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Vol. 81/No. 34      18 de septiembre de 2017

 
(artículo principal)

Trabajadores enfrentan gran crisis social tras Harvey

 
POR SETH GALINSKY
El número de muertes causadas por el huracán Harvey es ya de más de 60, y lo más probable es que crezca. Decenas de miles de hogares y granjas en Texas quedaron dañados o destruidos. Cientos de miles de personas todavía están en refugios, con familiares o en hoteles, sin saber cuándo, o si, podrán volver a sus casas. Las aguas de la inundación están contaminadas por filtraciones químicas y de petróleo en las áreas aledañas a refinerías y plantas. Esta crisis social no es un desastre “natural”. Fue causada por el hombre, causada por la incesante campaña del capitalismo por ganancias.

La mayoría de los políticos capitalistas y los medios de comunicación tratan de esquivar la pregunta de sobre quién recae la responsabilidad de la catástrofe social, diciendo que no hubo nada que se pudo hacer en una tormenta tan grande. Pero la verdad está saliendo a la luz.

Durante años las autoridades gubernamentales han sabido sobre el peligro de tormentas como esta, pero han continuado promoviendo la construcción, incluso en zonas vulnerables a las inundaciones. En su afán por ganancias han pavimentado los humedales y praderas que absorben las aguas de las inundaciones para construir carreteras, casas, estacionamientos y negocios. Y cuando supieron que se acercaba el huracán las agencias gubernamentales hicieron poco para tener disponibles alimentos, medicinas y otras necesidades básicas.

La crisis social continúa desarrollándose a medida que bajan las aguas. La tormenta destruyó por lo menos 300 mil vehículos, haciendo aún más difícil poder ir a trabajar, recuperar pertenencias y obtener ayuda.

Trece depósitos de desechos tóxicos fueron inundados y se dañaron seis o más tanques de petróleo. Decenas de sistemas de alcantarillado averiados depositaron material fecal a las aguas de la inundación.

Funcionarios de Texas dicen que más de 12 700 hogares fueron destruidos y otros 200 mil se dañaron.

Miles de cabezas de ganado quedaron dispersadas y los ganaderos han hecho esfuerzos para llevarlos a terrenos más seguros. Ryan Ashcraft, un piloto de helicóptero para arrear ganado, dijo al New York Times que “si la gente pierde su ganado los llevará a la quiebra y tendrán que vender sus tierras”.

La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) aprobó 114 millones de dólares en ayuda para 161 mil personas, de las más de 507 mil solicitudes que se han hecho hasta ahora —en su mayoría para gastos de alojamiento temporal y pertenencias personales. Pero esto es sólo una gota de lo que se necesita.

Y no esperen que la crisis suavice los corazones de los capitalistas. Los dueños del complejo de apartamentos de Linda Vista en Houston informaron a los inquilinos que no perdonarán los pagos por cargos tardíos y si no pagan el alquiler los echarán del apartamento.

Aunque la tormenta dañó las casas de ricos y pobres por igual, su impacto no es el mismo. El Washington Post informó que algunas de las peores inundaciones de Houston fueron en Greenspoint, un barrio mayoritariamente negro y latino construido “no sólo en llanuras aluviales, sino en aliviaderos de crecidas”, específicamente diseñados para evitar las inundaciones.

Los ricos y los de clase media alta cuyas casas fueron dañadas ya están empleando contratistas y están comenzando a reconstruir. Pero para los trabajadores, la gran mayoría de los cuales no tienen seguro contra inundaciones o tormentas, Houston y otras comunidades devastadas nunca serán las mismas.

Pero no se preocupe por los dueños de las aseguradoras, a ellos les irá bien. Barron’s informó el 4 de septiembre que los pagos por daños causados por las inundaciones no “dejarán una abolladura en el enorme capital de la industria”.

Solidaridad humana
Lo único que evitó que hubiera más muertes y destrucción fue la solidaridad humana del pueblo trabajador.

Desde los primeros días de la tormenta, los trabajadores usaron kayaks, canoas, barcos pesqueros, camiones altos, incluso motos de agua para rescatar a miles de personas que quedaron varadas y abandonadas por las autoridades gubernamentales. Miles de personas mostraron solidaridad donando suministros y se prestaron como voluntarios en los refugios. No fue hasta tres días después de que golpeara la tormenta que el gobernador de Texas Greg Abbot movilizó a 12 mil efectivos de la Guardia Nacional de Texas y solicitó al Departamento de Defensa establecer un “mando conjunto” que permitiera el uso de los soldados en las operaciones de rescate.

Cuba muestra el camino
Hay un ejemplo de cómo pueden ser enfrentados los desastres naturales: Cuba revolucionaria.

Para el 5 de septiembre, el huracán Irma de categoría 5 estaba comenzando a rodar por el Caribe. En casi todos los casos a los trabajadores les están diciendo lo mismo que les dijeron en Houston: corren por su propia cuenta y deben encontrar alguna forma de salir del peligro.

En Cuba es completamente diferente. Los trabajadores y campesinos hicieron allí una revolución en 1959 y forjaron su propio gobierno, el cual antepone las necesidades humanas a las ganancias privadas. Fueron transformados a través de la lucha revolucionaria y las movilizaciones para enfrentar los incesantes ataques de Washington, el cual odia su ejemplo.

Días antes de que Irma amenazara con azotar a Cuba, el gobierno ya había activado el Consejo Nacional de Defensa para asegurar los recursos necesarios para “prevenir los daños y la pérdida de vidas humanas”.

Ellos harán lo que han hecho en otras tormentas: utilizarán toda la fuerza del ejército y de una población movilizada y disciplinada para prepararse para aguantar la tormenta, evacuar a la población y reconstruir inmediatamente después.

En Santiago de Cuba, el gobierno trasladó a todos los pacientes de diálisis fuera de las zonas amenazadas para evitar afectaciones a sus tratamientos. E ingresaron a hospitales a 1 100 mujeres embarazadas por la misma razón.

En los informes a la población, el gobierno insta a que, “Pida ayuda siempre que la necesite”. Y luego añade, “Brinde ayuda siempre que pueda”.  
 
 
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