Vol. 81/No. 9 6 de marzo de 2017
Decenas de miles de personas han acudido a la feria del libro. Este vigésimo sexto evento anual es un festival cultural gigantesco que se lleva a cabo durante 10 días en La Habana y recorre después todas las provincias de la isla, culminando el 16 de abril en la ciudad oriental de Santiago. Este año, las casas editoras cubanas tienen a la venta alrededor de cuatro millones de ejemplares de 700 nuevos títulos, un aumento significativo al del año pasado. Este año están participando casas editoras de 46 países —incluyendo Canadá, el país invitado de honor.
“No hay otra feria del libro como esta, porque esta es producto de la Revolución Cubana”, subrayó Fernando González en un programa especial sobre “Fidel y cultura”. González, uno de los cinco cubanos que estuvieron presos en cárceles de Estados Unidos por más de una década por sus actividades en defensa de la revolución, señaló el alto nivel de alfabetismo y el interés por la lectura dentro de la población cubana, de lo cual la feria del libro es una expresión visible.
Este año la feria está dedicada a Armando Hart, uno de los líderes históricos de la Revolución Cubana, quien en su función como primer ministro de educación, dirigió la monumental campaña de alfabetización y luego sirvió como ministro de cultura del país durante 20 años. Hoy es presidente de la Oficina del Programa Martiano. Actividades diarias honran el aporte revolucionario de Hart y se están presentado nuevas colecciones de sus obras.
Revolución expandió acceso cultural
“Una de las primeras prioridades de la revolución fue la educación”, dijo Juan Rodríguez, presidente del Instituto Cubano del Libro, en la ceremonia de inauguración de la feria del libro. Desde el comienzo, dijo, Fidel Castro encabezó los esfuerzos para expandir el acceso a la cultura en Cuba. Esto incluyó, en 1961, la campaña de un año que alfabetizó a unos 700 mil adultos.
Estos temas se desarrollaron en un programa de dos días sobre el liderazgo político de Castro. “El principal fenómeno cultural en Cuba fue la propia revolución”, dijo el historiador Rolando Rodríguez en uno de los paneles de debate. “Gracias a la dirección de Fidel nos transformamos, de un país sometido, con un complejo de inferioridad, que siempre miraba hacia el Norte, en una nación libre, soberana, independiente”.
Rodríguez citó muchos ejemplos del liderazgo de Fidel al transformar la educación y ampliar el nivel cultural en Cuba. Hace 50 años, dijo Rodríguez, el líder cubano le pidió que dirigiera el recién refundado Instituto Cubano del Libro, parte de un esfuerzo que resultó en el establecimiento de nuevas casas editoriales y talleres de imprenta.
Un día, dijo, Castro se enteró de un proyecto para construir una nueva gran imprenta en Santiago de Cuba. Se puso en contacto con Rodríguez y le propuso que se construyera mas bien en Guantánamo. Rodríguez debatió con Castro, diciendo que saldría mucho más caro construir un proyecto industrial tan grande en Guantánamo. Simplemente eso no sería posible porque Guantánamo —una de las provincias más pobres y menos desarrolladas del país antes de la revolución— carecía de la infraestructura necesaria y una mano de obra preparada. “Fidel me contestó: ‘Es precisamente por eso que necesitamos poner la imprenta en Guantánamo, y es por eso que tú me vas a ayudar a hacerlo’”, dijo Rodríguez.
En el panel también participó Fernando González y Gerardo Hernández, otro de los revolucionarios conocidos mundialmente como los Cinco Cubanos. González es actualmente vicepresidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP). Hernández es vicerrector del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI).
Enorme homenaje a Fidel Castro
González destacó la masiva concurrencia de cubanos ordinarios a las actividades que rendían tributo a Fidel Castro tras su muerte el 25 de noviembre. Fue especialmente notable la gran participación de la juventud, dijo, “porque muchos jóvenes de estas generaciones —que fue diferente de mi generación y las anteriores— nunca tuvieron un contacto directo con nuestro comandante en jefe en la dirección del país: orientando, educando, persuadiendo”.
Posiblemente “No exista una personalidad en el mundo contra el cual el imperialismo haya dedicado más recursos para denigrar y atacar”, apuntó Hernández. No obstante, “para millones de personas la imagen de Fidel prevalece sin que la puedan manchar”.
Hernández habló sobre sus conversaciones con compañeros de prisión en las cárceles de máxima seguridad en Estados Unidos, donde pasó mas de 16 años. “Había unos cuantos que no podían situar a Cuba en el mapa, pero sabían quién era Fidel”, dijo. Un comentario frecuente era, “No sé mucho de política, pero Fidel se paró muy bonito al gobierno americano”.
“Para los revolucionarios y rebeldes del mundo”, finalizó Hernández, “Fidel siempre será un ejemplo”.
Desde la apertura de la feria del libro, los trabajadores comunistas del pabellón de la editorial Pathfinder han entablado conversaciones con muchos estudiantes, trabajadores y otras personas que relataron que salieron a las calles para rendir homenaje a Fidel después de su muerte. “Estábamos respondiendo a la prensa internacional que decía que la revolución no tiene apoyo de la juventud”, dijo al Militante Yessica Pugh, quien visitaba la feria con un grupo de estudiantes de la Universidad de La Habana.
Muchos de los visitantes del pabellón de Pathfinder decían orgullosos que estuvieron entre los 6 millones de cubanos por toda la isla que firmaron una promesa para continuar defendiendo la revolución.
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