NUEVA YORK — La candidata presidencial del Partido Socialista de los Trabajadores, Rachele Fruit, y cinco partidarios de su campaña recorrieron el 19 de junio la exposición, “7 de octubre: 6:29 a.m. El momento en que la música se detuvo”. La exposición muestra gráficamente la verdad sobre el pogromo antijudío liderado por los escuadrones de la muerte de Hamás en el Festival de Música Nova en el sur de Israel el 7 de octubre. La fiesta de fin de semana estaba “dedicada a la paz y el amor que fueron brutalmente truncados”, dijeron los organizadores.
La exposición estuvo en Nueva York del 21 de abril al 22 de junio. Su próxima parada será Los Angeles a mediados de agosto.
“Cualquiera que tenga la oportunidad debería ver esto”, dijo Fruit. “Te da más herramientas para responder a las mentiras y distorsiones de los que niegan lo que sucedió el 7 de octubre —el equivalente actual de los que niegan que el Holocausto ocurrió— o promueven el grotesco mito de que fue el ejército israelí el que mató a la gente, no Hamás”.
Más de 370 de las 1,200 personas asesinadas por Hamás y sus aliados —y 44 de los 250 rehenes que secuestraron— estaban en el festival Nova.
El día que Fruit y los partidarios de su campaña, incluido este corresponsal, asistieron a la exposición, había cientos de personas haciendo cola para entrar. Más de 100 mil personas han visto la exposición hasta ahora.
“El momento en que la música se detuvo” comienza con un video de unas 3,500 personas bailando en la fiesta. Al amanecer, Hamás comenzó a lanzar miles de misiles contra Israel. Los organizadores suspendieron la música y les dijeron a todos que se fueran. Pero para entonces los asesinos de Hamás, algunos de los cuales llegaron en parapentes motorizados, habían comenzado a rodear el lugar.
Los pogromistas de Hamás persiguieron a la gente a través de campos agrícolas, lanzaron granadas en los refugios antiaéreos abarrotados donde se escondían algunos asistentes al festival, acribillaron a balazos los orinales portátiles y ataron a mujeres a los árboles antes de violarlas y matarlas.
La exhibición incluye videos tomados por los asistentes al festival durante el pogromo, de entrevistas posteriores y grabaciones de cámaras de salpicadero, así como videos tomados por los propios matones de Hamás durante su asalto de horas con armas semiautomáticas y lanzagranadas.
Hay grabaciones de llamadas telefónicas hechas por participantes del festival pidiendo ayuda. Y la grabación de un matón de Hamás, que llamó a sus padres para alardear de haber matado a 10 judíos “¡con mis propias manos!”
Rada Rashed, un trabajador de servicio de comida y bebidas en el festival y miembro de la minoría drusa de habla árabe en Israel, describe haber visto a un matón de Hamás dispararle a una mujer en la cabeza y luego reírse de ello. “Nadie debería tener que ver algo así jamás”, dijo en un video.
“Es difícil salir de aquí sin ser afectado”, dijo Wendy Arbeit al Militante en la exhibición. “Todo el mundo tiene que ser testigo del mal que hay en el mundo”.
El primer día de la exposición hubo una pequeña protesta silenciosa de apologistas de Hamás afuera. Eliat Tibi, sobreviviente del Festival Nova, dijo al Forward: “Los invitamos a ver la exposición y a hablar con nosotros, pero no quisieron”.
Luego, el 10 de junio, Within Our Lifetime (Durante Nuestra Vida), un grupo que apoya abiertamente a Hamás y Hezbolá, movilizó provocadoramente a cientos de sus seguidores fuera de la exposición, agitando bengalas de humo y calificándola de “propaganda sionista”.
“Solo llevo dos meses en Estados Unidos”, dijo Tibi, “y es la primera vez que entiendo o siento el antisemitismo al ver estas protestas. Me impactaron las consignas que gritaban”.
En respuesta, los organizadores extendieron la exposición por una semana más y las colas para entrar crecieron.
“Todavía tenemos mucho por hacer, mucha gente no entiende lo que pasó el 7 de octubre”, dijo al Militante Naama Kristal, una voluntaria en la exposición. “Retamos a todo el mundo a que vengan a ver la exposición. Hablemos”.
“La protesta contra la exposición resalta que lo que está en juego no es una cuestión de Israel, lo que está en juego es la cuestión del odio antijudío en la época imperialista”, le dije a un visitante de la exposición. “Y está creciendo debido a la profundización de la crisis capitalista actual. Es una amenaza para todos los trabajadores”.
“Es cierto”, me dijo. “Pero ahora mismo Israel está en primera línea”.
“Realmente no tenía idea de lo horrible que fue el 7 de octubre hasta que vi esta exhibición. Es como si estuvieras allí mismo durante el ataque terrorista”, dijo Mamadou, un partidario de la campaña del Partido Socialista de los Trabajadores que es musulmán. “La mayoría de las víctimas tienen veintitantos años. Cualquiera que sea su edad, es una enorme pérdida para la humanidad. Este horrible ataque contra los judíos no puede ser justificado por ninguna fe. Esto no ayuda al pueblo palestino a obtener su libertad”.
Ver la cruda brutalidad del pogromo de Hamás permite entender que el grupo no tiene nada que ver con la “liberación nacional” ni con la defensa de los derechos palestinos. “Es la consecuencia del odio a los judíos lo que está al centro del convenio de fundación de Hamás —lo que explica su continuidad con el nazismo— y su curso desde entonces”, dijo Fruit.
En medio del horror mostrado, la exposición muestra la valentía y la fortaleza del pueblo trabajador en Israel. Ante la ausencia de una respuesta inmediata por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel, algunos participantes en la fiesta, residentes de la zona, soldados retirados, reservistas, agricultores y ciudadanos árabes beduinos de Israel se apresuraron a ayudar a rescatar a tantas personas como pudieron y a enfrentar y repeler a los asesinos. Sin ello, el número de víctimas habría sido mucho mayor.
“Ese espíritu queda plasmado en el lema de los sobrevivientes: ‘Volveremos a bailar. Y los invitaremos a todos ustedes’”, dijo Fruit.