Este mes se cumple el 56 aniversario de la histórica marcha de Selma, Alabama, a Montgomery, la capital del estado, por el derecho al voto. Junto con el boicot de autobuses de Montgomery de 1956 y la batalla de Birmingham de 1963, estas acciones fueron momentos claves en la lucha por los derechos civiles liderada por trabajadores que derribó la segregación racial de Jim Crow.
Esta victoria cambió el curso de la historia de Estados Unidos, y fortaleció las capacidades de lucha de la clase trabajadora de tal forma que solo una contrarrevolución podría revertirlo. Echó atrás el racismo y sentó las bases para una mayor unidad entre trabajadores que son negros, blancos y de otros orígenes raciales o nacionales.
El Comité Coordinador Estudiantil No Violento (SNCC) había estado organizando los esfuerzos para ganar el derecho al voto de los negros en Selma y el condado de Dallas. Los negros constituían la mayoría de la población, pero solo el 2 por ciento estaba registrado para votar. Para principios de febrero de 1965, más de 3,400 manifestantes que exigían el derecho al voto habían sido encarcelados. El 18 de febrero, la policía estatal atacó a activistas dirigidos por SNCC en Marion, y mató a tiros al manifestante Jimmie Lee Jackson.
En medio de esto, Malcolm X visitó Alabama para reunirse con jóvenes luchadores por los derechos civiles. Después de hablar ante tres mil estudiantes el 3 de febrero en el Instituto Tuskegee, una universidad de la ciudad de Tuskegee, los miembros del SNCC lo invitaron a Selma el día siguiente.
Dirigiéndose a 300 jóvenes en la Capilla Brown de la Iglesia Metodista Episcopal Africana el 4 de febrero, Malcolm ofreció su ayuda al SNCC. Puso la lucha por los derechos de los negros en un contexto mundial, diciendo: “Rezo por que crezcan intelectualmente, para que puedan entender los problemas del mundo y dónde encajan ustedes, en esa imagen del mundo”. Dijo que un segregacionista del Klan que se esconde detrás de sábanas blancas “no es más que un cobarde” y “llegará el momento en que esas sábanas blancas serán arrancadas. Si el gobierno federal no se las quita, se las quitaremos nosotros”.
El SNCC y la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur (SCLC) de Martin Luther King decidieron organizar una marcha desde Selma hasta el Capitolio del estado en Montgomery para exigirle al ultra segregacionista gobernador George Wallace que protegiera a los negros que se registraban para votar. Wallace ordenó a la policía estatal “usar todas las medidas necesarias para evitar una marcha”.
Cuando los manifestantes iniciaron la marcha el 7 de marzo, fueron atacados por la policía y agentes del sheriff con garrotes, gases lacrimógenos, látigos y tubos de goma envueltos en alambre de púas.
Esa noche, la ABC-TV estaba transmitiendo “Juicio en Núremberg”, una película sobre la responsabilidad del régimen nazi por la brutalidad de las tropas de asalto en la Alemania fascista y el Holocausto. Casi 50 millones de personas estaban viéndola. La estación interrumpió la transmisión para mostrar escenas de la brutalidad racista en Selma.
Hubo una reacción inmediata. Hubo protestas en solidaridad con los manifestantes por el derecho al voto en todo el país. El SNCC y la SCLC pidieron que voluntarios vinieran a Selma y Montgomery para luchar por el derecho a marchar a la capital.
El 15 de marzo el presidente Lyndon Baines Johnson habló ante el Congreso y dijo que presentaría un proyecto de ley sobre el derecho al voto. Un tribunal federal dictaminó que la marcha podía realizarse. Johnson ordenó a la Guardia Nacional de Alabama que protegiera a los participantes. La marcha, que ascendió a más de 25 mil personas, llegó a Montgomery el 25 de marzo. Johnson firmó la Ley de Derecho al Voto el 6 de agosto.
