Y a diferencia de los intentos anteriores de obstaculizar al Militante, en los que las autoridades en Florida seleccionaron a uno u otro artículo como la razón, el último intento alega que el periódico en su conjunto “incita protestas y desorden colectivo”.
Casi todas las incautaciones hechas entre 2013 y 2016 fueron anuladas cuando el Militante las impugnó. Pero en lo que va del año, el Comité de Revisión de Literatura de los sistemas penitenciarios de Florida ratificó casi la mitad.
David Goldstein, abogado del Militante de la prominente firma de derechos constitucionales Rabinowitz, Boudin, Standard, Krinsky y Lieberman, informó al comité que el periódico va a impugnar la censura. Partidarios de la libertad de prensa y de los derechos políticos de los presos ya se han pronunciado en apoyo de la apelación.
“Los trabajadores tras las rejas tienen el derecho constitucional de leer el material que elijan”, escribió el Ministerio de Prisiones de la Iglesia de Riverside de Nueva York en una carta al Comité de Revisión de Literatura del 27 de noviembre. Le pide a los funcionarios de Florida que reviertan las incautaciones. “El intento de silenciar la voz del Militante representa un peligro para cualquiera que se preocupe por la libertad de pensamiento, investigación y expresión”.
Según los reglamentos de Florida, una vez que una prisión prohíbe un número, todas las demás la siguen. La última incautación fue ordenada por funcionarios de la Jefferson Correctional Institution en Monticello. Alegaron que el Militante es “peligrosamente inflamatorio porque aboga o incita disturbios, insurrecciones” y que “fomenta actividades que pueden llevar al uso de la violencia física”.
Los censores en la prisión no identifican los artículos que según ellos violan los reglamentos, pero los titulares en las cuatro páginas que ellos citan demuestran lo absurdo de los cargos:
“¡Proteste la guerra económica de Washington contra la Revolución Cubana!” “Soldados regresan de los horrores de la guerra imperialista a la catástrofe en el país”, “No vote ni por los demócratas ni los republicanos”, “La solidaridad de la clase obrera sacó a muchos del peligro de los incendios en California”, “Patrones de Walmart y Amazon pelean por ganancias, hacen que los trabajadores paguen”, “Brigadistas aprenden sobre Cuba, se organizan para defender la revolución” y “Oscar López: ‘Cuba nos da el mejor ejemplo de resistencia”.
Estas páginas también contienen anuncios promoviendo una “Marcha para mineros de la plata en huelga” en Coeur d’Alene, Idaho, y un “Mitin para defender la Revolución Cubana en Naciones Unidas” en Nueva York.
¿Qué es lo que los funcionarios consideran “peligrosamente inflamatorio”?
Los funcionarios en Florida también confiscaron el número del 30 de octubre, citando un artículo que informaba sobre el reclamo del Militante por la incautación de otros números del periódico, a pesar de que el Comité de Revisión de Literatura había anulado las incautaciones y ordenado que se entregaran los periódicos a los suscriptores reclusos.
En el transcurso del año el Militante ha ganado un amplio apoyo para su lucha contra la censura. Entre los grupos que se han pronunciado están la Unión Americana de Libertades Civiles de Florida, PEN América (Poetas, Escritores y Novelistas de EE.UU.), el Gremio Nacional de Abogados (NLG), Amnistía Internacional USA y la Sociedad de Amigos (cuáqueros).
“En medio de la profunda crisis económica capitalista, los trabajadores necesitan un periódico que diga la verdad y que explique la necesidad de unirnos y organizarnos independientemente de los partidos patronales”, dijo John Studer, director del Militante. “Los trabajadores tras las rejas son parte de este mundo. Tienen el derecho a leer noticias sobre el deterioro de las condiciones que enfrentan los trabajadores y sus esfuerzos para cambiarlas, a considerar distintos puntos de vista y formar sus propios criterios”.
“Esto tiene que ver con la libertad de prensa”, dijo Studer, “y con los derechos humanos elementales de los prisioneros”. Hizo un llamado a todos los partidarios de los derechos políticos a unirse a la lucha contra la censura.
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