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“Este año tenemos una oportunidad inusual de poder salir directamente de esta conferencia a hacer campaña y realizar otras actividades enfocados en las cuestiones políticas y programáticas centrales que estamos discutiendo y aclarando aquí”, dijo Jack Barnes, secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores. Hablaba ante unas 350 personas en la Conferencia Internacional de Trabajadores Activos auspiciada por el PST, en Springfield, Ohio, el 11 de junio.
Este año, el encuentro anual, el más grande desde 2009, reunió a participantes provenientes de 10 países, incluyendo a los miembros y partidarios de las Ligas Comunistas, organizaciones hermanas del PST, en Canadá, Reino Unido, Nueva Zelanda y Australia, y participantes de Francia, Grecia, Islandia, Noruega y Suecia. La rescisión de los cierres y restricciones de viaje relacionados con la COVID permitieron la celebración de un encuentro verdaderamente internacional por primera vez en tres años, lo cual lo fortaleció políticamente.
“¡Llevar el programa del PST a los trabajadores! Extender el alcance de los candidatos, la prensa y los libros del partido. Únase al Partido Socialista de los Trabajadores” —decía la pancarta al frente del auditorio. En un mitin que tuvo lugar la noche de clausura de la conferencia, trabajadores comunistas hablaron de los aspectos más destacados de las exitosas campañas de propaganda de la primavera y de actividades sindicales y de otro tipo, además de proyectar el seguir haciendo campaña este verano.
Entre los próximos pasos está el lograr que cientos de nuevos lectores del Militante, de los casi 1,700 inscritos en la última campaña, renueven sus suscripciones; poner en manos de trabajadores y jóvenes libros de dirigentes del partido y otros revolucionarios; y usar las campañas electorales y los candidatos comunistas para explicar el programa del partido. En julio se realizará un esfuerzo especial para colocar en la boleta electoral —por primera vez en muchos años— al candidato del PST para el Congreso en Filadelfia, Chris Hoeppner.
En el evento de clausura los oradores también describieron los esfuerzos para organizar muestras de solidaridad para las reñidas huelgas de trabajadores y sus sindicatos.
El PST tendrá una convención en diciembre, dijo Barnes. En base a los debates de los miembros sobre materiales preparados por la dirección del partido, las ramas elegirán delegados para debatir y decidir el curso del partido y los próximos pasos, y elegir un Comité Nacional.
Crisis capitalista, respuesta obrera
El programa de la conferencia se organizó en torno de cuatro informes plenarios sobre la acelerada crisis económica, social y moral del capitalismo; la agudización de los conflictos entre las clases dominantes imperialistas y otras potencias; y la consiguiente receptividad entre los trabajadores a las perspectivas que presenta el PST y las organizaciones comunistas en otros países.
El informe político de la conferencia por Jack Barnes, señaló a la aceleración de la inflación, al brusco descenso de la producción y el comercio, y las consecuencias de éstas para las condiciones de vida y laborales de los trabajadores y sus familias. El pueblo trabajador está enfrentando la propagación de drogas mortales, el alcoholismo y la adicción al juego, así como al aumento de los índices de enfermedades mentales, suicidio y crimen.
Bajo estas condiciones, dijo Barnes, se vuelve más importante que nunca para la clase trabajadora defender los derechos constitucionales, las protecciones y el espacio político que necesitamos para organizarnos y luchar. Estos derechos están bajo ataque por el gobierno de los patrones y sus partidos políticos, con los “progresistas” de clase media cada vez más al frente de estos ataques.
La presentación de la miembro del Comité Nacional del PST Mary-Alice Waters, “La familia y la emancipación de la mujer: Lo que nos han enseñado dos revoluciones socialistas y nuestra propia experiencia en la lucha de clases”, armó políticamente a los participantes de la conferencia para dar una voz de manera más eficaz a una perspectiva obrera en el candente debate que se abrió hace unos meses tras la filtración de un documento de la Corte Suprema de Estados Unidos indicando que anularía la decisión sobre el aborto de Roe v. Wade de 1973.
Hubo una presentación sobre “La guerra de Moscú contra Ucrania abre una nueva etapa en la crisis del orden mundial imperialista” por el director del Militante John Studer, así como un informe sobre el trabajo del partido en los sindicatos y en el movimiento obrero por la directora sindical del partido Mary Martin.
Las presentaciones se complementaron con dos sesiones de preguntas y debate, así como cuatro clases: “La política independiente de la clase trabajadora versus la colaboración de clases: Lecciones de la lucha por la liberación de los negros”; “El PST y los agricultores explotados: Aliados en la lucha por el poder obrero”; “Lenin, el Bund y la creación del Partido Bolchevique”; y “En defensa del marxismo: la orientación proletaria del partido y nuestro programa comunista”.
