Ante la invasión del régimen del presidente ruso Vladimir Putin, que intenta subyugar al pueblo ucraniano y destruir a su país, los ucranianos están luchando para defender su independencia y valientemente protestan cuando sus pueblos y ciudades son ocupados.
Su determinación fue fortalecida con lo que lograron en 2013-14, cuando millones de trabajadores, agricultores y jóvenes salieron a las calles durante meses. A pesar de los ataques armados de matones y policías que mataron a decenas de personas, lograron derrocar al régimen del presidente Viktor Yanukovych, el cual contaba con el respaldo de Moscú.
El Partido Socialista de los Trabajadores respondió a ese levantamiento popular enviando equipos de reporteros del Militante en tres ocasiones para obtener conocimiento de esas batallas de los combatientes involucrados y sacar a la luz la verdad sobre el levantamiento del Maidán, llamado así por la plaza central de la capital ucraniana, Kyiv. Los manifestantes la ocuparon, y montaron tiendas de campaña y barricadas.
El director del Militante John Studer y otros miembros del equipo se reunieron con mineros del carbón, con trabajadores de las plantas nucleares en Chernóbil y Enerhodar, con trabajadores ferroviarios, mineros de mineral de hierro en Kryvyi Rih y muchos otros defensores de la soberanía ucraniana, desde Sokal en el oeste hasta Pavlograd en el este, de Dnipro a Járkiv.
El Militante lideró la divulgación de la verdad, defendió la independencia de Ucrania e informó sobre las luchas del pueblo trabajador ucraniano para defender sus propios intereses de clase.
Expuso la mentira de la afirmación del régimen de Putin de que el Maidán fue un levantamiento fascista manipulado por Washington, de la cual se hizo eco gran parte de la izquierda de clase media. Fue un levantamiento del pueblo trabajador.
“Mi corazón está con la gente en el Maidán”, dijo el minero Yura Sheremeta en Chervonograd, en el oeste de Ucrania a los reporteros del Militante en abril de 2014. Cuando Moscú arrebató la península de Crimea de Ucrania, Sheremeta dijo que la resistencia de los tártaros de Crimea a la ocupación le inspiraba.
“Somos una nación soberana”, dijo. “Tenemos el coraje y seguiremos luchando. Si no tenemos éxito esta vez, tendremos otro Maidán. Y creo que también habrá uno en Rusia”.
Los reporteros del Militante entrevistaron a Mustafa Dzhemilev, el líder central del pueblo tártaro de Crimea, expulsado de Crimea después de que Moscú la ocupara. También entrevistaron a líderes de organizaciones judías sobre la matanza de los judíos por parte de las fuerzas nazis en Babyn Yar durante la segunda guerra mundial imperialista.
Las protestas comenzaron en 2013 después de que, bajo presión del gobierno ruso, Yanukovych abandonara un acuerdo comercial que planeaba entablar con la Unión Europea. Estas protestas, mayoritariamente estudiantiles, “fueron respondidas con porras y balas”, dijo al Militante Mikhailo Volynets, presidente de la Confederación de Sindicatos Libres. “Los sindicatos y los trabajadores se unieron y decenas de miles participaron. Solo entonces aparecieron estos políticos y comenzaron a construir sus carreras y su poder a partir de las protestas”.
Se libraron duras batallas callejeras en el levantamiento del Maidán contra los matones del régimen por parte de los trabajadores y la juventud, tanto los que hablaban ucraniano como los que hablaban ruso, unos al lado de los otros. Yanukovych desató al Berkut, la notoria policía antidisturbios del régimen, que abrió fuego y mató a muchos.
Durante la primera visita del equipo del Militante, pocos días después de la huida de Yanukovych, el 22 de febrero de 2014, las tiendas de campaña aún estaban levantadas con miles de combatientes que permanecían allí. Estaban decididos a asegurar que su victoria no sería anulada por una nueva pandilla de políticos. Nuestro equipo sí se topó con derechistas, miembros de Sector Derecha y otros, pero eran una pequeña minoría. El equipo visitó tiendas de campaña instaladas por mineros del carbón de Donetsk; periodistas sindicales; varias unidades que organizaban la defensa de Maidán, incluidos los líderes de una unidad judía; artistas; tártaros de Crimea; y muchos más, ansiosos de hablar con el periódico y contar su historia.
Los partidos de oposición habían tratado de sacar al pueblo trabajador de las calles antes de que Yanukovich se fuera, por temor a una revolución social. Hicieron un trato con los gobiernos de Rusia, Polonia, Francia y Alemania, según el cual Yanukovych permanecería en el cargo, renunciaría a algunos poderes y se llevarían a cabo elecciones muchos meses después. Cuando presentaron este plan a los miles que ocupaban la plaza Maidán, se encontraron con un coro unánime de abucheos.
