Los partidarios del PST se están sumando a las líneas de piquetes sindicales, están defendiendo a víctimas de casos amañados del gobierno y participando en discusiones sobre lo que enfrenta el pueblo trabajador, desde el uso del carbón para producir energía en Asia hasta la necesidad de sindicalizarse y sobre cómo los trabajadores pueden luchar contra el desempleo y los bajos salarios.
Encuentran una recepción tremenda entre los trabajadores que se ven atraídos a los candidatos presidenciales Donald Trump y Bernie Sanders, y entre los que no apoyan a ningún candidato. El Partido Socialista de los Trabajadores presenta lo que ninguno de los candidatos capitalistas hace: lo que la propia clase trabajadora puede y debe hacer para luchar independientemente de los patrones y sus representantes políticos.
En las próximas dos semanas se realizarán esfuerzos concentrados antes de la Conferencia de Trabajadores Activos que se celebrará en Oberlin, Ohio, del 16 al 18 de junio.
“Todas las compañías dicen que ganamos demasiado, pero no es fácil para una madre soltera mantener a cuatro hijos ganando 10.50 dólares por hora”, dijo Allyson Gainor, una obrera en la planta de piezas de la Nissan en Tennessee, cuando hablaba con Sam Manuel, el candidato del PST para el senado en Georgia. Gainor firmó la petición para colocar a Kennedy y a Hart en la boleta electoral.
En los dos primeros días de la campaña en Tennessee, 90 personas firmaron peticiones hacia la meta de 500 firmas. En los tres estados donde se están recolectando firmas ahora, muchos trabajadores han comprado ejemplares del Militante y más de 40 han comprado suscripciones y libros de Pathfinder. El 28 de mayo, partidarios del PST en Longview, Washington, hablaron con sindicalistas que han participado en duras batallas contra cierres patronales y demandas de concesiones.
Shelly Porter, una dirigente de la lucha librada por el Local 21 del sindicato de trabajadores portuarios contra la EGT Development en 2011-12, abrazó a Mary Martin, la candidata del PST para gobernadora del estado de Washington, al llegar a su casa. “Estos son los que escriben en su periódico el Militante sobre las cuestiones que son importantes para los trabajadores”, dijo Porter a un amigo. “Es el único periódico en el que confío”.
Uno de los temas que está siendo debatido en el estado de Washington son los planes para establecer una terminal en Longview para enviar carbón procedente de Wyoming y Montana hacia Asia.
John Doyle tenía dos letreros frente a su casa, uno decía “Alto al carbón” y el otro en apoyo al sindicato portuario. “La gente necesita empleos, pero estoy preocupado que los daños al medio ambiente sean demasiados para permitir la terminal”, dijo al firmar la petición.
“La gente en Asia, África y en otras partes necesitan electricidad, es una condición para el desarrollo de la alfabetización, la cultura y la política”, dijo Martin. “Si por ahora eso significa el uso del carbón, debemos apoyarlo. Y debemos exigir que se procese limpiamente y que los trabajadores tengan control de la seguridad y luchen por medidas contra la contaminación en las minas de carbón y las centrales eléctricas”.
“Los mineros pueden liderar la lucha para que haya una transición hacia la producción de energía más segura, nuclear y de otras fuentes, a medida que sean prácticas, mientras luchamos por empleos, salarios a escala sindical y el control obrero sobre la producción”, dijo Martin.
Más de 1 280 personas han firmado para colocar a los candidatos del PST en la boleta electoral en Washington, más de las mil requeridas. La meta es colectar 1 600.
David Rosenfeld, el candidato del PST para el congreso por Minnesota, al hacer campaña en la comunidad de Cedar-Riverside, mayoritariamente de origen somalí, el 29 de mayo, habló sobre los cargos amañados contra varios jóvenes en Minneapolis acusados de conspirar para unirse al Estado Islámico.
El partido ha recolectado las firmas de casi mil trabajadores durante la campaña en Minnesota, hacia la meta de 2 400 antes del 12 de junio.
¿Es Donald Trump un fascista?
Cuando los partidarios del PST van de puerta en puerta frecuentemente se topan con simpatizantes de Trump, muchos de los cuales firman las peticiones y compran ejemplares del Militante, como hacen muchos de los partidarios de Sanders y trabajadores que dicen no simpatizar con ninguno de los candidatos.La prensa capitalista, tanto liberal como conservadora, da la impresión que Trump y sus partidarios son reaccionarios, con mentalidad fascista. Un artículo en el Washington Post del 30 de mayo de Richard Cohen fue titulado, “Trump me ha enseñado a temer de mis compatriotas norteamericanos”.
“Quizás los comentaristas en la televisión trazarán una línea en una versión leve del fascismo, pero ¿podrá el pueblo norteamericano hacer lo mismo?” escribió, refiriéndose a los trabajadores. “El sí fácil del pasado ha dado paso a terribles dudas”. Pero los patrones realmente no le temen a Trump ni lo consideran el Adolph Hitler reencarnado. Él es un hombre de negocios, igual que ellos, en búsqueda del máximo de ganancias, mientras trata de vender la idea a los trabajadores de que “nosotros” tenemos intereses comunes para impedir que los trabajadores nos organicemos independientemente de los partidos de la clase gobernante. En muchas cuestiones, desde el acceso al cuidado médico hasta a la intervención militar en el extranjero las posiciones de Trump están a la izquierda de las de Hillary Clinton.
A lo que le teme la clase patronal es a los muchos trabajadores que han ido a sus mítines, lo cual es una reflexión del descontento, enojo y disgusto que tienen contra la “política usual”.
Esta es la misma crisis y búsqueda de respuestas que ofrece oportunidades sin precedente en muchos años al Partido Socialista de los Trabajadores.
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