Todos los diarios capitalistas —y discusiones entre trabajadores en todas partes— han abordado el 50 aniversario del viaje a la luna de 1969 y los pasos de Buzz Aldrin y Neil Armstrong en ese cuerpo celeste.
Los políticos y medios capitalistas están utilizando el aniversario para promover el prestigio del imperialismo norteamericano y la idea de que “nosotros” éramos y, por lo tanto, hoy también debemos ser, grandes y nobles. Es útil recordar que 1969 fue un punto álgido de la sangrienta guerra del imperialismo norteamericano contra el pueblo de Vietnam. Y que hoy Washington está involucrado en guerras en el Medio Oriente y en Afganistán, y está amenazando a los pueblos de Irán, Venezuela y Cuba.
No hay ningún “nosotros”. Hay dos clases sociales principales en Estados Unidos: la pequeña clase de capitalistas que controlan el gobierno, con su séquito de facilitadores meritocráticos, y la gran mayoría, las clases trabajadoras y todo el resto de explotados y oprimidos por los banqueros y los patrones.
El artículo principal del Militant del 1 de agosto de 1969, ilustrado en la página 10, fue escrito por el dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores, Joseph Hansen, y fue titulado: “Lo que dice la proeza de la luna sobre la vida del hombre en la tierra”. Dice: “La hazaña constituye un hito importante en la historia de la humanidad, en particular del desarrollo de la ciencia”.
Hansen explica: “Solo un gobierno podría reunir a 500 mil personas, asignar 24 mil millones de dólares, poner a disposición los recursos del ejército, la armada y la fuerza aérea en un esfuerzo concentrado de tal amplitud por casi una década”.
También señaló que esto no significaba que “no fue un negocio altamente rentable para las empresas que obtuvieron los contratos”.
Hansen describió los avances inmediatos en el conocimiento científico, lo que los científicos iban a poder aprender sobre la luna y, por lo tanto, sobre los orígenes de la tierra.
‘Algunas notas agrias’
Hansen dijo que habían “algunas notas agrias”. “La primera fue colocar una bandera estadounidense con artilugios para sostenerla como si estuviera ondeando en el viento, y de esta manera compensar por la deplorable falta de atmósfera en la luna”.
Esto mostraba cómo Washington pretendió “preservar las tradiciones de [la reina] Isabel de España y su especie, que siempre hizo que los exploradores equipados por ellos colocaran la bandera imperial como su primer acto oficial de desembarque. Ese símbolo recordatorio era sin duda”, dijo Hansen, “reconocido en todo el mundo colonial, particularmente en América Latina”.
“Los hombres que aprobaron el programa espacial no estaban interesados primordialmente en la ciencia”, explica Hansen.
“Desde su punto de vista, la recompensa más importante del desembarco de seres humanos en la luna es el incremento que significará para la capacidad destructiva de la máquina bélica estadounidense”.
Hansen señaló las conexiones obvias entre la hazaña lunar y la guerra en Vietnam. “¡El país capaz de la hazaña tecnológica de poner a hombres en la luna es el mismo que está demostrando su proeza tecnológica con la incineración de bebés con napalm!”
Y citó al sociólogo Lewis Mumford, quien escribió en el New York Times: “Para lograr tanto poder militar como ‘prosperidad’ económica y apoyar a la élite de poder y sus personas de confianza al estilo al que están acostumbrados, cualquier otra empresa humana debe ser recortada para satisfacer sus necesidades o abandonada”.
Este febrero, el presidente Trump y el Pentágono establecieron formalmente una nueva rama militar de los capitalistas en Estados Unidos, la Fuerza Espacial, para planificar batallas en el espacio..
¿El resultado más importante?
“Otra consecuencia es mucho más alentadora”, escribió Hansen. “La demostración de que es posible desembarcar a seres humanos en la luna aumentará sin lugar a dudas el sentimiento a favor de acabar con el capitalismo y avanzar hacia el socialismo.
“¿Por qué no se puede aplicar la organización y conocimientos científicos similares para hacer que nuestra vida cotidiana sea más segura y soportable? Si podemos ir a la luna, ¿por qué no podemos asegurar comida para todos? ¿Proporcionar una vivienda digna? ¿Servicios médicos adecuados? ¿Ingresos anuales garantizados? ¿Un fin a la guerra?
“Sin mucha demora la ciencia puede así vengarse de quienes la han desviado para fines inhumanos”, dijo, “para obtener ganancias a costa de las necesidades humanas, para el asesinato en masa, para la construcción de armas diabólicas para exterminar a la humanidad”.
Pero los trabajadores se darán cuenta de que somos capaces de unirnos y luchar por un mundo nuevo, de transformarnos en el proceso y de que podemos conquistar el poder político.
Y, a medida que usamos ese poder para transformar el planeta y eliminar las carencias, también reconquistaremos la ciencia y comenzaremos a alcanzar las estrellas.