(artículo principal)
Washington, París impulsan pasos bélicos, atacan derechos
POR NAOMI CRAINE
Washington, París y otros gobiernos imperialistas se han aprovechado de los ataques mortales del reaccionario Estado Islámico que mataron a 130 personas en Francia para ampliar sus esfuerzos militares y diplomáticos con el propósito de fortalecer sus intereses en el Medio Oriente. Conjuntamente con su campaña bélica los gobernantes capitalistas están aumentando sus ataques contra la clase trabajadora y los derechos políticos —comenzando principalmente contra los árabes y musulmanes.
Desde que se dieron los ataques terroristas del Estado Islámico el 13 de noviembre, fuerzas francesas han incrementado sus bombardeos de Raqqa, la capital de facto del Estado Islámico, y otros blancos en Siria. París ha desplegado el portaaviones Charles de Gaulle frente a la costa siria, triplicando su fuerza aérea en la región.
Washington ha incrementado sus bombardeos contra blancos del Estado Islámico y dice que enviando más fuerzas especiales. El primer ministro británico David Cameron se reunió el 23 de noviembre con el presidente francés Francois Hollande, en donde reafirmó su “firme convicción” de que las fuerzas del Reino Unido deben sumarse a los bombardeos.
Moscú también ha intensificado sus bombardeos, atacando a casi 500 blancos durante el fin de semana del 21 al 22 de noviembre. Pero Moscú no solo ha atacado al Estado Islámico, de hecho han bombardeado principalmente a otros oponentes del régimen sirio de Bashar Al-Assad, inclusive a fuerzas apoyadas por Washington.
El desafío para conformar una “gran alianza” de poderes capitalistas que cuentan con intereses diferentes, quedó subrayado el 24 de noviembre cuando un avión de combate turco derribó un avión de guerra de Rusia que según Ankara había entrado al espacio aéreo turco. Turquía —miembro de la OTAN— había estado exigiendo que Moscú dejara de bombardear las fuerzas turkmenas en la frontera norte de siria que se oponen al dominio de Assad.
El presidente ruso Vladimir Putin amenazó con “serias consecuencias”, diciendo que Moscú había recibido una puñalada en la espalda de los “cómplices del terrorismo”.
Hollande se reunió con el presidente Barack Obama el 24 de noviembre, instándolo a que colaborara más estrechamente con Moscú en la lucha contra el Estado Islámico. Viaja a Moscú para reunirse con Putin.
Aún antes de los ataques en París, la Casa Blanca había estado buscando la forma de forjar un bloque con los gobiernos de Rusia e Irán para estabilizar a Siria e Iraq e imponer un nuevo equilibrio de poder en la región.
Obama encara crecientes demandas de ambos partidos a tomar una acción militar más agresiva.
París extiende poderes policiales
Inmediatamente después de los ataques terroristas , Hollande impuso un estado de emergencia, dando amplio poder a las autoridades para registrar domicilios, arrestar y poner bajo arresto domiciliario a individuos, y prohibir organizaciones que considerarán subversivas y bloquear sitios del Internet que según ellos aboguen por el terrorismo.
El 19 de noviembre la Asamblea Nacional Francesa votó 551 a 6 a favor de extender el estado de emergencia durante tres meses. “Creemos que la extensión tiene mérito y es necesaria”, dijo André Chassaigne del Partido Comunista, poniendo al bloque parlamentario del frente de izquierda firmemente en defensa del estado capitalista francés.
Policías fuertemente armados han estado rompiendo puertas en comunidades musulmanas por toda Francia, interrogando personas como se les de la gana.
Los policías registraron miles de casilleros de trabajadores en Air France Cargo, FedEx, y la compañía de alimentos Servair en el aeropuerto Charles de Gaulle en París. L’Express reportó que encontraron “elementos” de proselitismo y algunas señales de radicalización”, tales como tapetes para orar y copias del Corán “anotadas con líneas radicales o fundamentalistas”. Las autoridades revocaron la credencial de seguridad de 58 trabajadores, efectivamente botándolos de sus trabajos.
