Vol. 79/No. 47 28 de diciembre de 2015
Durante semanas, caravanas de camioneros han realizado protestas desde Dagestan hasta Novosibirsk en el lejano oriente de Rusia para exigir la cancelación del impuesto de 1.5 rublos por kilómetro a los camiones que pesan más de 12 toneladas. El impuesto, que entró en vigor a mediados de noviembre, equivale al 10 por ciento de su ingreso por cada viaje y en marzo próximo será el doble. Para colmo de males, el sistema de cobranza ha sido entregado a una empresa privada cuyo propietario es el hijo de un estrecho colaborador del presidente Vladimir Putin.
“Ellos ya han aumentado los impuestos sobre el combustible y se comprometieron a cancelar el impuesto de transporte, pero más bien lo han aumentado”, dijo al New York Times Vladimir Deyugin mientras él y otros 20 camioneros estaban estacionados en el parqueadero de una tienda de IKEA cerca de Moscú, donde la policía los había bloqueado.
Los choferes en Novosibirsk alzaron su ropa interior diciendo que el gobierno les está robando todo.
Las protestas en Rusia llegaron a la cifra más alta en siete años en 2015, dijo al Wall Street Journal Pyotr Bizyukov del Centro de Derechos Sociales y Laborales en Moscú. Cientos de choferes de camiones de larga distancia de toda Rusia se congregaron en Moscú para protestar contra nuevos peajes que amenazan su subsistencia. La policía previno la entrada de muchos de ellos a la capital, pero algunos lograron entrar el 4 de diciembre a la carretera principal de circunvalación alrededor de la ciudad manejando despacio y embotellando el tráfico.
Durante semanas, caravanas de camioneros han realizado protestas desde Dagestan hasta Novosibirsk en el lejano oriente de Rusia para exigir la cancelación del impuesto de 1.5 rublos por kilómetro a los camiones que pesan más de 12 toneladas. El impuesto, que entró en vigor a mediados de noviembre, equivale al 10 por ciento de su ingreso por cada viaje y en marzo próximo será el doble. Para colmo de males, el sistema de cobranza ha sido entregado a una empresa privada cuyo propietario es el hijo de un estrecho colaborador del presidente Vladimir Putin.
“Ellos ya han aumentado los impuestos sobre el combustible y se comprometieron a cancelar el impuesto de transporte, pero más bien lo han aumentado”, dijo al New York Times Vladimir Deyugin mientras él y otros 20 camioneros estaban estacionados en el parqueadero de una tienda de IKEA cerca de Moscú, donde la policía los había bloqueado.
Los choferes en Novosibirsk alzaron su ropa interior diciendo que el gobierno les está robando todo.
Las protestas en Rusia llegaron a la cifra más alta en siete años en 2015, dijo al Wall Street Journal Pyotr Bizyukov del Centro de Derechos Sociales y Laborales en Moscú.