Más de una docena de exhibiciones que ilustraban los temas de la conferencia colocadas a un lado del auditorio atrajeron a los participantes antes y después de cada sesión.
Al entrar al auditorio un gran número de mesas de libros daban la bienvenida a los participantes, quienes compraron un total de 620 ejemplares. Entre los más vendidos están más de 50 ejemplares de varios números de la revista Nueva Internacional con artículos que exploran las raíces de las crisis y guerras actuales, así como La emancipación de la mujer de V.I. Lenin en inglés; la resolución del PST de 1957 El camino de lucha de clases hacia la igualdad de los negros; El marxismo y el pequeño agricultor; y el último título de la editorial Pathfinder, El trabajo, la naturaleza y la evolución de la humanidad.
Los días culminaron con animadas discusiones a la hora de comer y actividades sociales nocturnas.
Crisis y guerras
Además del aumento de los precios y de la recesión económica que se avecina, dijo Barnes, el mundo actual está marcado por cambios agudos en el “orden mundial” imperialista que fue impuesto por los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Estos conflictos, considerablemente agravados por la guerra de Moscú contra el pueblo de Ucrania, se han ido incubando durante años.
La despiadada competencia por ganancias desgarra la mezcolanza de estados capitalistas fuertes y débiles de la llamada Unión Europea, con total desprecio por la vida y la salud de los trabajadores. Las guerras monetarias y comerciales, y su transformación en guerras reales, se vislumbra en el horizonte. El expansionista régimen de Beijing, moldeado por el estalinismo, plantea retos cada vez mayores para Washington en Asia, el Pacífico y otros lugares.
Las tensiones económicas del capitalismo sobre nuestras familias están reduciendo las tasas de natalidad y aumentando la presión sobre la familia para responsabilizarlas del cuidado de sus padres ancianos .
El objetivo principal de los capitalistas y sus cómodos sirvientes de clase media son los trabajadores, aquellos que Hillary Clinton durante la campaña presidencial de 2016 tachó con despreció como “deplorables”. Los gobernantes capitalistas no sólo los desprecian profundamente, sino que les temen cada vez más. Es este miedo el que está impulsando la crisis y el faccionalismo que sacude a los partidos gemelos de los gobernantes, el Demócrata y el Republicano, y a otras instituciones políticas y estatales de Estados Unidos.
Pero para el PST, dijo Barnes, son exactamente estos “deplorables” —de todos los orígenes, regiones y colores de piel, de ambos sexos, de la ciudad y del campo— “los que estamos tratando de ganar. Son a los que estamos tratando de educar, de elevar su conciencia de clase. Y es de ellos de quienes estamos tratando de aprender ”.
Este temor y desprecio de los liberales y la izquierda radical hacia la clase trabajadora explica gran parte de su pánico, real o exagerado, por el borrador filtrado de la Corte Suprema. Insisten que los trabajadores y otros pequeños productores son la raíz de todos los prejuicios y acciones reaccionarias, no el sistema capitalista de explotación y opresión. Estos “guerreros de la justicia social” promueven la noción completamente falsa de que la revocación de Roe v. Wade nos precipitará hacia una “pendiente resbaladiza” que amenaza todos los logros obtenidos por los oprimidos durante el último medio siglo.
Barnes señaló que las encuestas muestran que en la actualidad, el apoyo de la población al derecho de que se casen dos personas del mismo sexo ha aumentado a más del 70%. El apoyo a los derechos matrimoniales de dos personas sin importar su raza es aún mayor.
Hay un amplio apoyo a los “derechos Miranda”, que imponen restricciones a los arrestos ilegales. No hay un desafío sustancial al acceso a la anticoncepción, o tendencias a favor de la restauración de las “leyes de sodomía” que victimizan a los homosexuales.
Estos derechos conquistados en luchas pasadas son en la actualidad reconocidos y apoyados por cientos de millones de personas. No será fácil deshacerse de ellos, dijo Barnes, ni se están organizando fuerzas significativas para hacerlo.
Estos cambios importantes en las actitudes populares también abarcan el creciente interés en los sindicatos, dijo Barnes. Una encuesta reciente muestra que más personas miran favorablemente a los sindicatos hoy que en cualquier otro momento en muchas décadas.
No se puede decir nada similar con respecto a las actitudes hacia el aborto desde el fallo en el caso Roe v. Wade en 1973. Ese fallo socavó la lucha por los derechos de la mujer. Durante el medio siglo posterior la opinión pública sobre el derecho a elegir un aborto estuvo cada vez más marcada por las divisiones de clases y más polarizada que nunca.
