Confrontar la estrategia sobre inmigración derivada del afán de lucro de los gobernantes de EEUU, es una cuestión clave para la clase trabajadora. Una cuestión para la que ninguno de los candidatos de los patrones para presidente —Kamala Harris o Donald Trump— tiene una respuesta que promueva los intereses de los trabajadores.
Los patrones activan y desactivan la inmigración en función de su necesidad de mano de obra barata, y lo hacen de manera que divida y debilite al movimiento obrero. Tanto Harris como Trump buscan perpetuar este sistema. Para encontrar una alternativa de clase trabajadora hay que ver el programa del Partido Socialista de los Trabajadores y sus candidatos, Rachele Fruit para presidente y Dennis Richter para vicepresidente.
El ritmo de la inmigración —tanto legal como ilegal— está determinado por los altibajos en la necesidad de los patrones de mantener a un sector de los trabajadores, en un estatus de segunda clase para poder super explotarlos. Y esto es alimentado por la crisis económica y la agitación política que enfrentan cientos de millones de trabajadores en países capitalistas menos desarrollados, cuyas economías están dominadas por Washington y otras potencias imperialistas.
Cuando la economía capitalista se expande los patrones buscan traer a millones de trabajadores sin papeles. Les pagan menos y los obligan a trabajar más tiempo, más duro y en condiciones más peligrosas. Esta es una de las armas más poderosas que tienen los gobernantes capitalistas para atacar los salarios y las condiciones de todos los trabajadores.
Hacer frente al intento de los patrones de enfrentar a trabajadores que tienen papeles contra los que no los tienen, es decisivo para el pueblo trabajador. Es clave para fortalecer nuestros sindicatos y sindicalizar a los no sindicalizados.
Las consecuencias de no hacerlo se pueden ver en la industria de la construcción en Nueva York, hace unas décadas sindicalizada casi en su totalidad. Hoy, la Asociación de Constructores y Contratistas de los patrones se jacta de que con la afluencia de inmigrantes, el 80% de los trabajadores de la construcción de Nueva York en la industria privada, no pertenece a un sindicato. Y los accidentes y las muertes se han disparado.
Ha habido varios ejemplos de trabajadores nacidos en este país que se han unido a los nacidos en el extranjero en luchas sindicales recientes. En las huelgas de los trabajadores de hoteles en California el año pasado, los sindicalistas lograron obligar a los patrones hoteleros a que dejaran de utilizar el sistema E-Verify del gobierno para controlar a los trabajadores inmigrantes.
En el curso de las luchas sindicales, los trabajadores comenzamos a reconocer que estamos unidos por nuestros comunes intereses de clase.
Amnistía para los inmigrantes
Contrariamente a la demonización de los inmigrantes como “criminales” y “parásitos”, como alegan muchos políticos capitalistas, la gran mayoría de los inmigrantes son trabajadores que buscan escapar de la pobreza y la violencia para ganarse la vida y mantener a su familia.
Los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores explican que una lucha política por amnistía para todos los trabajadores indocumentados en Estados Unidos es vital. Es necesaria para acabar con el estatus de paria en que viven millones de personas y abrir la puerta a la incorporación de más trabajadores a los sindicatos y a la lucha de clases.
Al mismo tiempo, el PST se opone a una frontera abierta bajo el capitalismo, que solo empeoraría la competencia a la que se enfrenta la clase trabajadora.
La inmigración ha aumentado en los últimos años a medida que los patrones han necesitado más trabajadores. El número estimado de inmigrantes indocumentados en la fuerza laboral aumentó de 7.4 millones en 2019 a 8.3 millones en 2022, informa el Centro de Investigación Pew. Después de la pandemia, el presidente Joseph Biden complació a los patrones eliminando una serie de restricciones a la inmigración y dando marcha atrás a las deportaciones de aquellos que buscaban estatus de refugiado.
Los patrones de la fábrica de alimentos Fourth Street Foods en Charleroi, un pueblo de poco más de cuatro mil habitantes en Pensilvania, no podían conseguir suficientes empleados nuevos después del azote de la COVID-19. Pero cuando el gobierno otorgó el Estatus de Protección Temporal a los inmigrantes haitianos, unos dos mil se mudaron a la ciudad. Los patrones cubrieron los puestos de trabajo en la fábrica con salarios iniciales de 12 dólares la hora.
