Mientras la Casa Blanca de Joseph Biden y el Partido Demócrata dicen que “apoyan” a Israel, ambos están aumentando su presión sobre el gobierno israelí para que ponga fin a sus operaciones militares para desmantelar a Hamás. Haciendo eco de los que apoyan abiertamente el pogromo cometido por Hamás el 7 de octubre, acusan falsamente a Israel de ser responsable de la crisis humanitaria y la muerte de civiles en Gaza.
Están tratando especialmente de impedir que Israel lance una ofensiva contra Hamás y sus bases subterráneas en Rafah, el último bastión del grupo reaccionario en Gaza. Biden dijo que estaba trazando una “línea roja” contra cualquier movimiento hacia Rafah y amenazó con cortar los suministros militares a Israel.
Sin darse cuenta que el micrófono seguía prendido después de su discurso sobre el Estado de la Unión el 7 de marzo, se pudo oir a Biden diciendo que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, tenía que “come to Jesus” (venir a Jesús), una frase que significa llegar a una gran realización y aceptar las demandas de Estados Unidos.
El líder de la mayoría demócrata del Senado, Charles Schumer, se unió al coro en un discurso el 14 de marzo, que contaba con la aprobación de Biden, en el que culpó a Netanyahu por la crisis en Gaza, y exigió que convocara nuevas elecciones en Israel para destituirlo. Schumer dijo que Netanyahu era responsable de que “el apoyo a Israel en todo el mundo había llegado a un mínimo histórico. Israel no puede sobrevivir si se convierte en un paria”.
El Partido Likud de Netanyahu respondió diciendo que “Israel no es una república bananera”.
Pero es Hamás —financiado, entrenado y respaldado por el reaccionario régimen clerical de Irán— el responsable de la crisis en Gaza, no Israel.
Fue Hamás quien comenzó la guerra el 7 de octubre al cometer la mayor masacre de judíos desde el Holocausto nazi. Los escuadrones de la muerte de Hamás, la Yihad Islámica y los llamados Comités de Resistencia Popular mataron a 1,200 personas, hirieron a más de 5 mil, tomaron 250 rehenes, de los cuales más de 100 siguen cautivos, y violaron y mutilaron a mujeres.
El objetivo de Hamás —el cual no ha cambiado desde su declaración de fundación en 1988— es matar a los judíos y destruir a Israel. Insiste en que seguirá intentándolo hasta lograrlo.
Por eso el gobierno de unidad nacional de Israel ha dejado claro, cualesquiera que sean las disputas entre los partidos capitalistas rivales que lo componen, que continuará la guerra hasta que Hamás sea derrotado o se rinda. Ese curso cuenta con un apoyo abrumador de la población de Israel.
Un líder de las Brigadas Al-Qassam de Hamás se jactó el 8 de marzo de que “cada hogar en Gaza” tiene el “gran honor” de tener un familiar muerto, herido o encarcelado como resultado de la contraofensiva de Israel. Poner intencionalmente en peligro a civiles, usándolos como escudos humanos, con la esperanza de ganarse así la simpatía y fondos de agencias de Naciones Unidas y otras de todo el mundo, está al centro de la estrategia de Hamás.
Biden, Schumer y los medios de comunicación burgueses, desde el New York Times y el Washington Post hasta el Wall Street Journal, publican constantemente en primera plana fotografías del sufrimiento en Gaza. Si bien su objetivo no es ayudar a Hamás a destruir Israel, su cobertura termina ayudando a los crecientemente violentos partidarios de Hamás que marchan por las calles de Nueva York y otras ciudades gritando “Desde el río hasta el mar, Palestina será libre”.
Pero a los gobernantes estadounidenses no les importa las vida de los judíos o de los palestinos. Su política hacia Israel tiene que ver solo con la promoción de los intereses económicos y políticos del imperialismo norteamericano en el Medio Oriente.
Hamás dice mentira tras mentira: negando que sus matones violaron y mutilaron a decenas de mujeres el 7 de octubre; llamando a los rehenes “huéspedes” y afirmando que ellos reciben un buen trato; y acusando a Israel de causar hambre masiva y genocidio.
Los socialistas de clase media y otros radicales en todo el mundo repiten estas mentiras. Bajo la bandera del “antisionismo” promueven el odio a los judíos.
¿Al borde de la hambruna en Gaza?
La prensa liberal está llena de afirmaciones exageradas del Ministerio de Salud dirigido por Hamás o de sus aliados en la ONU de que Gaza está al “borde” de la hambruna. Pero las imágenes de bulliciosos mercados de alimentos en Rafah y Nuseirat, en el centro de Gaza, en días recientes, son prueba gráfica de que estos informes son exagerados.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), notoria por facilitar las actividades de Hamás, admitió el 17 de marzo que un promedio de 165 camiones de ayuda están entrando a Gaza cada día. Según el gobierno israelí, esto es aproximadamente un 50% más que antes del 7 de octubre.
Por supuesto, hay una grave escasez de alimentos y medicinas, especialmente en la Ciudad de Gaza y otras partes en el norte. Pero eso se debe a Hamás, que quiere mantener el control sobre la distribución de la ayuda, y el robo de grandes cantidades de la ayuda para entregársela a los combatientes restantes y venderla a precios altísimos fuera del alcance de muchos. Lo que no puede controlar, intenta destruirlo.
Creciente oposición a Hamás
Cuando los líderes de algunos clanes locales y empresarios dijeron que estaban dispuestos a trabajar con Israel para garantizar que la ayuda llegue a los necesitados, Hamás advirtió que cualquier “colaboración directa con la ocupación… es una traición a la nación que no vamos a tolerar”. Ynet News informó que Hamás ejecutó al menos a uno de los lideres de un clan.
Las acciones de Hamás están provocando mayor oposición entre los palestinos en Gaza.
“Hamás no nos advirtió ni nos dio instrucciones para proteger o ayudar a la gente” después del 7 de octubre, dijo al periódico el trabajador humanitario Walid, que se negó a utilizar su nombre completo. “Hamás siguió el mismo viejo plan de guerra y dejó al pueblo a merced de los israelíes”.
“Que por lo menos provean suficiente comida para que la gente no se muera de hambre”, afirmó. “Que construyan refugios y lugares seguros a donde la gente pueda ir”.
Cuanto más golpeen las fuerzas israelíes a Hamás, mayores serán las oportunidades para que los trabajadores de Gaza se organicen de forma independiente para tomar un rumbo diferente. La derrota decisiva de Hamás es clave para lograr mayores avances, así como para el derecho de Israel a existir como refugio para los judíos.