Vol. 80/No. 39 17 de octubre de 2016
Es un honor acompañarlos aquí en el Grito de Lares. El Partido Socialista de los Trabajadores en Estados Unidos lucha hombro a hombro con ustedes y con todos los que batallan por el fin del dominio colonial norteamericano y por la independencia de Puerto Rico.
La crisis económica que hoy golpea al pueblo trabajador en Puerto Rico no fue causada por ustedes. Es parte de algo mucho más grande, una situación económica mundial como nunca se había visto antes en nuestras vidas. Pero este desastre, de proporciones desconocidas, que se cierne sobre todos nosotros ha caído con fuerza sobre ustedes antes que muchos otros a causa del sometimiento colonial que les imponen las familias gobernantes del capital norteamericano.
Por todo Estados Unidos, cuando vamos de puerta en puerta hablando con trabajadores sobre esta crisis, mi partido insta a todos a sumarse a la campaña, que cada día cobra más fuerza, para decirle al gobierno norteamericano: ¡Liberen a Oscar López ya! Por sus propias experiencias con el sistema de “justicia” capitalista, muchos trabajadores en Estados Unidos pueden identificarse con Oscar. Y hoy estamos trabajando con otros para organizar al mayor número de personas para ir a Washington el 9 de octubre y exigir la libertad de nuestro hermano Oscar.
A nuestro regreso de Puerto Rico, explicaremos a los trabajadores y agricultores en Estados Unidos lo que hemos aprendido de sus experiencias y luchas aquí. La lucha contra el dominio colonial de Washington sobre Puerto Rico beneficia también los intereses del pueblo trabajador en Estados Unidos porque enfrentamos un enemigo común: la clase dominante imperialista y su gobierno.
Por ejemplo, hace dos semanas participé en una protesta en Washington de 5 mil mineros del carbón. Exigían que el gobierno norteamericano cumpliera su compromiso de garantizar las pensiones y beneficios médicos de los mineros. Como ustedes comprenderán muy bien por sus propias experiencias con empresas multinacionales, muchas compañías de carbón en Estados Unidos se han declarado en quiebra precisamente para librarse de su obligación de pagar el seguro médico y las pensiones a decenas de miles de mineros jubilados, muchos de los cuales padecen graves enfermedades como el Pulmón Negro por sus años de trabajar en las minas.
Nosotros recibimos como hermanos y hermanas a los miles de puertorriqueños que se han visto forzados a emigrar a Estados Unidos por la devastadora crisis aquí. Nos encontraremos luchando hombro a hombro, y eso ayudará a reforzar la solidaridad entre los trabajadores en ambos países.
A diferencia de los candidatos demócratas y republicanos —los partidos de la clase capitalista norteamericana— yo no estoy en Puerto Rico para buscar votos en elecciones en Estados Unidos. Estamos aquí para ofrecer solidaridad. Estamos aquí para apoyar su derecho a la autodeterminación. Estamos aquí para sumarnos a sus protestas contra la junta de control fiscal norteamericana y otras luchas de trabajadores y jóvenes en defensa de sus empleos, salarios, servicios médicos, educación y nivel de vida.
Nos oponemos a los intentos de hacer que el pueblo de Puerto Rico pague los miles de millones en deudas a los ricos bonistas. Como explica tan bien el movimiento independentista, la junta muestra el verdadero rostro del dominio colonial.
Cuba revolucionaria, que por más de medio siglo ha defendido su soberanía y libertad frente al imperio más poderoso de la historia, es para nosotros un ejemplo potente. Muestra que cuando el pueblo trabajador toma el poder político de manos de la minoría capitalista, podemos usarlo para reorganizar la sociedad en beneficio de la gran mayoría y, frente a todos los obstáculos, podemos vencer.
Sumamos nuestras voces a las suyas para decir: ¡Libertad para Oscar López ya! ¡Fin al dominio colonial norteamericano! ¡Independencia para Puerto Rico!
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