NUEVA YORK — “¡Alto a Putin! ¡Alto a la guerra!” “¡Estamos con Ucrania!” y “¡Libertad a Navalny! ¡Libertad a los presos políticos! ¡Libertad para Rusia!”, corearon aquí el 20 de agosto más de 300 manifestantes, principalmente inmigrantes rusos recién llegados. La protesta fue organizada por partidarios de Alexei Navalny, un oponente burgués liberal del presidente ruso Vladímir Putin, quien está encarcelado bajo cargos amañados.
Se celebraron acciones similares en otros países. Algunas personas fueron arrestadas por realizar protestas individuales en San Petersburgo y Moscú, mientras que otros salieron a la calle en Samara en el sur de Rusia, y en Makhachkalá, capital de Daguestán.
En un nuevo juicio en Moscú el 4 de agosto extendieron la sentencia de Navalny por 19 años.
Una mujer explicó en el acto en Nueva York que las invasiones de Moscú en su “exterior cercano” comenzaron mucho antes de Ucrania, con la intervención de Moldavia en 1992, las guerras de Chechenia de 1994 y 1999 y la incursión en Georgia en 2008.
Anastasia, una joven miembro de Libertad para Navalny dijo que su primera protesta fue en Moscú —tras el mortífero ataque con misiles rusos contra unas torres residenciales en Dniéper, Ucrania, el 28 de julio— en la que fue detenida. “Los ucranianos son nuestros hermanos, no nuestros enemigos”, afirmó. A pesar de la represión de Putin, “mucha gente está en contra de la guerra”.
El 19 de agosto, un cohete ruso devastó un teatro en Chernihiv, en el norte de Ucrania, matando a siete personas e hiriendo a 144. Después del ataque, reaparecieron flores en Moscú en el monumento a Lesya Ukrainka, una poeta y escritora ucraniana de principios del siglo XX. La estatua ha sido utilizada por opositores de la guerra de Putin como un memorial improvisado para las víctimas civiles ucranianas.