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Vol. 81/No. 45      4 de diciembre de 2017

 
(portada)

Washington enfrenta más competencia de Beijing

 
POR TERRY EVANS
Los conflictos a largo plazo entre Washington y Beijing marcaron la gira de 12 días del presidente Donald Trump por Asia. Durante años, los gobernantes de Estados Unidos se han visto frente a la creciente penetración capitalista de China en una parte del mundo que ellos consideran un premio ganado por ellos en la segunda guerra mundial imperialista.

Washington se ha fortalecido relativamente en relación con Londres, Berlín y otras potencias imperialistas rivales en Europa, que carecen de ejércitos suficientemente fuertes para defender sus inversiones en el exterior. Al mismo tiempo, los gobernantes norteamericanos enfrentan un creciente desafío de Beijing y Moscú. China y Rusia ya no son solo nuevos mercados para inversiones, comercio y ganancias, sino que sus gobernantes son también rivales capitalistas cada vez más agresivos. Los patrones estadounidenses están enfrentando las iniciativas de Beijing para penetrar partes del mundo donde los gobernantes norteamericanos están acostumbrados a salirse con la suya.

Trump se reunió con los jefes de estado de Japón, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas durante el viaje. Se quejó de Beijing, con el argumento de que sus normas “impiden que las empresas estadounidenses puedan competir de manera justa con China”.

Al igual que sus predecesores, Trump afirma que está promoviendo los “intereses estadounidenses”. Pero no hay un solo “Estados Unidos”, hay dos clases contendientes en este país —la clase trabajadora y los acaudalados propietarios— con intereses marcadamente opuestos. Trump defiende los intereses de los patrones y banqueros estadounidenses en la competencia feroz por mercados y comercio.

Trump reiteró su decisión de retirarse de la Asociación Transpacífica, favoreciendo lo que llamó “acuerdos bilaterales”, y anunció nuevos acuerdos comerciales. Pero ni la administración actual ni las anteriores han encontrado alguna forma efectiva para contener el incremento del alcance del capital chino.

Crece clase obrera en China
Durante más de tres décadas, el gobierno chino ha atraído inversiones de capital extranjero prometiendo bajos salarios y sindicatos controlados por el estado para mantener a los trabajadores a raya. La expansión masiva de la industria y el explosivo crecimiento de la clase trabajadora han convertido a China en el mayor fabricante y exportador del mundo. La extensión de la explotación capitalista provocó alrededor de 8 mil huelgas o protestas laborales entre 2011 y 2016.

Beijing ha forzado acuerdos comerciales y enormes proyectos de infraestructura sobre otras naciones, lo que se conoce como su política de “Un cinturón, un camino”. Está construyendo ferrocarriles, carreteras, oleoductos y centrales eléctricas por toda Asia, que extenderán su alcance a Europa y África. Beijing requiere el uso de materiales y mano de obra chinos en estos proyectos, en detrimento de los trabajadores de esos países.

Beijing inauguró su primera base militar en el exterior en agosto en Djibouti, donde ya se encuentran instalaciones militares estadounidenses, francesas y japonesas.

Los gobernantes de India han respondido a estas iniciativas con alarma. Nueva Delhi está preocupada por la creciente influencia de Beijing y sus relaciones más estrechas con su rival Pakistán.

Durante su gira por Asia, Trump utilizó repetidamente el término “Indo-Pacífico” para referirse a la región, algo que fue ampliamente entendido como un esfuerzo para atraer a India a la órbita de Washington.

El presidente Trump aprovechó del viaje para presionar a Beijing y Moscú a que intensifiquen las medidas económicas y políticas para obligar a Corea del Norte a que ponga fin a su programa de armas nucleares. Washington ha impuesto numerosas rondas de sanciones contra el gobierno norcoreano que han afectado con la mayor dureza a los trabajadores.

A pesar del creciente peso económico y político de China, Washington tiene importantes ventajas sobre sus rivales. Alrededor del 64 por ciento de las reservas extranjeras del mundo se mantienen en dólares estadounidenses.

Además, los gobernantes norteamericanos tienen un poderío militar que ninguno de sus rivales está cerca de igualar. Además de su arsenal nuclear y su insuperable poderío naval y aéreo, Washington mantiene desplegados a 39 mil soldados en Japón y 23 mil en Corea del Sur. Y tiene decenas de miles más a nivel mundial, incluidos los desplegados en conflictos en Afganistán, Iraq, Siria, Yemen, Somalia, Libia, Níger y otros lugares.  
 
 
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