La invasión de Ucrania por parte de Moscú continúa enfrentándose a la valiente resistencia del pueblo ucraniano, que está decidido a evitar que las fuerzas rusas conquisten su país, y a recuperar el territorio del cual Moscú ya se apoderó. Las fuerzas rusas continúan su bombardeo aéreo de ciudades por toda Ucrania.
En la ciudad de Jersón, en el sur de Ucrania, actualmente en manos de Moscú, el alcalde fue destituido y reemplazado con una administración títere. El Kremlin está imponiendo allí el rublo ruso en lugar de la moneda ucraniana. Frente a la ocupación, los residentes de Jersón realizaron otra protesta el 28 de abril.
Cientos de combatientes ucranianos en la enorme acería de Mariúpol, acompañados por muchos civiles, continúan resistiendo la completa captura de la ciudad por parte de Moscú.
El Kremlin ha enviado unidades, agotadas por las derrotas anteriores en la guerra, al este y ha agregado nuevos reclutas. Pero la resistencia y los contraataques ucranianos han impedido que las fuerzas rusas se unan para rodear a las fuerzas de Kyiv.
“El Partido Socialista de los Trabajadores está a favor de la derrota y el retiro de las tropas de Moscú de Ucrania”, dijo el 3 de mayo Alyson Kennedy, candidata del PST para gobernadora de Texas. “La defensa de su soberanía por parte de los trabajadores en Ucrania ha inspirado la solidaridad de los trabajadores y agricultores en todo el mundo, desde Rusia a Estados Unidos”.
Ucrania recuperó su independencia en 1991 cuando los regímenes estalinistas de la antigua Unión Soviética se desintegraron. Un levantamiento de masas en 2014 derrocó al régimen pro-Moscú de Viktor Yanukovych. Pero el anhelo de independencia se remonta mucho más atrás.
Durante siglos, el pueblo ucraniano estuvo subyugado bajo el dominio de los zares rusos.
El gobierno de trabajadores y campesinos que llegó al poder después de la Revolución Rusa de 1917 liderada por el Partido Bolchevique le otorgó a Ucrania la autodeterminación. En los años siguientes, el Ejército Rojo liberó a Ucrania de las fuerzas contrarrevolucionarias que intentaban reimponer el dominio de los terratenientes y capitalistas. Esa lucha victoriosa y el derrocamiento de las relaciones sociales capitalistas en el este profundizaron los sentimientos de orgullo nacional entre todo el pueblo trabajador ucraniano.
Esos logros fueron derrocados en una contrarrevolución encabezada por José Stalin. Hoy, el régimen capitalista de Putin está tratando de aplastar a Ucrania y restaurar la prisión de naciones bajo los zares, con él a la cabeza.
Washington y otros gobiernos imperialistas, desde el de Alemania al de Australia, están sancionando a Rusia y utilizando la guerra para expandir sus programas de rearme en preparación para futuros conflictos y guerras.
“El PST exige que el gobierno de Estados Unidos saque a sus fuerzas y armas nucleares de Europa”, dijo Kennedy. “También nos oponemos a las sanciones que, cualquiera que sea su ‘objetivo’, recaen más sobre el pueblo trabajador en Rusia. Interfieren con los esfuerzos para forjar la solidaridad entre los trabajadores aquí, en Ucrania y en Rusia”.
El gigante del estado ruso Gazprom cortó el suministro de gas natural a Polonia y Bulgaria el 27 de abril después de que los dos gobiernos rechazaran la demanda de Moscú de pagar en rublos. El Kremlin amenaza con extender esta medida a otros países de Europa que no cumplan.
El odio antijudío de Moscú
En una diatriba antijudía el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, comparó al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, que es judío, con Hitler el 1 de mayo. Agregó: “Los peores antisemitas son los mismos judíos”. Al día siguiente, el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Yair Lapid, condenó las palabras de Lavrov como “una declaración imperdonable e indignante, así como un gran error histórico”.
Luego, el Kremlin atacó al gobierno israelí por “apoyar al régimen neonazi en Kyiv”, haciéndose eco de las calumnias hechas por Putin al comienzo de la guerra.
Hasta ahora, el gobierno israelí ha tenido cuidado de no criticar a Moscú, con la esperanza de que Putin continúe aceptando los ataques de las fuerzas israelíes contra las milicias de Teherán con base en Siria que amenazan a Israel.
Una declaración del 3 de marzo de Jack Barnes, secretario nacional del PST en nombre del comité nacional del partido, explica que Putin es “él mismo un producto de la policía secreta rusa, anteriormente llamada KGB, y su notorio odio antijudío”.