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Vol. 79/No. 45      14 de diciembre de 2015

 
(especial)

Ataques a libre expresión y a judíos,
peligro para clase obrera

 
POR SETH GALINSKY
 
Grupos liberales y de izquierda en los recintos universitarios y en otros sitios han realizado una serie de acciones amenazantes con el objetivo de suprimir la libertad de expresión y debate, combinadas con un antisemitismo no muy sutil; acciones justificadas en nombre del apoyo a la lucha palestina. Esto es una amenaza mortal a los intereses de la clase trabajadora, la lucha por los derechos nacionales de los palestinos y la lucha contra el odio anti judío.

El 3 de noviembre más de 20 manifestantes en la Universidad de Minnesota en Minneapolis callaron a gritos al orador invitado Moshe Halbertal, un catedrático de derecho de Israel, logrando retrasar el programa por más de media hora. El trastorno fue organizada por Estudiantes por una Sociedad Democrática, Estudiantes por la Justicia en Palestina y el Comité Antiguerra. Alegaban que Halbertal era un “criminal de guerra” porque había ayudado a redactar el código ético del ejército israelí.

Con frecuencia Halbertal ha criticado a Hamas, el reaccionario grupo islamista que gobierna Gaza, por usar a civiles como escudos humanos en sus ataques contra Israel. También ha criticado al gobierno israelí por sus ataques militares que él considera “instrumentos de disuasión inmorales e ilegales”.

“Los combatientes profesionales deben pecar de cautelosos para proteger a los no combatientes de daños”, aun cuando eso signifique “riesgos a ellos mismos o a su causa”, dijo Halbertal una vez que comenzó su ponencia.

Negativa a debatir

“Trastornamos por la misma razón que los niños palestinos utilizan piedras —es nuestra única opción”, escribieron dos de los organizadores de la protesta para justificar su negativa a debatir, a diferencia de otros partidarios de los derechos de los palestinos que hablaron durante el período de discusión.

Partidarios de la Campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones, la cual aspira a convertir Israel en un paria tachándolo de “estado tipo apartheid”, han hecho lo mismo, callando a gritos a aquellos con quienes tienen discrepancias. Abogan por boicotear productos israelíes e impedir intercambios artísticos, musicales y académicos con Israel.

El 12 de noviembre, en la universidad Hunter College de la City University of New York , los Estudiantes por la Justicia en Palestina, el Consejo Coordinador Estudiantil Revolucionario y el grupo Estudiantes Sin Fronteras organizaron un mitin, el cual anunciaron era parte de la Marcha de un Millón de Estudiantes nacional, para exigir universidades gratuitas, la anulación de las deudas estudiantiles, y un salario mínimo de 15 dólares para los trabajadores universitarios. Pero convirtieron el mitin en una acción antisemita.

Un volante de Estudiantes por la Justicia en Palestina atacó a la “administración sionista” de la universidad que, de la cual decían que “invierte en empresas israelíes, patrocina programas de derechos nativos y programas de estudios en el extranjero en Palestina ocupada, y reproduce la ideología colonial por toda CUNY a través del contenido sionista de la educación”.

Durante el mitin los oradores corearon “¿Qué queremos? ¡Sionistas fuera!” contra la administración universitaria y contra varios estudiantes judíos que portaban pancartas que decían “Apoyamos matriculas más bajas, no el terrorismo contra Israel” y “Pro-Israel, pro-matriculas asequibles”.

Palestinos y judíos vivirán juntos

“No estoy de acuerdo con todas las políticas del gobierno. Pero los judíos van a continuar viviendo en Israel. Los palestinos van a vivir en Israel. Vamos a vivir juntos”, se puede escuchar que dice uno de los estudiantes judíos en un video sobre el enfrentamiento en Internet.

Tratando de interrumpir el debate, algunas personas comenzaron a corear una consigna que Hamas ha usado por mucho tiempo, “Del río al mar, Palestina debe ser libre”, consigna que también fue repetida en la Universidad de Minnesota

“Con su dinero ellos se apoderaron de los medios de comunicación por todo el mundo”, dice el convenio de Hamas de 1988, calumniando y haciendo responsable al pueblo judío. “Ellos estuvieron detrás de la Primera Guerra Mundial, cuando fueron capaces de destruir el Califato Islámico [el Imperio Otomano], sacando beneficios financieros y controlando los recursos”.

“Sionista” se ha convertido en sinonimo de judío, por aquellos que consideran que los brutales y opresivos gobernantes capitalistas de Israel son equivalentes a la población judía actual. Presentan a Israel como el país más reaccionario del mundo.

Sionismo es el nombre del movimiento que se fundó hace más de un siglo para luchar por una patria judía en Palestina. Israel fue establecido tras el holocausto nazi y la aniquilación de unos 6 millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. El país ha existido durante 67 años. Pese a la expulsión de cientos de miles de árabes, más del 20 por ciento de la población de Israel es árabe.

En un mundo con una creciente crisis económica y social capitalista la clase capitalista dará cada vez más la luz verde a aquellos que echan la culpa a los judíos por la crisis.

La Unión Europea dio un paso el 11 de noviembre para demonizar a Israel y a los judíos en Europa al imponer el requisito de que los productos que provengan de empresas y fincas de propiedad judía en la Ribera Occidental, Golán y Jerusalén Oriental tengan una etiqueta especial. La administración de Obama respaldó la medida.

El Partido Socialista de los Trabajadores presenta una estrategia que puede poner fin al ciclo de violencia entre el estado israelí y las fuerzas reaccionarias como Hamas. Un liderazgo palestino revolucionario denunciaría el odio anti judío, reconocería la existencia de Israel y apoyaría el derecho de los judíos de cualquier parte del mundo a vivir allí, a la vez que lucharía por un estado palestino contiguo, por el desmantelamiento de los asentamientos israelíes en la Ribera Occidental y por combatir la discriminación y el status de segunda clase de los ciudadanos árabes de Israel. Así ganarían aliados dentro de Israel.

Esto puede abrir el camino hacia el forjamiento de un movimiento de masas de judíos, palestinos, drusos, cristianos, musulmanes, y trabajadores inmigrantes capaz de arrancar el poder de las manos de su enemigo común, la clase capitalista israelí, y los gobernantes adinerados en la Ribera Occidental y Gaza.

Hacer callar a gritos y físicamente impedir expresarse a oponentes políticos son amenazas mortales para la construcción de tal movimiento. Los trabajadores y defensores de los derechos palestinos necesitan espacio político y un ambiente amplio para la discusión y el debate.

Lea Sherman contribuyó a este artículo.

 
 
 
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