LONDRES — En una conferencia celebrada aquí el 23 de marzo se presentaron evaluaciones contrapuestas sobre el histórico triunfo de las fuerzas cubanas y angolanas contra el ejército sudafricano del apartheid en la batalla de Cuito Cuanavale en Angola en 1988. El evento, titulado “El trigésimo aniversario de la batalla de Cuito Cuanavale: Reflexiones sobre un hito de África del Sur”, fue auspiciado por el Real Instituto de Asuntos Internacionales (Chatham House).
Los panelistas incluyeron al embajador de Angola Miguel Gaspar Fernandes Neto; el general Salviano de Jesus Sequeira “Kianda”, el ministro de defensa de Angola; la embajadora cubana Teresita de Jesús Vicente Sotolongo; el general de división Roland de Vries, quien sirvió en la Fuerza de Defensa Sudafricana del régimen del apartheid; Chester Crocker, subsecretario de estado para asuntos africanos de Estados Unidos durante gran parte de la intervención de Sudáfrica en Angola, la cual Washington respaldaba; el profesor Piero Gleijeses de la Universidad Johns Hopkins; el profesor Vladimir Shubin del Instituto de Estudios Africanos de la Academia Rusa de Ciencias Sociales; la baronesa Northover, la enviada comercial del primer ministro británico en Angola; y otros.
Entre 1975 y 1991, unos 425 mil voluntarios cubanos ayudaron a Angola a rechazar las sucesivas invasiones del régimen del apartheid. La victoria decisiva de las fuerzas combinadas de Angola, Cuba y Namibia obligó a Sudáfrica a retirarse del área, permitió que el pueblo de Namibia se independizara del régimen del apartheid y dio un poderoso impulso a la masiva lucha revolucionaria que derrumbó al régimen supremacista blanco en Sudáfrica solo pocos años después. La contribución de los voluntarios cubanos “no tiene paralelo por los principios y el desinterés que la caracterizan”, dijo Nelson Mandela al dirigirse al pueblo cubano en julio de 1991.
El discurso fue publicado en Cuba y Angola: Luchando por la libertad de África y la nuestra, que contiene discursos de Mandela, Fidel Castro y Raúl Castro, y otros revolucionarios cubanos que lucharon en Angola.
La victoria en Angola también dio un impulso a la confianza y la capacidad de lucha del pueblo trabajador en Cuba. Puso a la Revolución Cubana en una posición más fuerte para superar el desplome de su comercio después que los regímenes estalinistas en la Unión Soviética y Europa Oriental se desmoronaran a fines de la década de 1980 y principios de los 90.
La solidaridad de Cuba fue decisiva para ayudar al nuevo gobierno angolano a defender su país, el cual había ganado su independencia del dominio colonial portugués. El papel de Cuba ganó el odio de Pretoria, Londres y Washington, y fue apoyado por Thomas Sankara, dirigente de la revolución en Burkina Faso en África Occidental, y por millones de trabajadores en África e internacionalmente.
Debate sobre Cuito Cuanavale
El general de Vries desestimó la batalla de Cuito Cuanavale, diciendo que era un pequeño episodio de la llamada “guerra fronteriza” de Sudáfrica. Sudáfrica nunca tuvo la intención de capturar a Cuito Cuanavale, dijo. De Vries, un coronel al mando de tropas en 1988, dijo: “No me considero derrotado en ninguna parte”. El alto mando del ejército fue una fuerza importante para poner fin al apartheid, afirmó. “Ya en 1985, nosotros habíamos argumentado que el gobierno debería liberar a Mandela”.
Crocker, quien dio una presentación a través de un video, hizo eco del intento de ocultar la verdad. “El significado de Cuito Cuanavale ha sido exagerado”, dijo el ex funcionario de Washington. “Fidel Castro orquestó muy inteligentemente la narrativa de la ‘victoria’ de Cuito Cuanavale para dar cobertura y allanar el camino para lo que Castro realmente quería: la retirada de las tropas cubanas de África”.
El coronel Nelson Gonçalves, agregado de defensa angolano en su embajada en Londres, intervino desde el público para responder a de Vries. Citó las actas de una reunión del gabinete sudafricano en la que el gobierno se lamenta de no haber tomado Cuito Cuanavale.
“Cuito Cuanavale no fue una acción aislada”, dijo la embajadora cubana. Los cubanos habían aumentado el número de sus fuerzas hasta unos 50 mil soldados en preparación para confrontaciones decisivas: la batalla defensiva de Cuito Cuanavale y una ofensiva en el sudoeste de Angola.
“Allí en Cuito Cuanavale, realmente, se rompieron los dientes los sudafricanos”, dijo Vicente, citando un discurso del presidente cubano Fidel Castro del 5 de diciembre de 1988. “¡Y todo esto con un mínimo de bajas!, por parte de las fuerzas propias, angolanas y cubanas”, dijo Castro.
“Este cambio en la correlación de fuerzas fue lo que abrió el camino de las negociaciones”.
El papel de Cuba fue decisivo
La dirección revolucionaria de Cuba decidió apoyar a Angola en virtud de la solidaridad internacionalista, y lo hizo frente a la oposición soviética, dijo Gleijeses. A lo largo de la campaña, Fidel Castro y el alto mando cubano estuvieron en desacuerdo con Moscú y los dirigentes militares soviéticos sobre la política de la guerra, su contexto internacional y cómo llevarla a cabo militarmente.
El alcance del compromiso cubano en cuanto a tropas, aviones y armamentos fue decisivo, y a una escala tal, que los dirigentes cubanos subsecuentemente dijeron que podría haber expuesto la Revolución Cubana a un ataque.