reportaje directo

Puerto Rico: Trabajadores encaran crisis del coloniaje

Por Seth Galinsky
y Alyson Kennedy
9 de septiembre de 2019
Yasmin Morales, de una familia de pescadores, describe condiciones en el barrio El Negro en Yabucoa a Alyson Kennedy, de la delegación del Partido Socialista de los Trabajadores a Puerto Rico. Todos los partidos capitalistas son como “tiburones que comen a peces pequeños”, dijo.
Militante/Seth Galinsky Yasmin Morales, de una familia de pescadores, describe condiciones en el barrio El Negro en Yabucoa a Alyson Kennedy, de la delegación del Partido Socialista de los Trabajadores a Puerto Rico. Todos los partidos capitalistas son como “tiburones que comen a peces pequeños”, dijo.

YABUCOA, Puerto Rico — Cuando regresó a lo que quedaba de su casa en el pequeño vecindario de El Negro junto al mar después del ciclón María en septiembre de 2017, Yasmín Morales miró hacia las colinas cercanas. “No había ni una hoja en un árbol”, dijo a los miembros del Partido Socialista de los Trabajadores que la visitaron durante un viaje de solidaridad y reportaje este 23 de agosto.

Muchos dijeron que la tormenta puso al descubierto la pobreza generalizada que existe en el campo, que se podía ver fácilmente desde las carreteras. 

Dos años después, las hojas han vuelto tan frondosas como antes. Pero decenas de miles de casas siguen dañadas, algunas sin techo, cubiertas durante dos años con lonas azules diseñadas para durar 30 días, o abandonadas a pesar de los miles demillones de dólares en “ayuda” recibidos por el gobierno en esta colonia estadounidense.

La delegación del PST conformada por Alyson Kennedy, la candidata del partido para presidenta de Estados Unidos en 2016, actualmente una trabajadora de Walmart en Dallas; Seth Galinsky, candidato del partido para defensor público de Nueva York; y Linda Joyce, una partidaria de la campaña en Atlanta, pasó cinco días hablando con trabajadores e intercambiando puntos de vista sobre lo que se puede hacer para defender los intereses de los trabajadores.

Unas semanas antes las masivas manifestaciones que duraron 15 días obligaron al gobernador Ricardo Rosselló a renunciar a finales de julio. Mostraron el poder potencial que tiene el pueblo trabajador cuando se organiza y se une.

Parte de los 20 luchadores contra el coloniaje estadounidense en Puerto Rico que intercambiaron opiniones con delegación del Partido Socialista de los Trabajadores que visitó Mariana, una comunidad de Humacao el 17 de agosto, invitados por grupo comunitario Arecma. Desde la izq., Rosalina Abreu, presidente de Arecma; maestra jubilada Mildred Laboy; agricultor Julio Antonio Rivera y otra participante.
Militante/Linda JoyceParte de los 20 luchadores contra el coloniaje estadounidense en Puerto Rico que intercambiaron opiniones con delegación del Partido Socialista de los Trabajadores que visitó Mariana, una comunidad de Humacao el 17 de agosto, invitados por grupo comunitario Arecma. Desde la izq., Rosalina Abreu, presidente de Arecma; maestra jubilada Mildred Laboy; agricultor Julio Antonio Rivera y otra participante.

Lenis Rodríguez, trabajador en Yabucoa; Raúl “Ruly” Laboy, electricista jubilado del aledaño pueblo de Humacao; y Rosalina Abreu y Mildred Laboy, presidenta y vicepresidenta de Arecma, la Asociación Recreativa y Educativa Comunal del Barrio Mariana en Humacao, a quienes los miembros del partido conocieron el año pasado, nos presentaron a trabajadores en el área.

Rodríguez nos presentó a Morales. Aunque su familia de pescadores ha vivido en El Negro durante décadas, al igual que miles de otros en toda la isla, ella no tiene el título oficial de su casa. Con el pretexto de que el vecindario se encuentra en una reserva natural, el gobierno nunca le ha permitido conectarse a la red eléctrica, a pesar de que una línea eléctrica pasa por la calle frente a su casa.

A diferencia de muchos de los miles sin título de propiedad para sus casas, Morales pudo obtener 15 mil dólares de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) para comenzar a reconstruir. “Pero eso no es suficiente para terminar todo,” señaló. “Por eso sigo haciendo la mayor parte del trabajo yo misma”.

