NUEVA YORK —“Hay una profunda crisis en Venezuela hoy, de la cual Washington —desde el presidente Trump hasta los miembros del congreso tanto demócratas como republicanos— está intentando aprovecharse para derrocar el gobierno de una nación soberana” dijo el líder del Partido Socialista de los Trabajadores, Paul Mailhot, en un foro del Militant Labor Forum el 9 de febrero. El título fue “Crisis en Venezuela: ¿Cuál es el camino a seguir para el pueblo trabajador?”
“Nada bueno para el pueblo trabajador puede salir de lo que está haciendo el gobierno de EE.UU. en Venezuela. Tenemos que exigir que Washington mantenga sus manos fuera”, dijo Mailhot.
Pero hay mucho más que la interferencia de Washington, dijo. El imperialismo norteamericano solo ha podido avanzar porque el curso del gobierno liderado por Nicolás Maduro, y por Hugo Chávez antes que él, ha servido para minar la autoconfianza, conciencia política y espíritu de lucha del pueblo trabajador, cuyas luchas se remontan a décadas atrás.
La industria petrolera de Venezuela dominada por Estados Unidos se nacionalizó en 1976 durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, dijo Mailhot, el producto de un creciente movimiento obrero.
En febrero de 1989 una rebelión provocada por el intento de los gobernantes capitalistas de aumentar los precios de la gasolina y el combustible hasta un 80 por ciento fue ahogada en sangre por el gobierno socialdemócrata de Pérez.
En 1992, el entonces teniente coronel Hugo Chávez fue encarcelado después de liderar un intento fallido de derrocar al gobierno de Pérez. En 1998, en medio de un alzamiento popular, Chávez fue elegido presidente. Unos 700 mil partidarios participaron en el último mitin de su campaña.
Hacer que el capitalismo sirva al pueblo
Mailhot explicó que al principio Washington trató de trabajar con Chávez y convertirlo en un defensor de sus intereses en el que podían confiar. Cuando visitó Nueva York en 1999, funcionarios de Washington le pidieron a Chávez que diera la campanada de cierre en el mercado de valores de Nueva York.
En respuesta a las presiones del movimiento de masas de trabajadores y agricultores en Venezuela, Chávez resultó no ser el líder servicial para Washington que esperaban los gobernantes de EE.UU. Chavez se presentó a sí mismo como un líder fuerte, que estaba por encima de las clases sociales contendientes, y que podía usar su poder para “servir al pueblo”. Su curso era diferente del tomado por el Movimiento 26 de Julio en Cuba bajo la dirección de Fidel Castro en su revolución de 1959: la transformación revolucionaria de las relaciones sociales por el pueblo trabajador movilizado en defensa de sus propios intereses de clase.
Mailhot se refirió a una entrevista con Chávez de 2009 en la que le preguntaron sobre las diferencias entre la Revolución Cubana y sus perspectivas para Venezuela. “Fidel es un comunista. Yo no”, respondió Chávez. “Fidel es un marxista leninista. Yo no”.
Chávez usó los ingresos de los vastos depósitos de petróleo de Venezuela para financiar programas de asistencia social. Chávez, y luego su sucesor Maduro, utilizaron el gobierno para intentar regular y administrar el capitalismo, en vez de movilizar y dirigir al pueblo trabajador para derrocar las relaciones capitalistas y tomar su futuro en sus propias manos.
Chávez cometió el máximo crimen a los ojos de Washington, al desarollar profundos lazos de solidaridad con Cuba revolucionaria. Chávez acudió al gobierno revolucionario de Cuba para obtener ayuda para su campaña de alfabetización en 2003. Cuba ha enviado decenas de miles de médicos para ayudar a brindar atención médica en áreas obreras y en remotas zonas rurales. Bajo los gobiernos de Chávez y Maduro, el gobierno de Venezuela ha enviado a Cuba muy necesitado petróleo.
“El pueblo trabajador en Venezuela estaba buscando un camino para avanzar sus luchas. En la feria internacional del libro de Venezuela en noviembre de 2007, le pidieron a Mary-Alice Waters, dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores y presidenta de la editorial Pathfinder, que abriera una mesa redonda sobre “Estados Unidos: una revolución posible”, el tema de la feria del libro. Se convirtió en un debate continuo de cinco días (el record de esta discusión se publicó en ¿Es posible una revolución socialista en Estados Unidos? ).
Waters dijo que para los trabajadores y agricultores de Venezuela, el derrocamiento del dominio capitalista seguía siendo el desafío central. Dijo que era un “hecho indiscutible que lo que será el equivalente venezolano de la insurrección de masas del pueblo trabajador de Cuba que culminó con el triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959 nos queda por delante, no en el pasado”.
Cuando el precio del petróleo era elevado algunas de las contradicciones sociales quedaron enmascaradas, pero este curso condujo inevitablemente al empeoramiento de la crisis económica y política.
Muchos trabajadores hoy encuentran que sus condiciones de vida les consumen y están desmoralizados. Pasan horas en colas tratando de encontrar alimentos y otras cosas necesarias mientras que una inflación enorme encarece los precios masivamente. El hambre se ha extendido. Las medicinas son escasas. El crimen abunda. Millones han huido del país.
En estas circunstancias, las concentraciones convocadas por el presidente nombrado por la oposición Juan Guaidó han reunido grandes multitudes, mayores que las llamadas para respaldar a Maduro. Y han atraído participación de los barrios obreros.
Esta situación en Venezuela hoy es peligrosa, para los trabajadores allí y para Cuba, el objetivo final de Washington.
Cuba ha mantenido su solidaridad desinteresada con el pueblo venezolano, dijo Mailhot. Permanecen allí decenas de miles de voluntarios internacionalistas cubanos, incluyendo trabajadores de la salud, así como asesores militares. Cuba se expresa en defensa de la soberanía del pueblo venezolano contra la interferencia extranjera
El gobierno de Estados Unidos y Guaidó —su elegido remplazo para Maduro— calumnian y culpan a Cuba por toda la violencia en Venezuela.
“Tenemos la responsabilidad de hablar en contra y contestar a estas mentiras”, dijo Mailhot. “Al mismo tiempo aprender las lecciones de la Revolución Cubana, y tomar medidas que promuevan la organización independiente, la conciencia de clase, la autoconfianza y la disciplina del pueblo trabajador es lo que se necesita en Venezuela hoy. La Revolución Cubana muestra de que son capaces los trabajadores cuando forjan un partido y un liderazgo revolucionario en el curso de la lucha”.