden el espionaje de las organizaciones musulmanas e infiltran las mezquitas. Con esto pretenden restringir los derechos políticos de todos aquí en Estados Unidos y aumentar el uso de espías, detenciones con cargos fabricados e intervenciones policiales.
Estas incluyen:
◆ Llamadas para que el departamento de policía de Nueva York extienda los programas de espionaje iniciados después de los ataques terroristas del 11 de septiembre que pusieron policías encubiertos en los barrios musulmanes para espiar las conversaciones y compilar detalles sobre dónde la gente comía, rezaba y compraba. Las mezquitas son un blanco especial de este esfuerzo.
◆ Treinta y un gobernadores estatales, tanto demócratas como republicanos, dicen que no van a aceptar refugiados de Siria en sus estados.
◆ La cámara de representantes ha aprobado un proyecto de ley que, de entrar en vigor, retrasaría la admisión de refugiados sirios hasta que cada individuo reciba el visto bueno del FBI, el Departamento de Seguridad de la Patria y el director de inteligencia nacional. Los gobernantes ya cuentan con un oneroso procedimiento que toma dos años antes de que un refugiado pueda entrar.
◆ El principal contendiente presidencial republicano Donald Trump, ha llamado a que se registre a todos los musulmanes en una base de datos especial del gobierno y dice que la policía debería infiltrar las mezquitas y clausurar usando la fuerza aquellas que parezcan sospechosas. También está a favor de la reintroducción de la asfixia bajo el agua en los interrogatorios de sospechosos terroristas.
◆ El alcalde demócrata de Roanoke, Virginia, respaldando las medidas para restringir la entrada a los refugiados señaló el ejemplo de los campos de concentración de los ciudadanos norteamericanos de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial.
Bajo esta atmósfera se están extendiendo las amenazas y los ataques contra los musulmanes, desde San Diego hasta Brooklyn.
Hay alrededor de 1 600 millones de musulmanes en el mundo. Los gobernantes de Estados Unidos arguyen a través de los medios de comunicación capitalista que el Estado Islámico y sus partidarios se están expandiendo como fuego. Pero la realidad es que esta organización reaccionaria es un culto minúsculo, odiado por los musulmanes de todo el mundo. Los musulmanes han organizado protestas contra los ataques del Estado Islámico tanto en el mismo París, como desde India hasta Bélgica.
Los musulmanes y los árabes son las víctimas principales del terror del Estado Islámico, así como de la brutal respuesta de Washington.
Cuando se ataca a un sector de la población como son los musulmanes hoy, la vanguardia de la clase obrera tiene que salir en su defensa inmediatamente. Nos oponemos a la campaña de los gobernantes de EE.UU. para limitar el espacio garantizado constitucionalmente para la organización y actividad políticas y para acelerar el uso de la intervención militar de Estados Unidos en los asuntos del pueblo trabajador en el extranjero.
En última instancia el blanco del asalto de los gobernantes contra los musulmanes es la clase obrera.
El Partido Socialista de los Trabajadores de Nueva York, así como el Partido Socialista de los Trabajadores a nivel nacional, está llevando esta lucha contra la campaña guerrerista de Washington y en oposición a su caza de brujas contra los musulmanes y las mezquitas, a los barrios de la clase trabajadora por toda la ciudad de Nueva York, a los trabajadores que luchan por 15 dólares y un sindicato, a los participantes en las protestas de Black Friday en la tiendas de Walmart exigiendo un salario mayor y horarios regulares, a los que protestan los ataques de la policía y los ultraderechistas, y a muchos más.
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