Un ejemplo inspirador
Las movilizaciones en Selma y Montgomery “fueron un ejemplo inspirador de la determinación y la voluntad de luchar de los negros allí, y voluntarios como yo respondimos al llamado para unirse a ellos”, dijo el director del Militante, John Studer, en una entrevista. En ese entonces, Studer era un estudiante de 18 años de la universidad Antioch College en Ohio y miembro del Comité de Antioch para la Igualdad Racial. Studer y otros de la universidad y de la cercana universidad históricamente negra de Wilberforce se subieron a sus autos rumbo a Alabama.
“Cuando llegamos a Montgomery nos unimos a las protestas diarias y a las enormes reuniones cada noche en la iglesia, en las que se debatía qué hacer a continuación”, recuerda Studer. “Un pelotón del sheriff a caballo nos persiguió con garrotes en una de las marchas, pero pudimos retirarnos a la comunidad negra, a la que no tuvieron el valor de entrar”.
El 15 de marzo, cuando Johnson pronunció su discurso a favor de la aprobación de la legislación por el derecho al voto, “Lo vi en la televisión con decenas de personas apiñadas en una casa de la comunidad negra en Montgomery”, dijo Studer. “Nos reímos cuando Johnson sintió la presión de usar la consigna del movimiento por los derechos civiles al final, diciendo: ‘Venceremos’ (‘We shall overcome’) en su agudo acento sureño.
“Pero todos sabían que viniendo de una figura política segregacionista de Texas esto mostraba cuán poderosa era la movilización masiva liderada por el pueblo trabajador negro y el impacto que estaba teniendo en todo el país”.
En sus reportajes el Militante hizo un llamado para el uso de tropas federales en Alabama para proteger los derechos constitucionales de la población negra, y el arresto y destitución de los funcionarios locales que autorizaron los sangrientos ataques. También exigió que el gobierno federal armara y delegara a los ciudadanos negros allí para que se pudieran defender.
El 21 de marzo las órdenes judiciales permitieron a los manifestantes comenzar su marcha de 54 millas de Selma a Montgomery que duró cuatro días.
Casi 50 mil partidarios, negros y caucásicos, se manifestaron frente al Capitolio estatal en Montgomery cuando llegaron los manifestantes.
En respuesta a estas movilizaciones masivas, que incluyeron acciones de apoyo en muchas otras ciudades y pueblos por todo el país, el Congreso aprobó la Ley de Derecho al Voto, un hito en el camino hacia la derrota de la segregación Jim Crow.
Boicot de autobuses de Montgomery
Nueve años antes, el boicot contra los autobuses de Montgomery había ayudado a lanzar el moderno movimiento por los derechos civiles. “La batalla judicial revela un movimiento turbulento que está sacudiendo el sur”, fue el encabezado de un artículo de Farrell Dobbs, escrito desde Montgomery, para el Militante el 2 de abril de 1956. Dobbs fue el candidato presidencial del Partido Socialista de los Trabajadores en 1956 y dirigente de la lucha de los Teamsters en la década de 1930 para organizar un sindicato en Minneapolis y a los conductores de camiones en todo el Medio Oeste.
El PST hizo campaña para que los trabajadores y sus sindicatos donaran camionetas para que los trabajadores pudieran ir a trabajar mientras boicoteaban el sistema de autobuses de Montgomery. Dobbs condujo una de las primeras camionetas a Montgomery. “No he visto nada como la efusión de reclamos que he visto aquí desde mis días en el ascendente movimiento sindical de los años treinta”, escribió Dobbs. “Ahora como entonces, se ha conectado a un profundo pozo de indignación. Ha surgido un ardiente deseo de encontrar un remedio. Se ha afianzado una creciente determinación de actuar”.
Dobbs señala además: “Si el pueblo negro va a ganar sus derechos democráticos, si se va a forjar la firme alianza de los sindicatos y el movimiento negro, una alianza imperativa para la sindicalización del Sur, entonces los luchadores por la libertad de Montgomery deben ser apoyados al máximo y durante todo el camino hasta su victoria final”.
“Vimos el mismo poder inspirador allí en 1965”, dijo Studer. “Estas poderosas batallas de clases, junto con la entrada de los negros en la industria y la lucha por la igualdad de derechos allí, fortalecieron decisivamente la capacidad de lucha de la clase trabajadora en Estados Unidos”.