Vol. 81/No. 26 17 de julio de 2017
“Gracias al apoyo que hemos ganado, ahora tenemos salarios basados en 15 dólares la hora, más que cualquier otro trabajador agrícola en el estado”, dijo al Militante Ramón Torres, presidente del sindicato. “En el contrato hay formas de defender a un trabajador que sea despedido injustamente. Lo más importante ahora es defender el contrato. ¡Sí se puede!”
“El lunes la gente entró a trabajar. Dijeron que no tuvieron que trabajar tan duro para recibir 15 dólares por hora”, dijo al Militante Alfredo Juárez, de 17 años, uno de los activistas y dirigentes más jóvenes del sindicato. “Ahora es un poco más relajado”.
Además del aumento salarial, el sindicato ganó el derecho de ser el representante de todos los recolectores de la granja; el reconocimiento de la antigüedad al hacer despidos y recontrataciones; y a que los trabajadores tengan representantes sindicales en los campos y en los procedimientos disciplinarios.
En la primera semana de vigencia del contrato, Juárez dijo que los jefes de campo han sido menos abusivos. “No dicen mucho cuando vamos al baño o tomamos tiempo para beber agua, solían ser muy duros en eso. No he oído quejas sobre supervisores que le hablen mal a los trabajadores”.
La victoria se produjo casi cuatro años después de que los recolectores salieran en huelga contra las condiciones abusivas. Formaron Familias Unidas, basado en una fuerza de trabajo compuesta en su mayoría por gente indígena mixteca y triqui del sur de México. Los obreros salieron en huelga, se manifestaron y ganaron amplio apoyo en el movimiento obrero y en la comunidad.