“Ningún Yanukovych va a ser presidente durante todo un año”, dijo Volodymyr Parasiuk a la multitud; él capitaneaba una de las unidades de defensa clave que ocupaban la plaza. “Para mañana a las 10 en punto tiene que haberse ido”, dijo, y sus palabras fueron seguidas con un rugido de aprobación.
Esa noche Yanukovych huyó al amparo de la oscuridad. Cuando los reporteros le preguntaron cuándo iban a retirar sus barricadas, Parasiuk dijo: “No nos vamos a ir”. Cinco días después, el gobierno interino anunció que disolvería el Berkut.
Crece la confianza de trabajadores
“Los trabajadores están comenzando a ver que son actores de la historia”, dijo Alexei Oleksyevych, líder del Sindicato Independiente de Mineros, al Militante en Dnepropetrovsk, en el este de Ucrania, principalmente de habla rusa, en marzo de 2014. Él ayudó a organizar protestas allí en solidaridad con el Maidán, atrayendo a trabajadores de las plantas y jóvenes del área. El equipo del Militante visitó algunas de las fábricas y habló con los trabajadores sobre lo que habían hecho. “Derribamos el régimen de Yanukovych y estamos logrando avances contra los patrones en nuestras plantas y minas debido al poder de Maidán y de los Maidanes de todo el país”, dijo Oleksyevych.
En respuesta a la caída de Yanukovych, las tropas del gobierno ruso estacionadas en Crimea en virtud de un acuerdo previo con el gobierno ucraniano se apoderaron de la península y organizaron ataques contra las fuerzas del gobierno ucraniano por parte de separatistas pro-Moscú en el este de Ucrania.
“Muchos de nosotros tenemos familiares en Rusia y durante mucho tiempo hemos considerado a los rusos como nuestros hermanos”, dijo al Militante Samoilov Juriy Petrovych, líder del Sindicato Independiente de Mineros en Kryvyi Rih, en la sede del sindicato. Luego condujo a Studer y a los demás en un recorrido por la mina de mineral de hierro más grande de allí. “Pero ahora el gobierno ruso amenaza con una invasión de Ucrania, y la mayoría de los trabajadores aquí están de acuerdo en que haremos todo lo posible para defender nuestro país”.
Explicó cómo el sindicato se unió a la organización de protestas pro Maidán en la ciudad, las cuales fueron atacadas por policías locales y matones reclutados de entre los guardias de la mina. Los sindicalistas organizaron unidades de autodefensa y los repelieron.
Los reporteros del Militante fueron invitados a visitar Chernóbil por el Sindicato ATOM, que organiza a los trabajadores de las plantas nucleares en Ucrania y aún mantiene cientos de miembros trabajando en la ahora deshabilitada planta nuclear que explotó en 1986. Fueron invitados a unirse a la celebración anual del festival que celebra la fundación de Slavutych, la ciudad erigida después de que el desastre de Chernóbil cerrara sus antiguas casas en la ciudad ahora inhabitable de Pripyat.
“El desfile y el festival son mucho más grandes este año y más animados”, dijo a Studer el 8 de junio de 2014 Sergey Akamovych, miembro del comité central del sindicato, durante la celebración. “Más trabajadores de la planta nuclear de Chernóbil, como yo, visten camisas tradicionales ucranianas o llevan banderas ucranianas”.
La razón de esto, dijo, fue la victoria de “los grandes eventos del Maidán. Los ucranianos son más conscientes, más seguros de sí mismos.
“Necesitan serlo. Hay personas de 49 nacionalidades aquí, de Rusia, Donetsk, Lviv, de toda Ucrania”, dijo. “Al desafiar a nuestro país, Putin nos ha unido en defensa de Ucrania. Las cosas nunca volverán a ser las mismas”.
La victoria del levantamiento del pueblo trabajador en el Maidan logró quitarse de encima al régimen de Yanukovych. Pero la clase trabajadora de Ucrania aún no tenía un partido propio que pudiera conducir a los trabajadores y sus aliados a remplazar el gobierno capitalista con un gobierno de trabajadores y agricultores. Con el tiempo, las tiendas de campaña en la plaza Maidán fueron removidas.
Periódicamente han estallado batallas de lucha de clases sobre salarios y condiciones de trabajo en las minas, plantas y fábricas y en los ferrocarriles en los años desde el Maidán, mientras que los gobernantes capitalistas han presionado para aumentar sus ganancias y pagar los préstamos al Fondo Monetario Internacional. La determinación del pueblo trabajador de Ucrania para defender su independencia se profundizó y estalló nuevamente en la resistencia masiva a la invasión de Putin en febrero.