A todo nivel de gobierno se hace prácticamente nada para abordar las necesidades de estos trabajadores recién llegados en materia de vivienda, atención médica, cuidado infantil y escuelas, agravando la escasez de servicios esenciales que enfrentan todos ellos.
En Springfield, Ohio, una clínica de salud del municipio reportó un aumento 13 veces mayor en el número de pacientes haitianos entre 2021 y 2023, después de que el gobierno local y los patrones buscaran mano de obra barata para cubrir puestos de trabajo en fábricas y almacenes de la ciudad, atrayendo a inmigrantes haitianos.
Trump se aprovecha de la competencia entre los trabajadores por empleo, vivienda y atención médica, para vilipendiar a los inmigrantes y culparlos de una crisis que en realidad es causada por el afán de ganancias de los patrones. Dice que los inmigrantes recién llegados son especialmente un peligro para empleo de los trabajadores negros y latinos.
Difama a los inmigrantes como “criminales”, promueve mitos reaccionarios de que están “envenenando la sangre de nuestro país” y hace un llamado a “la deportación más grande en la historia de Estados Unidos”. Afirma que negará el derecho a una audiencia legal a los inmigrantes acusados de ser miembros de pandillas.
Al mismo tiempo, llama a una gran ampliación de la inmigración legal para satisfacer las necesidades de los patrones.
Harris se presenta como una persona más humana. Pero cada vez más intenta competir con Trump como adversaria más estricta en cuanto a inmigración. Dice que recurrirá a su experiencia como fiscal para lidiar con los trabajadores indocumentados. En una sesión de fotos de la campaña en la frontera entre Estados Unidos y México el 27 de septiembre, dijo que bajo su presidencia, los trabajadores sin papeles “serán detenidos y expulsados y se les prohibirá la entrada durante cinco años”.
Harris afirma que ampliará las restricciones adoptadas por Biden a las solicitudes de asilo, que contratará más guardias fronterizos y jueces de inmigración y aprobará leyes para que cualquier persona sin papeles pueda ser acusada de un delito criminal. Al igual que Trump, sus propuestas reforzarían el estatus de segunda clase de los trabajadores indocumentados, profundizando las divisiones en la clase trabajadora.
Camino para unificar a trabajadores
La competencia por empleo, vivienda y servicios esenciales es una condición permanente para los trabajadores bajo el capitalismo. Los patrones intentan intensificar todos los antagonismos entre los trabajadores, incluso fomentando el prejuicio antiinmigrante. Sin una lucha de los sindicatos para defender a todos los trabajadores, incluidos aquellos sin papeles, el echar la culpa a los inmigrantes indocumentados encuentra eco entre algunos trabajadores.
Los candidatos demócratas y republicanos buscan asegurarse que los patrones obtengan la mano de obra barata que necesitan y al mismo tiempo amenazar a los trabajadores sin papeles. Esto destaca la necesidad apremiante de que los sindicatos se organicen independientemente de los dos partidos principales de los patrones y establezcan un partido de los trabajadores para organizar a todo el pueblo trabajador.
Lejos de atacar a sus compañeros de trabajo extranjeros, la clase trabajadora necesita un programa que unifique a todos los trabajadores en Estados Unidos. Eso empieza con lucha por protección contra los flagelos gemelos de desempleo y altos precios. Cuando llegue la próxima recesión económica, la rivalidad por los empleos se intensificará y la demagogia antiinmigrante de los políticos capitalistas se endurecerá.
El PST llama a una lucha liderada por los sindicatos por un programa de obras públicas financiado por el gobierno para proporcionar millones de puestos de trabajo con salarios a escala sindical en construcción de viviendas, hospitales, escuelas y otras cosas que necesitamos urgentemente. Esto se combinaría con la lucha por acortar la jornada laboral sin recortes salariales, para distribuir el trabajo y evitar los despidos.
Y necesitamos obtener ajustes por el costo de vida en todos los contratos sindicales y programas sociales, como Seguro Social, para garantizar que cuando los precios aumenten, aumente en consonancia nuestro salario.
Estas demandas minarían las ganancias y las prerrogativas de la clase patronal, que luchará arduamente para evitar que se logren. Su decisión de impedir que los trabajadores obtengamos lo que necesitamos para sustentarnos a nosotros y a nuestras familias demuestra la necesidad de que, como pueblo trabajador, tomemos el poder político en nuestras propias manos.