AUCKLAND, Nueva Zelanda — La batalla contra la pandemia de COVID-19 en Cuba y la solidaridad que sus trabajadores de la salud han extendido por todo el mundo son parte de “la lucha para lograr un mundo mejor para todos”, dijo el embajador cubano en Nueva Zelanda Edgardo Valdés López (derecha), en un evento al que asistieron unas 45 personas el 25 de julio.
El acto fue organizado por la Sociedad de Amistad con Cuba para conmemorar el 67 aniversario del asalto al cuartel Moncada el 26 de Julio de 1953, dirigido por Fidel Castro que “anunció el inicio” de la lucha revolucionaria contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Hubo actos similares en Chicaco, Albany, Nueva York y otras ciudades alrededor del mundo.
El gobierno de trabajadores y campesinos establecido después del derrocamiento de Batista en 1959 usó sus recursos para organizar a los trabajadores y agricultores para responder a sus necesidades, incluyendo una campaña masiva de alfabetización y la creación de un sistema de salud que sirviera a todo el pueblo.
Ante la pandemia de COVID-19, dijo Valdés, “los estudiantes de medicina visitaron a toda la población en sus hogares para ver como estaban de salud”.
Ante todo, dijo el embajador, “el pueblo cubano sabe vivir —y ayudar el uno al otro— en condiciones difíciles”.
El moderador Robert Reid destacó que actualmente hay 30 mil trabajadores de la salud voluntarios prestando servicios en más de 60 países. Como parte de la campaña de agresión que Washington ha mantenido contra la Revolución Cubana por 60 años, el gobierno norteamericano difama a los voluntarios médicos diciendo que son “esclavos” del gobierno cubano.
Lejos de ser “esclavos”, los médicos cubanos participan en las misiones internacionalistas “como un acto de solidaridad”, dijo Valdés. “No ven el cuidado de la salud como un negocio sino como un derecho humano”.