Desde Estados Unidos a China, de Alemania a Irán los trabajadores están enfrentando ataques a medida que los patrones y sus gobiernos tratan de resolver la crisis de su sistema capitalista a costa nuestra. Su crisis se ha exacerbado de manera importante por la pandemia de coronavirus.
Los trabajadores están buscando formas de resistir los ataques de los patrones contra nuestros salarios, condiciones de trabajo y empleos. Y formas para forjar y fortalecer nuestros sindicatos y trazar un camino político para la clase trabajadora.
La batalla sindical más importante en Estados Unidos hoy es la huelga de 4 300 obreros contra un ataque antisindical de los patrones en el astillero Bath Iron Works. Luchas como esta, así como las escaramuzas cotidianas en fábricas, almacenes y tiendas como Walmart, son cruciales para la reconstrucción de nuestros sindicatos y el desarrollo de un movimiento obrero amplio.
Una importante nueva batalla obrera es la huelga de miles de trabajadores petroleros iraníes en el campo de petróleo y gas de South Pars. Están exigiendo que les paguen los salarios que les deben y mejoras en las condiciones de trabajo. Se suma a una larga huelga en la refinería de azúcar Haft Tappeh y se le han unido trabajadores en instalaciones industriales en la ciudad de Arak.
La ola de huelgas comenzó el 28 de julio tras la muerte de Ebrahim Arabzadeh, un trabajador por contrato en el complejo petroquímico de Mahshahr, por agotamiento por calor por haber sido obligado a trabajar en un calor abrasador.
En pocos días, 10 mil trabajadores por contrato estaban en huelga. Cientos se reunieron frente a sus agencias de empleo para protestar.
También protestan contra los bajos salarios, la falta de garantías de empleo y las malas condiciones en las viviendas de las empresas. Exigen una reducción de horas ante el alza de las temperaturas en los campos petroleros del sur a más de los 120 grados Fahrenheit.
Las sanciones de Washington contra Irán han causado graves daños al comercio petrolero y la economía iraní en general. Sus efectos son sentidos más por el pueblo trabajador.
Las condiciones en los campos petroleros subrayan la necesidad de que los trabajadores luchen por el control de la producción para defender su seguridad y salud ante el afán de ganancias de los patrones.
“Los trabajadores iraníes han demostrado una y otra vez que ninguna cantidad de represión los silenciará”, dijo el secretario general adjunto de la federación sindical internacional IndustriALL, Kemal Ozkan. “Ellos defenderán sus derechos y continuarán protestando hasta que se escuche su voz”.
Confinamientos extienden depresión
En respuesta a la propagación del coronavirus, los patrones y sus gobiernos cerraron la producción y el comercio provocando una fuerte contracción en la mayoría de los países capitalistas, la más profunda en la historia de la posguerra. En Estados Unidos y Alemania, el producto interno bruto —el total de todas las actividades de producción y servicio—se contrajo en el segundo trimestre por un 10 por ciento. Esto significa que decenas de millones de trabajadores perdieron sus empleos.
Los gobernantes capitalistas norteamericanos, quienes presiden sobre la economía más grande del mundo y la moneda más fuerte, han intervenido para tratar de prevenir que se profundice la crisis y para proteger sus intereses.
En marzo, el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos extendió préstamos sin precedentes a bancos centrales de otros países para ayudar a prevenir su colapso en los mercados mundiales. Esto apuntaló aún más el peso del dólar como la principal moneda del mundo y como arma de la política exterior de Washington.
Crece desempleo, crisis social en EUA
Las solicitudes de beneficios por desempleo permanecen a niveles históricos en Estados Unidos. Unos 1.43 millones de personas solicitaron beneficios en la semana que terminó el 25 de julio.
El 1 de agosto se agotó el pago semanal especial de “estímulo” de 600 dólares para los trabajadores que reciben beneficios de desempleo. El denominado programa de Asistencia para Desempleados por la Pandemia con pagos semanales de 600 dólares a trabajadores por cuenta propia, contratistas independientes y trabajadores temporales, que no pueden obtener el desempleo, también se agotó. Y también caducaron las medidas federales y estatales especiales contra los desalojos de trabajadores que no han podido pagar el alquiler.
En los lugares donde se han relajado los confinamientos y han crecido las oportunidades para la producción y el comercio, los patrones están tomando medidas para hacerlo de forma rentable aumentando la producción con una fuerza laboral más pequeña y bajo peores condiciones.
Toda lucha de trabajadores contra estos ataques merece la más amplia solidaridad. Lo que necesitamos es un movimiento sindical que luche para forjar nuestro propio partido, un partido obrero; para que los trabajadores controlen la producción para garantizar nuestra salud y seguridad; y que luche por trabajos.