Vol. 81/No. 48 25 de diciembre de 2017
Aprovechando que el atacante, Akayed Ullah, residente de EE.UU., nació en Bangladesh, el presidente Donald Trump pidió nuevas restricciones a la inmigración. Otros pidieron un aumento en el espionaje y vigilancia por parte del gobierno y usaron el incidente para tratar de impulsar apoyo para desatar aún más a la policía. La policía de Nueva York aumentó su presencia con policías fuertemente armados alrededor de la ciudad después del ataque con una bomba de pipa que detonó parcialmente.
Ullah, quien sobrevivió el atentado, le dijo a la policía que actuó por el Estado Islámico y que tenía la intención de matar y mutilar a cientos de pasajeros en la estación Port Authority durante la hora pico de la mañana. Su explosión fallida hirió a otras tres personas.
El presidente Trump exigió el fin a la inmigración de familiares menos cercanos. Sobre la base de medidas antiobreras y antiinmigrantes de los anteriores gobiernos demócratas y republicanos, esto impediría a miembros de familia que viven en otro país unirse a sus parientes que viven aquí.
Esta propuesta, el aumento en las deportaciones y las recientes acciones de la administración para poner fin al Estatus de Protección Temporal para haitianos y nicaragüenses tienen como objetivo reforzar los esfuerzos de los patrones para profundizar las divisiones y la competencia entre los trabajadores. Los gobernantes capitalistas acaudalados usan su gobierno para activar y desactivar la inmigración de acuerdo al aumento y la caída de la producción y el comercio capitalistas.
Los portavoces del Departamento de la Policía de Nueva York dijeron que aumentarán el despliegue de policías fuertemente armados, ampliarán los puestos de control y detendrán a más personas para registrar bolsos. El gobernador Andrew Cuomo dijo que duplicaría el número de policías estatales en los centros de transporte. El alcalde Bill de Blasio dijo que Nueva York es “bendecida con la mejor implementación de la protección de la ley”. Pero los trabajadores aquí desconfían de la policía, porque muchos de ellos han tenido experiencia con detenciones y registros y otros abusos policiales.
El comisionado de la policía de Nueva York James O’Neill criticó duramente a los patrones de Silicon Valley por resistir las demandas de que la policía tenga mayor acceso a los datos de teléfonos celulares e internet de aquellos que la policía alegue son sospechosos de terrorismo. Tales medidas darían a la policía una mayor cobertura para sus operaciones de espionaje e incriminación contra musulmanes, mezquitas y otros, incluyendo trabajadores que dirijan la resistencia a los ataques de los patrones.
Familiares de Ullah emitieron un comunicado diciendo que estaban “desconsolados” por el ataque terrorista, pero también condenaron el abusivo interrogatorio de miembros de la familia. Describieron cómo “un pariente adolescente fue sacado de su clase en la escuela secundaria e interrogado sin un abogado y sin sus padres”.
Gobiernos capitalistas en todo el mundo han utilizado ataques terroristas para promover la falsa noción de que los trabajadores y los patrones comparten intereses comunes en luchar contra estos ataques, incluyendo las medidas que restringen los derechos de los trabajadores: desde el espionaje hasta las leyes contra la “conspiración” que permiten encarcelar a personas que no han cometido ningún delito.
Los gobernantes franceses utilizaron el asesinato de 130 personas en ataques terroristas en París en 2015 para declarar un estado de emergencia que prohibió las protestas. Fue reemplazado el mes pasado con medidas que dan a la policía mayores poderes para detener y registrar a sospechosos, usar el espionaje telefónico y cerrar mezquitas y otros lugares que las autoridades afirman son un refugio para “predicar el odio”.
Días antes del atentado en Nueva York, la Corte Suprema de Estados Unidos aprobó la aplicación plena de la prohibición de viajar impuesta a los ciudadanos de Chad, Irán, Libia, Corea del Norte, Somalia, Venezuela y Yemen. A excepción de Corea del Norte y Venezuela, todos los países afectados son mayoritariamente musulmanes.
Portada (este número) |
Página inicial |
Página inicial en versión de texto