La casa de Morales no tuvo electricidad por primera vez hasta que un grupo sin fines de lucro instaló un techo nuevo y paneles solares. Pero se rompió un inversor. “Cuesta 600 pesos”, dijo. No los tiene, así que de nuevo no tiene electricidad.

Morales no simpatiza con los dos principales partidos capitalistas en Puerto Rico —el Partido Popular Democrático y el Nuevo Partido Progresista. “Son tiburones que se comen a los peces pequeños”, dijo.

La vida de los pescadores no era fácil antes del ciclón María, dijo Julio Ángel Morales Alicea, secretario de la Asociación de Pescadores de Yabucoa, el 18 de agosto mientras se preparaba para salir al mar.

Después del huracán “el gobierno nos dejó abandonados”, dijo. Antes de la tormenta, la asociación tenía una pescadería junto el muelle, donde limpiaban y vendían pescado a la comunidad. Las dos decenas de pescadores de la asociación compartían el trabajo, los gastos y los ingresos. La cooperativa fue construida en terrenos alquilados por el gobierno municipal de Yabucoa. 

Pero el edificio sufrió graves daños en la tormenta. Y el alcalde de Yabucoa, en lugar de ayudar a reconstruirlo, revocó su contrato de arrendamiento. “Ahora vendemos pescado al lado de la carretera”, dijo. 

El gobierno alega que la electricidad ha sido restaurada al 100 por ciento. Pero el día anterior, dijo Morales Alicea, su vecindario estuvo sin electricidad por seis horas. Tales apagones son comunes.

‘Gobierno corrupto, incompetente’

“Estoy de acuerdo con el presidente Donald Trump en una cosa”, dijo Morales Alicea. “Dijo que el gobierno de Puerto Rico es corrupto e incompetente.

Arriba, casa dañada por el huracán María en Yabucoa, dos años después de la tormenta. “Que hizo el gobierno con los millones de ayuda?” dijo el pescador Julio Morales. Abajo, Karelys Velázquez y su vecino Nelson Martínez en Punta Santiago discuten con la delegación del PST los retos comunes que enfrentan los trabajadores en Estados Unidos y Puerto Rico.
Militante/Linda JoyceArriba, casa dañada por el huracán María en Yabucoa, dos años después de la tormenta. “Que hizo el gobierno con los millones de ayuda?” dijo el pescador Julio Morales. Abajo, Karelys Velázquez y su vecino Nelson Martínez en Punta Santiago discuten con la delegación del PST los retos comunes que enfrentan los trabajadores en Estados Unidos y Puerto Rico.

“Mira a tu alrededor, ¿que se hizo con todo el dinero de la ayuda?”, preguntó. Él participó en las protestas contra Rosselló.

Si bien la población de la isla ha disminuido durante una década con la migración de decenas de miles a Estados Unidos, nos encontramos con decenas de trabajadores que han trabajado en Estados Unidos o que van y vienen entre los dos países. El uso del inglés es común.

En Punta Santiago, cerca de donde tocó tierra el ciclón María, todavía hay casas dañadas y abandonadas. Nos detuvimos en una casa desde donde venía el sonido de música salsa.

Hablamos con Karelys Velázquez, una enfermera, y su esposo Eduardo Alberto López.

Cuando explicamos que los trabajadores en Estados Unidos y Puerto Rico enfrentan una explotación capitalista similar, pero que es peor aquí debido al dominio colonial, su vecino Nelson Martínez, intervino.

“Lo sé. He trabajado en los campos de Estados Unidos recogiendo verduras y en las polleras de Tyson en Arkansas”, dijo. Describió el ritmo trepidante de la línea en la planta de Tyson. Contratan a muchos trabajadores sin papeles, dijo, para mantener bajos los salarios. 

La crisis del coloniaje se profundizó

En 2016, el presidente Barack Obama impuso la Junta de Supervisión y Administración Financiera para Puerto Rico. Su propósito es maximizar el pago de la deuda de unos 74 mil millones de dólares que el gobierno colonial tiene con los ricos tenedores de bonos. La junta puede anular todas las decisiones del gobierno local. 

En muchas áreas el restablecimiento de la luz se demoró un año. Ante la inacción del gobierno, los trabajadores de la isla protestaron para exigir luz y se ayudaron entre sí, removiendo árboles caídos de las carreteras, reparando las casas, incluso estableciendo comedores comunales donde los sobrevivientes de la tormenta podían obtener una buena comida, que es lo que hizo Arecma en Humacao.