Barnes dijo que los derechos constitucionales, el sistema federal de controles y equilibrios, y otras limitaciones y restricciones a los poderes del gobierno —ratificados hace unos 230 años por las familias gobernantes para amortiguar las divisiones faccionales entre ellas —sirven mejor a las necesidades de los trabajadores para organizarse y luchar independientemente de nuestros explotadores y opresores que las altisonantes listas de derechos “concedidos” que marcan las constituciones de Francia, Canadá, Sudáfrica y otros regímenes “ilustrados”.
Es mejor para los trabajadores tener protecciones contra el estado de los patrones, que “derechos” (condicionalmente) “cedidos” por el estado.
Los gobernantes capitalistas de Estados Unidos, dijo Barnes, buscan enmascarar los males sociales generados por el sistema de ganancias convirtiendo estos males en su opuesto. Dio el ejemplo de los anuncios del metro de la ciudad de Nueva York que dicen que usar drogas de la “manera correcta” puede “empoderarte”. Y la celebración del alcalde Eric Adams de la legalización de la marihuana en el estado como una gran fuente de dinero y atracción de inversiones para los mandatarios municipales.
Barnes señaló que el difunto senador por Nueva York, Daniel Patrick Moynihan, político del Partido Demócrata, miembro de las administraciones de Lyndon Johnson y Richard Nixon, y partidario del capitalismo de tendencia socialdemócrata, acuñó un término preciso para este fenómeno: “Limitando la definición de conducta desviada”. Describe, dijo Moynihan, cómo algunos funcionarios y figuras públicas, frente a los crecientes males sociales, “se benefician de la redefinición del problema como algo esencialmente normal”.
Las ramas del PST, dijo Barnes, estudiarán este artículo, junto con otros de Moynihan que describen cómo la familia en las condiciones contemporáneas es el único lugar al que la gente trabajadora puede acudir en busca de ayuda frente al desempleo, la desigualdad social y otras crisis que se nos imponen.
El futuro de los trabajadores en Estados Unidos, enfatizó Barnes, sigue entrelazado con la revolución socialista de Cuba, que marcó la renovación del liderazgo comunista en las Américas y más allá. La conquista del poder estatal por parte de los trabajadores cubanos, bajo la dirección de Fidel Castro y el Ejército Rebelde, sentaron un poderoso ejemplo para los trabajadores de Estados Unidos sobre lo que somos capaces de lograr al construir un partido obrero revolucionario en este país.
¡Defender Ucrania! ¡Moscú, fuera ya!
“Ninguna organización política está mejor preparada que el Partido Socialista de los Trabajadores para explicar lo que está en juego para los trabajadores en la derrota de la invasión de Moscú en Ucrania”, dijo el director del Militante y miembro del Comité Nacional del PST, John Studer, en su informe en la conferencia. Studer dirigió tres equipos de reporteros a Ucrania tras el levantamiento obrero y popular en el Maidan en 2014 que derrocó al régimen respaldado por Moscú. Informaron sobre las condiciones que enfrentan los trabajadores y su lucha por la independencia nacional.
Desde la invasión por Moscú a principios de este año, los miembros del partido han hecho campaña con una declaración del Comité Nacional del PST que explica que el partido “está movilizando a sus candidatos para utilizar la campaña electoral de 2022 para difundir la verdad y presentar una política exterior a favor de los intereses de los trabajadores aquí y a nivel internacional”. La declaración brinda apoyo incondicional a la lucha por la independencia y soberanía de Ucrania y exige el fin inmediato de las operaciones militares y la ocupación de Moscú.
Exige el cese de todas las sanciones económicas, bancarias y comerciales de Washington contra Rusia, cuyos efectos devastadores recaen de manera abrumadora sobre el pueblo trabajador de Rusia, y socavan la solidaridad entre los trabajadores y soldados de ambos países. La declaración también exige que Washington retire todas sus armas nucleares y fuerzas armadas de Europa.
Citando documentos redactados por V.I. Lenin durante los primeros años de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Studer explicó que el apoyo del PST a la autodeterminación ucraniana tiene sus raíces en la continuidad política del partido con la Revolución Rusa dirigida por los bolcheviques y la Internacional Comunista.
Los miembros del partido han hecho llegar el Militante —la única fuente de noticias sobre la guerra y sus consecuencias escritas desde el punto de vista de los intereses de la clase trabajadora— a manos de compañeros de trabajo, a trabajadores en las puertas de sus casas, a huelguistas en las líneas de piquetes y a los pequeños agricultores.
