Vol. 80/No. 3 25 de enero de 2016
Fotos Militante/Betsey Stone
El imam Musa Baldé dio la bienvenida. Antes del ataque el centro había recibido amenazas telefónicas. “Regresen a su país”, dijeron en las llamadas.
“Este es nuestro país”, dijo Baldé, refiriéndose a los casi 20 años de existencia del centro islámico y mezquita de Alameda, cerca de Oakland.
“Estamos aquí en paz y amor”, dijo Baldé, “y contra el terrorismo, ya sea de musulmanes, cristianos, judíos o ateos”.
Después del ataque residentes del área se prestaron para reparar los daños.
“Durante la Segunda Guerra Mundial, muchos en nuestra congregación que eran inmigrantes del Japón, fueron llevados a campos de concentración bajo la administración de Roosevelt”, dijo Michael Yoshii, pastor de la Iglesia Metodista Unificada Buena Vista. “Por eso es que los japoneses-americanos nos pronunciamos hoy en apoyo a los musulmanes”.
“Ataques como este no sólo causan daño a los musulmanes, son un ataque contra los derechos y el espacio político de todos los trabajadores necesario para organizarnos y luchar por nuestros derechos”, dijo Joel Britton, a nombre del Partido Socialista de los Trabajadores. “Los ataques contra los musulmanes van mano a mano con la campaña guerrerista y las intervenciones en el Medio Oriente y en otros lugares”.
“Por eso exigimos: Alto a los bombardeos y otros ataques en el Medio Oriente”, dijo Britton. “Alto a las ataques contra musulmanes y refugiados del Medio Oriente y de otros países”.
También habló en el acto el rabino Allen Bennett quién vino acompañado de una decena de miembros de la sinagoga Temple Israel.