Cuando se hicieron públicos los “chats” de Rosselló y sus asesores más cercanos, mostrando su desprecio por el pueblo trabajador, la ira acumulada estalló y cientos de miles se manifestaron para exigir su renuncia.

Pocos trabajadores creen que la nueva gobernadora Wanda Vázquez será muy diferente. Pero muchos esperan que el tamaño de las manifestaciones contra Rosselló la hará pensar dos veces antes de imponer nuevas medidas contra los trabajadores. 

Una vía para la clase trabajadora

Las masivas protestas han provocado que muchos trabajadores estén pensando sobre cuál es el camino a seguir.

Veinte partidarios veteranos de la lucha contra el colonialismo de Estados Unidos de seis pequeños pueblos en el área de Humacao respondieron a una invitación de los líderes de Arecma para reunirse con la delegación del Partido Socialista de los Trabajadores.

Querían conocer más sobre el partido, la corriente internacional que representa, su opinión sobre lo que está sucediendo en la lucha de clases en Estados Unidos y cómo continuar trabajando juntos para promover los intereses de la clase trabajadora en ambos países.

Entre ellos se encontraban maestros, pequeños agricultores, obreros de la construcción y otros, partidarios de una amplia gama de organizaciones independentistas. 

Kennedy y Galinsky describieron el apoyo del partido a la lucha por la independencia de Puerto Rico desde la fundación del partido comunista en Estados Unidos en 1919. “Creemos que los trabajadores en Estados Unidos no podemos ser libres mientras el gobierno que nos oprime mantenga a Puerto Rico como una colonia”, dijo Kennedy. 

“Los trabajadores enfrentamos los mismos problemas y las mismas oportunidades para luchar en Estados Unidos y Puerto Rico”, dijo Galinsky. “Necesitamos forjar un movimiento obrero combativo, para organizarnos independientemente de los partidos capitalistas, su estado y su gobierno”.

Nuestro partido piensa que la revolución hecha por los trabajadores en Cuba en 1959 es un ejemplo para nosotros tanto en Estados Unidos como en Puerto Rico, agregó Kennedy, y muestra cómo el pueblo de Puerto Rico puede lograr su independencia.

Kennedy entregó a los organizadores del encuentro un mensaje de solidaridad firmado por tres decenas de sus compañeros de trabajo de Walmart en Dallas.

Posteriormente, la delegación participó en un festival en el que disfrutaron de actuaciones de músicos locales y comida casera.

Explotados por farmacéuticas

Conocimos a Adamaris Cruz, de 25 años. Regresó a Humacao después de servir ocho meses en el ejército de Estados Unidos y de ser dada de alta después de lesionarse el tobillo. Cruz es una trabajadora temporal en una de las decenas de compañías farmacéuticas que salpican la isla, donde gana solo 7.25 dólares por hora, el mínimo federal. 

“Me voy a mudar a la casa de mi madre”, dijo, porque aún un alquiler de 350 por mes no es sostenible.

Cruz dijo que pocos trabajadores temporales se unieron a las manifestaciones, preocupados de que al hacerlo ponían en peligro su oportunidad de convertirse en permanentes. “Pero todos los supervisores sabían que nuestros corazones estaban con las protestas”.

En Amgen, otra fábrica farmacéutica aledaña, el 10 por ciento de los trabajadores no trabajó el día de las mayores protestas contra Rosselló.

Hay decenas de grandes fábricas farmacéuticas en la isla que emplean a miles de trabajadores que generan ganancias para capitalistas estadounidenses. Pocos están sindicalizados. Cruz dijo que sus compañeros de trabajo han empezado a hablar sobre formar un sindicato.

“No soy independentista”, dijo. “El pueblo no está preparado para la independencia”.

“Los trabajadores nos preparamos al luchar por nuestros derechos hoy”, respondió Galinsky.

“Eso tiene sentido”, dijo Cruz.

Flor Dávila, de 24 años, limpia habitaciones en un hotel turístico de lujo. Como la mayoría de sus compañeros de trabajo, es una trabajadora temporal, gana 7.25 por hora y la contratan por menos de 30 horas a la semana. Tienen que limpiar cada habitación en 45 minutos. 

“Mis compañeros de trabajo han estado hablando“, dijo. “Algunos dicen que si podemos unirnos y deshacernos de un gobernador, ¿no podemos hacer lo mismo y exigir salarios más altos, más horas y que nos hagan permanentes?”