Studer describió el interés que suscitaron los números de la revista Nueva Internacional en las recientes ferias del libro celebradas en La Habana, Teherán, Los Angeles y otros lugares de Estados Unidos. Estos libros explican las causas fundamentales de las guerras en la época imperialista y cómo los gobernantes estadounidenses salieron de la Segunda Guerra Mundial a la cabeza de la jerarquía imperialista.
Pero el llamado Siglo Norteamericano llegó abruptamente a su fin antes de que apenas hubiera comenzado, con las derrotas de Washington en las guerras de Corea y Vietnam, y con una relativa erosión de su dominio económico.
Con el derrumbe de la Unión Soviética a principios de la década de 1990, Washington había perdido la Guerra Fría, no la había ganado, como muchos de sus apologistas políticos, militares y académicos pregonaron inicialmente. Esto ha sido demostrado por el rastro de guerras libradas por Washington que han quedado estancadas o las ha perdido en Iraq, Libia, Afganistán y otros lugares.
Sin embargo, ese desenlace para el imperialismo norteamericano no ha sido acompañado con el surgimiento de una nueva potencia capitalista que lo reemplace, dijo Studer. La resolución del PST titulada “Lo que anunció la caída de la bolsa de valores de 1987”, publicada en Nueva Internacional no. 4, presentó de manera acertada hace unos 35 años la conclusión de que no es posible que surja un sustituto histórico para el último imperio del mundo. “A pesar de la intensificación de la competencia por ganancias en el mercado mundial”, dice la resolución, “las burguesías nacionales rivales están encadenadas entre sí en su decadencia común, encabezadas por los gobernantes capitalistas de Estados Unidos”.
Hoy, agravadas por la invasión de Moscú, las potencias capitalistas rivales se apresuran para prepararse para conflictos futuros. La dirección del desarrollo capitalista —una marcha hacia el fascismo y la guerra mundial, como quedó confirmado horriblemente en el siglo pasado— es más clara para el pueblo trabajador.
“El futuro de la humanidad depende de la organización política independiente de los trabajadores del mundo”, dijo Studer. “Está en nuestras manos arrebatarle a los explotadores el poder de hacer la guerra, para impedir las calamidades hacia las que marcha, y tropieza el imperialismo.
“Pero antes de que ocurran esas calamidades, la clase trabajadora aquí tendrá su oportunidad. Podemos forjar un partido proletario revolucionario de masas capaz de movilizar y dirigir a millones de personas para hacer una revolución socialista y conquistar el poder estatal”.
Durante una animada sesión de preguntas y debate tras el informe de Studer, un participante preguntó si un candidato del PST que fuera elegido al Congreso apoyaría el envío de armas por el gobierno estadounidense a los ucranianos.
“No tenemos nada en contra de cómo los ucranianos obtienen armas para defenderse de los ataques de Moscú”, dijo Studer. “Pero la posición internacionalista proletaria del movimiento comunista ha sido por mucho tiempo y sigue siendo: “¡Ni un centavo, ni un soldado para los gobernantes norteamericanos y su maquinaria de guerra! ¡Ninguna confianza política en el gobierno de los patrones!”
En todo lo que hacen los gobernantes norteamericanos siempre están promoviendo sus propios intereses capitalistas. Si brindan ayuda militar, la ayuda viene con condiciones sin principios. Más aun, capas cada vez mayores de la clase capitalista de Estados Unidos, y de Francia, Alemania, Italia y otros países, están maniobrando para presionar al gobierno ucraniano a que ceda, a que llegue a un acuerdo con Moscú y haga concesiones territoriales y políticas sustanciales. Estas voces imperialistas quieren poner fin a una guerra que consideran cada vez más una amenaza a sus propios intereses.
“Las decisiones sobre el inicio y el fin de las guerras son decisiones de clase. La única forma de avanzar para el pueblo trabajador es luchar para unir a los trabajadores en Rusia y Ucrania —así como en Estados Unidos y otros lugares— para derrotar la invasión de Moscú”.
La familia y los derechos de la mujer
En 1973, el Militante saludó como una victoria la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos en el caso Roe v. Wade, que anulaba las leyes de 46 estados que restringían el acceso de la mujer al aborto durante los tres primeros meses de embarazo.
“Cincuenta años de experiencia en la lucha de clases nos han enseñado que ese juicio fue incorrecto”, dijo la dirigente del PST, Mary-Alice Waters, al comenzar su informe en la conferencia. “Pronto quedó claro que el edicto del tribunal infligió un revés en la lucha por la derogación de todas las leyes que criminalizan o restringen el aborto”.
