Declaración de la Liga Comunista en Australia, 8 de enero de 2020.
Los incendios forestales que arden en el sur y este de Australia han tenido un impacto devastador en la vida de muchos trabajadores. Pero la crisis social que se está engendrando a raíz de los incendios es producto del funcionamiento del capitalismo, que da prioridad a los intereses de las empresas constructoras, los inversionistas y compañías de seguros y no a los intereses de los trabajadores que han perdido sus hogares y su sustento.
La indiferencia del primer ministro y del ministro de Servicios de Emergencia de Nueva Gales del Sur [NSW] que se fueron de vacaciones en medio de la crisis, ejemplifican el desdén de los políticos hacia el pueblo trabajador, incluyendo hacia los bomberos voluntarios que han estado luchando por salvar vidas y hogares.
Aunque habían muchas señales sobre la posible severidad de los incendios esta temporada, el gobierno no hizo nada para prepararse. No se tomaron medidas para organizar posibles evacuaciones o brindar ayuda a quienes tuvieran que huir de sus hogares.
El clima caluroso, seco y ventoso han hecho que los incendios sean intensos e imprevisibles, pero la magnitud de ellos se ha exacerbado por la acumulación de leña y vegetación. Los gobiernos estatales y el federal, que gobiernan a favor de la clase capitalista, son responsables por la carencia de mantenimiento de los bosques y de los suministros de agua.
Los líderes aborígenes han explicado que las quemas periódicas de baja intensidad son necesarias para evitar la acumulación de combustible forestal. Esta práctica tradicional se basa en la experiencia milenaria de proteger el medio ambiente en vez de su uso para extraer ganancias. Bajo el capitalismo, estos métodos han sido considerados costosos. Los gobiernos han reducido fondos y empleos en los servicios forestales y de parques, y atan las medidas preventivas con trabas burocráticas.
Las protestas convocadas por los activistas climáticos en respuesta a los incendios forestales se han centrado en exigir que el gobierno cambie su “política climática”. Pero toda política implementada por las corporaciones y los gobiernos burgueses solo sirven para preservar las ganancias y el dominio capitalista.
La competencia en la manufactura industrial capitalista impulsada por las ganancias es lo que ha acelerado la contaminación del aire, el agua y el suelo. Los efectos son ruinosos para los trabajadores en la ciudad y el campo. Lo que se necesita es impulsar un programa obrero que luche para poner fin a la explotación del trabajo y la naturaleza de los capitalistas.
La Liga Comunista hace un llamado a los trabajadores y nuestros sindicatos a luchar por el control obrero de la producción para garantizar la salud y la seguridad en las fábricas, de las minas y los monopolios energéticos, y para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero, que contribuyen al aumento gradual de la temperatura atmosférica.
El pueblo trabajador necesita luchar por un programa de obras públicas financiado por el gobierno para poner a miles de personas a trabajar con sueldos a nivel sindical para reconstruir las viviendas y la infraestructura destruidas por los incendios, y realizar el trabajo necesario en la industria forestal y los parques nacionales. El gobierno federal debe garantizar una compensación adecuada para quienes han perdido sus hogares y medios de subsistencia y para los bomberos voluntarios que han tenido que faltar a sus trabajos. Exigimos que se extienda crédito asequible a los pequeños agricultores y se garanticen sus costos de producción.
El pueblo trabajador necesita organizarse y actuar independientemente de los capitalistas y sus partidos políticos. La única manera en la que podemos prevenir futuras catástrofes es mediante la construcción de un movimiento que luche para remplazar el gobierno de los explotadores con un gobierno de trabajadores y agricultores.
El gobierno revolucionario de Cuba es un ejemplo de lo que se puede hacer cuando el pueblo trabajador está en el poder. Cuando los huracanes azotan a Cuba, se movilizan todos los recursos del pueblo cubano. El gobierno organiza evacuaciones para que todos sepan de antemano a qué refugio tendrán que ir. “Tenemos un principio inamovible”, dijo el dirigente cubano Raúl Castro, “la revolución no dejará a nadie indefenso”.