Musulmanes como chivos expiatorios
El estado de emergencia se usó para prohibir una enorme protesta sobre el medio ambiente auspiciada por los sindicatos planeada para París el 29 de noviembre, en la víspera de la reunión cumbre de las Naciones Unidas sobre el cambio climático en la capital francesa, y un “Encuentro con Musulmanes de Francia por la Paz y la Unidad Nacional”, organizado para oponerse tanto a los ataques del Estado Islámico como al uso de los musulmanes como chivos expiatorios, planeado para el 20 de noviembre cerca de la Gran Mezquita en París. Se permitió realizar un evento similar en Toulouse al día siguiente, en el que participaron unos 10 mil musulmanes y otros.
La mayoría de trabajadores que son musulmanes odian al Estado Islámico y sus métodos terroristas.
El 16 de noviembre el ministro del interior Bernard Cazeneuve se comprometió a aumentar la vigilancia de las mezquitas y centros comunitarios de musulmanes y a clausurar “mezquitas en las que se predique el odio”.
Redadas policiales generalizadas también se están llevando a cabo en el vecino país de Bélgica. Las autoridades cerraron a Bruselas, la capital, cerrando escuelas, tiendas y el sistema de tránsito por varios días, después de que el primer ministro Charles Michel alegó que había una amenaza “seria e inminente” de un ataque.
En Washington la casa de representantes votó por un margen de dos a uno suspender el programa gubernamental que permite a los refugiados de Siria e Iraq solicitar entrada a Estados Unidos. Los gobernadores de 31 estados, tanto demócratas como republicanos, han dicho que quieren prevenir que los sirios entren a sus estados.
Desde los ataque en Francia, el más popular pre-candidato presidencial republicano Donald Trump ha puesto la demagogia anti-musulmana al centro de su campaña —abogando por el registro de musulmanes en una base de datos del gobierno, el cierre de mezquitas y alegando que “miles” de musulmanes en Nueva Jersey aplaudieron el ataque del 11 de septiembre contra las torres gemelas.
Su rival Marco Rubio dijo que el gobierno no solo debe poder cerrar mezquitas, sino “cualquier lugar, ya sea un café, un restaurante, un sitio del Internet, cualquier lugar donde los radicales encuentran inspiración”.
El demócrata David Bowers, alcalde de Roanoke, Virginia, emitió una declaración el 18 de noviembre apoyando la prohibición de refugiados sirios como una medida de seguridad comparable a la decisión de “detener a los ciudadanos extranjeros japoneses” durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando esto recibió amplia publicidad, Bowers se hecho para atrás, pidiendo disculpas.
Mezquitas en Omaha, Nebraska, Florida, y Portland, Oregón, han sido objeto de vandalismo o amenazas.
Los terroristas del Estado Islámico “no son musulmanes; están matando a musulmanes”, dijo al Militante Abdi Ali, un trabajador en el aeropuerto de Minneapolis que es originalmente de Somalia. Unos 200 residentes de todas las nacionalidades se reunieron en solidaridad con el Centro Islámico de Pflugerville, Texas, el 21 de noviembre, después de que feligreses encontraron la puerta con excremento y las páginas rasgadas del Corán.
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(portada, Declaración del Partido Socialista de los Trabajadores)
¡Campaña contra la guerra imperialista! ¡Proteste ataques contra musulmanes, mezquitas!
El comunicado siguiente fue dado a conocer el 25 de noviembre por Norton Sandler, presidente del Partido Socialista de los Trabajadores de Nueva York.
El Partido Socialista de los Trabajadores de Nueva York denuncia la creciente cacería de brujas de ambos partidos, los demócratas y republicanos, así como de los gobiernos estatales y federal contra los musulmanes en Estados Unidos, y la campaña bélica de Washington. El partido llama a los trabajadores, agricultores y todos los defensores de los derechos políticos a unirse en oposición a esta campaña de los gobernantes, la cual tiene enormes consecuencias para la clase trabajadora.
