Vol. 81/No. 18 8 de mayo de 2017
Las amenazas y las maniobras militares de Washington no tienen como meta lanzar una nueva guerra en la península coreana, aunque, intencionadamente o no, podrían precipitarla. Son parte de décadas de esfuerzos de las administraciones tanto demócratas como republicanas para llegar a una solución que obligue a Corea del Norte a retroceder.
Los medios liberales burgueses han alimentado la histeria de una guerra con sus predicciones de inminentes amenazas militares provocadas por la RPDC —como realizar su sexta prueba de armas nucleares— durante dos recientes fiestas nacionales. Pero lo que pasó fue que Corea del Norte observó el aniversario de la fundación de sus fuerzas armadas el 25 de abril, después del fin de décadas de dominación colonial japonesa, desplegando unidades de artillería de largo alcance para un simulacro de fuego real en la costa.
¿El mensaje? Cualquier ataque preventivo de Washington y sus aliados provocaría una respuesta rápida. Pyongyang tiene 10 mil piezas de artillería capaces de atacar a Seúl —sólo 35 millas al sur de la zona desmilitarizada— y las bases de efectivos estadounidenses más al sur.
El Consejo de Seguridad de la ONU tendrá una discusión sobre Corea del Norte el 28 de abril. Las rondas anteriores de sanciones de la ONU exigieron que Pyongyang renuncie a sus armas nucleares, pero no dijeron nada sobre el despliegue de armas nucleares por parte de Washington en submarinos, aviones y misiles que fácilmente pueden atacar a Corea.
Destructores navales japoneses están actualmente realizando simulacros con el grupo de ataque estadounidense a medida que se aproxima a aguas coreanas, mientras que la marina de Corea del Sur realiza ejercicios con fuego real con destructores estadounidenses al oeste de la península. Las fuerzas aéreas de Estados Unidos y Corea del Sur se encuentran realizando su ejercicio anual Max Thunder del 14 al 28 de abril, con más de 100 aviones de guerra realizando “ejercicios de ataque de precisión”.
Las reclamaciones de Washington de ser la parte agredida en Corea se desmoronan frente a su división de la península y agresiones durante más de 70 años. Los gobernantes estadounidenses ocuparon Corea al final de la segunda guerra mundial imperialista. Las tropas estadounidenses ahogaron en sangre las protestas generalizadas por la independencia por toda Corea.
Impusieron la dictadura de Syngman Rhee contra la población del Sur y finalmente provocaron una guerra con el Norte. Los aviones de guerra estadounidenses realizaron bombardeos extensos en el Norte y partes del Sur, destruyendo ciudades enteras. Alrededor de 4 millones de personas fueron muertas durante la guerra. Sin embargo, su conquista del Norte falló cuando Beijing envió 260 mil soldados para ayudar a los luchadores coreanos, que forzaron al ejército de las “Naciones Unidas” de Washington a retroceder al Paralelo 38.
Por primera vez, el imperialismo estadounidense había fracasado en ganar una guerra. Washington todavía se niega a firmar un acuerdo de paz con la RPDC.
Washington quiere que Beijing ayude a presionar a los líderes de la RPDC para que detengan las pruebas nucleares. China representa más del 90 por ciento de todo el comercio exterior de Corea del Norte. El respaldo chino a un embargo petrolero tendría un serio impacto en la RPDC, que obtiene todo su petróleo de Beijing.
La principal preocupación de Beijing es evitar el colapso del gobierno de la RPDC, que resultaría en que las tropas de Washington quedaran estacionadas en la frontera china.
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