Vol. 81/No. 18 8 de mayo de 2017
Hay muchos compañeros lastimados. La empresa comete muchas injusticias contra los trabajadores. La señoría no existe y hay favoritismo con ciertos empleados. Lamentablemente, los supervisores hispanos son los más abusadores.
Los empleados han tomado conciencia y quieren luchar juntos para ver cambios por medio de un sindicato. Esta es la única esperanza para ponerle fin a estos faraones modernos.
Estamos usando los viernes camisas amarillas del Local 400 del sindicato de trabajadores de la comida UFCW, y si no se trabaja el viernes las usamos el jueves. La primera vez fue en febrero, con cinco de nosotros. Ahora ya somos más de 100 que llevamos la camisa cada viernes. Yo lo he proclamado “la fiebre amarilla.”
Pérez es miembro del comité para organizar el sindicato en la planta de Cargill en Dayton.
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