Los partidarios del asesino ataque de Hamás contra los judíos en Israel han lanzado una creciente serie de amenazas, ataques violentos y otras acciones provocativas en todo el mundo con el fin de intimidar a los judíos y a cualquiera que apoye el derecho de Israel a existir como refugio para los judíos.
Un centro de sus amenazas y violencia es la ciudad de Nueva York, que tiene la población judía más grande del mundo fuera de Israel, inclusive muchos que son trabajadores.
El 10 de junio, cientos de personas organizadas por Within Our Lifetime, (Durante nuestras vidas) un grupo que llama a la destrucción de Israel, protestaron frente a una exposición en Nueva York que mostraba la brutalidad del ataque de los escuadrones de la muerte de Hamás, respaldados por Teherán, contra el festival de música Nova en Israel el 7 de octubre.
Uno de los carteles sobresalientes en la acción decía: “Los sionistas no son judíos ni humanos: son el mal del mundo”. En las consignas de estos grupos, la palabra “sionista” es simplemente un código para “judío”. En cuanto a decir “los sionistas no son humanos”, no hay duda de que se trata de una amenaza propia de los nazis.
Los manifestantes ondearon banderas de Hamás y Hezbolá y portaron una pancarta que proclamaba: “Viva el 7 de octubre”.
El ataque al festival Nova fue una parte clave de la masacre de 1,200 personas en Israel el 7 de octubre, la captura de 250 rehenes, los miles de heridos y la violación de decenas de mujeres cometida por Hamás. Fue el mayor pogromo antijudío desde el Holocausto.
El 11 de junio las casas de varios directivos del Museo de Brooklyn fueron manchadas con sangre falsa y triángulos rojos invertidos, el símbolo que Hamás utiliza para identificar objetivos de ataque en Gaza. Frente a la casa de la directora del museo, Anne Pasternak, quien es judía, colgaron una pancarta que la acusaba de ser una “sionista supremacista blanca”.
“Nuestra tarea”, amenazó Within Our Lifetime en una declaración el 21 de junio, es “perturbar, destruir y derribar todo sistema sionista e imperialista en Estados Unidos”.
Ataques similares se han multiplicado en Francia, Canadá, el Reino Unido, Australia y otros lugares.
Aumento del odio a los judíos
El antisemitismo y los ataques contra los judíos habían aumentado en todo el mundo mucho antes del 7 de octubre, como se documenta en un nuevo informe de la Liga Antidifamación y la Universidad de Tel Aviv. Los ataques se multiplicaron después del pogromo de Hamás, cuando estalinistas y otros radicales de clase media salieron a las calles para celebrar su ataque asesino.
El odio antijudío es una característica fundamental de la época imperialista. Cada vez que los gobernantes capitalistas enfrentan una profunda crisis económica y social y se agudizan los conflictos con sus rivales por mercados, ganancias y esferas de influencia, ellos recurren a matones derechistas y al odio antijudío. Su objetivo es proporcionar un chivo expiatorio para que las capas desmoralizadas de la clase media y de trabajadores desvíen su atención de la verdadera fuente de sus problemas: el sistema capitalista impulsado por las ganancias.
Organizar e involucrar a los sindicatos para luchar contra el odio a los judíos es decisivo para las batallas obreras de hoy e impulsar las futuras oportunidades revolucionarias.
Los apologistas de Hamás se han vuelto más provocadores, violentos y flagrantes en sus ataques a los judíos a medida que avanza la guerra en Gaza. Se sienten envalentonados por los llamados del presidente Joseph Biden y otros gobernantes imperialistas, respaldados por los medios de comunicación liberales burgueses, para presionar a Israel para que ponga fin a su guerra para eliminar a Hamás.
El 17 de junio la revista del New York Times publicó un extenso artículo titulado “Embarazada en Gaza sin ningún lugar adónde ir”. Sigue los desafíos y calamidades que enfrentan los Muhaisen, una familia acomodada de Gaza, cuando tienen que huir de la ciudad de Gaza luego de la intervención de las tropas israelíes para destruir a Hamás tras el pogromo el 7 de octubre.
La familia hace caso a la advertencia de las Fuerzas de Defensa de Israel de abandonar su casa, situada en una área donde las fuerzas de Hamás están utilizando a los civiles como escudo.
Maise, una de sus hijas, pregunta por qué hay enfrentamientos. El artículo nunca menciona el pogromo de Hamás. Lo único que se acercan a mencionar es una emisión de Al Jazeera que decía: “Se trataba de una incursión en Israel”.
El artículo culpa totalmente a Israel por la destrucción y la matanza.
Pero las acciones provocativas de los partidarios de Hamás y la izquierda de clase media también son una señal de su frustración a medida que las fuerzas israelíes continúan avanzando en el desmantelamiento de Hamás en Gaza.
Si bien el apoyo a Hamás está disminuyendo en Gaza, miles de matones de Hamás están allí todavía, y el grupo y sus aliados aún mantienen a más de 100 rehenes vivos o muertos. Los gobernantes capitalistas de Israel están bregando con el desafío de quién se hará cargo de un nuevo gobierno en Gaza, una vez que las FDI avancen en el desmantelamiento de los restantes batallones del grupo de odio antijudío.
A medida que avanzan, los trabajadores en Gaza sienten más espacio para hablar contra el gobierno dictatorial de Hamás y buscar formas de tomar mayor control sobre sus vidas.