Los abogados de Oberlin College presentaron el 14 de agosto peticiones legales para anular el veredicto que declaró culpables a la universidad y su decana de estudiantes y vicepresidenta, Meredith Raimondo, de difamar y causar daños a la tienda Gibson’s. El pequeño negocio de familia demandó a la universidad, la cual domina el pueblo de Oberlin en Ohio, después de que la universidad difamara a los Gibson de “racistas”.
En una victoria para todo el pueblo trabajador, con unanimidad del jurado la universidad fue declarada culpable de los cargos, y el juez John Miraldi ordenó que la universidad pague a Gibson’s más de 30 millones de dólares en daños y costos legales.
Según el sitio web de la universidad, las peticiones recientemente sometidas solicitan “juicio sin el prejuicio del veredicto”. O sea, le pide a Miraldi que revierta su decisión y rechace el veredicto del jurado. Si la petición es rechazada, Oberlin College presentó una petición por separado solicitando que el juez ordene un nuevo juicio.
Oberlin, una institución de renombre nacional con un fondo de dotación de más de mil millones de dólares, ha dejado claro sus intenciones de librar una batalla prolongada y costosa de apelaciones, que podría acabar con el negocio de los Gibson antes de que se resuelva el caso. Los dueños de la tienda tienen 14 días para responder y el tribunal se pronunciará el 9 de septiembre.
Un jurado del condado de Lorain declaró que la universidad y Raimondo organizaron protestas frente a la tienda Gibson’s, calumniando a los propietarios de la panadería de racistas, alegando, sin presentar una sola prueba, que tenían una historia de realizar perfiles raciales. La universidad también respaldó una campaña de boicoteo que dañó al pequeño negocio. Raimondo alentó, organizó y acompañó a cientos de estudiantes durante dos días de protestas frente a la tienda después del arresto de tres estudiantes negros que habían intentado robar en la tienda.
Los tres estudiantes se declararon culpables de cargos no criminales y declararon en la corte que la respuesta de Gibson’s al robo no implicaba racismo.
“Espero que hagamos llover fuego y azufre sobre esa tienda”, escribió la vicedecana de estudiantes interina Antoinette Myers a Raimondo en un mensaje de texto cuando los tres estudiantes presentaron sus declaraciones de culpabilidad. Y eso es exactamente lo que la universidad ha estado haciendo.
Los funcionarios universitarios rechazaron desde un principio el llamado de los Gibson a que la administración emitiera una declaración reconociendo que los Gibson no son racistas y que no tienen un historial de realizar perfiles raciales. Cuando el caso fue a juicio, intentaron hacer que los Gibson desistieran prologando los procedimientos, realizando 32 deposiciones, incluyendo algunas que duraron varios días.
Demostrando desprecio hacia los trabajadores del condado de Lorain, donde se encuentra Oberlin, la universidad trató de trasladar el juicio fuera de Lorain, alegando que la reserva de jurados estaba “envenenada”.
La universidad argumenta que la adjudicación de 25 millones de dólares en indemnizaciones, es “sumamente excesivo” y fue “otorgado bajo la influencia de la pasión y los prejuicios”.
Lo que está detrás de la respuesta de muchos en la región que han apoyado a los Gibson, no es “la pasión y el prejuicio” sino la solidaridad de clase trabajadora, indignados por las falsas acusaciones de racismo de la universidad y sus intentos de aplastar al pequeño negocio. Muchos vinieron a la tienda para demostrar su apoyo y pusieron carteles en sus patios para apoyar a la familia.
Universidad tergiversa hechos
Los abogados de Oberlin dicen que las calumnias de “racismo” y perfiles raciales son simplemente opiniones expresadas por los estudiantes, protegidas constitucionalmente por la libertad de expresión.
Pero los Gibson nunca demandaron a los estudiantes. Demandaron a la universidad y a la decana por lo que hicieron para calumniar a la familia de “racista” y perjudicar su negocio. Durante la protesta, funcionarios universitarios alentaron a los estudiantes y les permitieron usar fotocopiadoras de la universidad para imprimir volantes. Les dieron comida y bebidas, cancelaron clases y premiaron a los estudiantes que participaron en la protesta con créditos. Y cancelaron el contrato que tenía con Gibson’s para suministrar productos de panadería a la universidad.
Los abogados de los Gibson explican esto en documento con preguntas y respuestas.
Como parte de un esfuerzo nacional para revertir la decisión de la corte, la presidenta de Oberlin College, Carmen Twillie Ambar, dijo al Wall Street Journal que “se pueden tener dos experiencias de vida diferentes y ambas pueden ser ciertas”, intentando justificar los ataques de los funcionarios universitarios contra los dueños de la tienda. Pero el jurado tomó su decisión por el hecho material de que la universidad ayudó a organizar una campaña para dañar a los Gibson.
El jurado otorgó a los Gibson 44 millones de dólares en indemnización, pero Miraldi lo redujo a 25 millones. La ley estatal de Ohio limita las indemnizaciones por daños que un demandante pueda obtener de un jurado.
Los abogados de los Gibson anunciaron que si la universidad procede con su apelación y prolonga la victimización de los Gibson, la familia tomará acciones judiciales para revocar la ley estatal y restablecer la indemnización total otorgada por el jurado.
Tribunales de 13 estados han dictaminado que restricciones a daños, como las de Ohio, son inconstitucionales.