Dos días después de que Shamony Gibson, en Brooklyn, Nueva York, regresara a casa del hospital con su bebé en septiembre de 2019, ella comenzó a tener dolor en el pecho y dificultad para respirar. Su pareja, Omari Maynard, le dijo al Wall Street Journal que los dos llamaron al hospital varias veces y les dijeron que quizás se estaba moviendo demasiado y que necesitaba descansar.
Dos semanas después, Gibson colapsó y sufrió un paro cardíaco. Se murió el día siguiente a causa de un coágulo de sangre en el pulmón, una afección tratable si se detecta a tiempo.
La atención médica para los trabajadores es una de las cosas que son objeto de ataques por los patrones cuando estos tratan de pasar la carga de su crisis económica a nuestras espaldas, haciéndola menos asequibles. A medida que los trabajadores de la salud en los hospitales son llevados al límite por la falta de personal, las muertes causadas por la carencia de atención médica adecuada se están volviendo más comunes.
El número de madres muertas durante el año posterior al embarazo se duplicó entre 1999 y 2019, a pesar de que la tasa de natalidad disminuyó durante ese periodo. En 2021, más de 1,200 mujeres murieron durante el embarazo o poco después de dar a luz, la cifra más alta desde 1965.
Las muertes relacionadas a la maternidad son más altas en Estados Unidos que en cualquier otro país capitalista desarrollado. A pesar de que los africano americanos son sólo el 14 por ciento de la población total, el 30 por ciento de las muertes asociadas a la maternidad ocurren entre mujeres negras.
Estas muertes han contribuido a la caída de la esperanza de vida en Estados Unidos a 76 años, la más baja en más de un cuarto de siglo.
Para reducir costos, en los últimos cinco años, los administradores de 300 hospitales, muchos de ellos en zonas rurales, han cerrado las salas de maternidad. Más de 5.6 millones de mujeres en Estados Unidos viven en condados sin acceso o acceso limitado a cuidado de maternidad.
“Simplemente, la atención de la maternidad no es una prioridad en nuestro sistema de salud”, dijo la presidenta de March of Dimes, Elizabeth Cherot, en un informe sobre “Los desiertos en el cuidado de maternidad”.
La decisión despiadada de priorizar las ganancias, junto con la cruel indiferencia de los patrones hacia la vida y la integridad física de los trabajadores y sus familias, hicieron que esto fuera inevitable.
En abril, con el fin de algunos de los programas federales especiales para la pandemia, las autoridades estatales tanto demócratas como republicanas comenzaron a descalificar a 15 millones de personas, individuos y familias de bajos ingresos, de los beneficios de Medicaid o del Programa de Seguro Médico para Niños. Medicaid paga el 41% de los costos de nacimientos y es la mayor aseguradora para niños.
Más de un millón de personas, incluidos muchos niños, ya han perdido su cobertura, a pesar de seguir siendo elegibles, simplemente porque nunca fueron informados sobre los cambios de política.
Estos ataques van de la mano con la imposición de jornadas de trabajo más largas e intensas, y condiciones laborales y de vida más peligrosas; así como los altos costos del cuidado infantil. Cada vez hay menos disponibilidad de empleos estables con salarios suficientes para que los jóvenes puedan formar o mantener una familia. La desintegración de la familia, antes vista como una “aflicción africano americana”, ahora se ve entre todos los trabajadores.
Las luchas por convenios sindicales y cuestiones sociales más amplias lideradas por los sindicatos son las que pueden comenzar a prevenir este desastre. Millones de trabajadores necesitan aumentos salariales y horarios y condiciones que permitan tener una vida familiar.
Miles de trabajadores —desde los de hoteles en huelga en Los Angeles hasta los de International Flavors and Fragrances en Memphis, Tennessee, y las enfermeras en Nueva Jersey— han comenzado a luchar a través de sus sindicatos en torno a estas cuestiones.
“Estos luchadores sindicales merecen nuestro apoyo”, dijo al Militante Sara Lobman, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores al Concejo Municipal de Nueva York. “A partir de estas batallas, nuestros sindicatos pueden fortalecerse y asumir el liderazgo necesario para promover los intereses de todos los explotados y oprimidos por el capital”.