A la luz de los ataques terroristas reaccionarios del Estado Islámico en París, los políticos de ambos partidos, el Partido Demócrata y el Republicano, han aumentado el prejuicio anti-musulmán y anti-árabe para impulsar la campaña bélica de los gobernantes capitalistas y escalar la intervención militar de Washington en Siria y todo el Medio Oriente. Simultáneamente pretenden crear un estatus de paria para los musulmanes a la vez que extienden el espionaje de las organizaciones musulmanas e infiltran las mezquitas. Con esto pretenden restringir los derechos políticos de todos aquí en Estados Unidos y aumentar el uso de espías, detenciones con cargos fabricados e intervenciones policiales.
Estas incluyen:
◆ Llamadas para que el departamento de policía de Nueva York extienda los programas de espionaje iniciados después de los ataques terroristas del 11 de septiembre que pusieron policías encubiertos en los barrios musulmanes para espiar las conversaciones y compilar detalles sobre dónde la gente comía, rezaba y compraba. Las mezquitas son un blanco especial de este esfuerzo.
◆ Treinta y un gobernadores estatales, tanto demócratas como republicanos, dicen que no van a aceptar refugiados de Siria en sus estados.
◆ La cámara de representantes ha aprobado un proyecto de ley que, de entrar en vigor, retrasaría la admisión de refugiados sirios hasta que cada individuo reciba el visto bueno del FBI, el Departamento de Seguridad de la Patria y el director de inteligencia nacional. Los gobernantes ya cuentan con un oneroso procedimiento que toma dos años antes de que un refugiado pueda entrar.
◆ El principal contendiente presidencial republicano Donald Trump, ha llamado a que se registre a todos los musulmanes en una base de datos especial del gobierno y dice que la policía debería infiltrar las mezquitas y clausurar usando la fuerza aquellas que parezcan sospechosas. También está a favor de la reintroducción de la asfixia bajo el agua en los interrogatorios de sospechosos terroristas.
◆ El alcalde demócrata de Roanoke, Virginia, respaldando las medidas para restringir la entrada a los refugiados señaló el ejemplo de los campos de concentración de los ciudadanos norteamericanos de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial.
Bajo esta atmósfera se están extendiendo las amenazas y los ataques contra los musulmanes, desde San Diego hasta Brooklyn.
Hay alrededor de 1 600 millones de musulmanes en el mundo. Los gobernantes de Estados Unidos arguyen a través de los medios de comunicación capitalista que el Estado Islámico y sus partidarios se están expandiendo como fuego. Pero la realidad es que esta organización reaccionaria es un culto minúsculo, odiado por los musulmanes de todo el mundo. Los musulmanes han organizado protestas contra los ataques del Estado Islámico tanto en el mismo París, como desde India hasta Bélgica.
Los musulmanes y los árabes son las víctimas principales del terror del Estado Islámico, así como de la brutal respuesta de Washington.
Cuando se ataca a un sector de la población como son los musulmanes hoy, la vanguardia de la clase obrera tiene que salir en su defensa inmediatamente. Nos oponemos a la campaña de los gobernantes de EE.UU. para limitar el espacio garantizado constitucionalmente para la organización y actividad políticas y para acelerar el uso de la intervención militar de Estados Unidos en los asuntos del pueblo trabajador en el extranjero.
En última instancia el blanco del asalto de los gobernantes contra los musulmanes es la clase obrera.
El Partido Socialista de los Trabajadores de Nueva York, así como el Partido Socialista de los Trabajadores a nivel nacional, está llevando esta lucha contra la campaña guerrerista de Washington y en oposición a su caza de brujas contra los musulmanes y las mezquitas, a los barrios de la clase trabajadora por toda la ciudad de Nueva York, a los trabajadores que luchan por 15 dólares y un sindicato, a los participantes en las protestas de Black Friday en la tiendas de Walmart exigiendo un salario mayor y horarios regulares, a los que protestan los ataques de la policía y los ultraderechistas, y a muchos más.
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