El fallo —decidido por la Corte Suprema sobre una base política, no una base constitucional— “bloqueó el impulso que estaba ganando terreno en la lucha política para ganar a la mayoría de la clase trabajadora, hombres y mujeres, a reconocer que el derecho de la mujer a decidir si llevar o no un embarazo a término es una condición fundamental para la igualdad de la mujer. Y para comprender que la eliminación de la condición de la mujer como el “segundo sexo” es central “para el programa por el que la clase trabajadora debe luchar en el camino hacia su emancipación”.
Nadie ha presentado ese camino con mayor claridad que Federico Engels, uno de los fundadores del comunismo moderno, dijo Waters. “La verdadera igualdad entre hombres y mujeres”, escribió en 1885, “sólo puede convertirse en una realidad cuando se haya abolido la explotación de ambos por parte del capital y el trabajo privado en el hogar haya sido transformado en una industria pública”.
El acceso al aborto en condiciones médicas seguras ha disminuido drásticamente desde su punto más alto poco después del fallo de 1973, dijo Waters. El liderazgo meritocrático de grupos como la Organización Nacional de la Mujer “se convirtió en poco más que un apéndice electoral del Partido Demócrata, con poco interés en las cuestiones familiares a las que se enfrenta la clase trabajadora. Al mismo tiempo, le permitieron a los opositores al aborto apoderarse del ‘derecho a la vida’ como su estandarte”.
En lugar de santificar lo que ha sido desde el principio un mal edicto de la Corte Suprema, dijo Waters, “nuestro punto de partida es que no puede haber un camino hacia la liberación de la mujer sin abordar las crisis sociales más amplias que pesan sobre la familia de clase trabajadora y abordar los desafíos y responsabilidades que recaen sobre la mujer como portadora de nueva vida”.
En la sesión de preguntas y respuestas ese mismo día, una participante no estaba de acuerdo con la afirmación de Waters de que la anulación de Roe v. Wade sería algo positivo. Le preguntó a Waters qué quiso decir cuando afirmo en su informe que “el PST es el partido de la vida, no de la muerte”.
“El remover a Roe del camino creará una oportunidad para que los trabajadores tengan la discusión que necesitamos”, respondió Waters. “El trabajo de los tribunales no es imponer legislación”, como lo hizo en este caso, “sino defender los derechos y protecciones que le han sido arrebatados a la clase dominante en luchas que se remontan a la Declaración de Derechos”. El fallo de 1973 fue un obstáculo para luchar por el acceso a abortos salvos y seguros, que es solo una parte de la lucha más amplia de la clase trabajadora tanto para las mujeres y los hombres hoy en día, dijo.
Es esencial “responder a los que encubren sus ataques contra los derechos de la mujer —incluida la despenalización del aborto— bajo un manto ‘pro-vida’. El partido de la clase trabajadora que lucha por la liberación de la humanidad es un partido de la vida. Debemos recuperar ese estandarte como nuestro”.
Durante su presentación, Waters señaló las lecciones cruciales de las revoluciones socialistas de Rusia en 1917 y de Cuba en 1959. La revolución liderada por los bolcheviques “fue la primera oportunidad para que un gobierno de la clase obrera liderara una lucha por la igualdad de la mujer”.
Señaló la descripción que hizo el líder comunista V.I. Lenin de la esclavitud doméstica a la que se enfrentaban las mujeres en Rusia hace un siglo. Esas condiciones degradantes cambiarán, dijo Lenin, “sólo dónde y cuando se inicie una lucha sin cuartel (dirigida por el proletariado ejerciendo el poder del estado) contra esta economía doméstica, o mejor dicho, cuando se inicie su transformación total en una economía socialista a gran escala”.
Como explicó su compañero dirigente bolchevique León Trotsky, eso requería proporcionar apartamentos y viviendas rurales con agua potable y electricidad. Requería escuelas, trabajos, lavanderías y guarderías infantiles. Requería erradicar el analfabetismo y combatir la ebriedad y la violencia doméstica.
Los avances en la Unión Soviética iniciados bajo el liderazgo de Lenin y defendidos por Trotsky fueron revertidos por la contrarrevolución dirigida por Stalin, una de las mayores derrotas que la clase obrera jamás haya enfrentado, dijo Waters.
Sacando lecciones de la experiencia soviética en su libro de 1936 La revolución traicionada, Trotsky escribió: “No se puede ‘abolir’ la familia, hay que reemplazarla”. Esa es una tarea que sólo puede avanzar, dijo Waters, eliminando la compulsión económica del capitalismo en la que se basa la familia.
Las mujeres en Cuba
La segunda gran revolución socialista del siglo pasado ocurrió en Cuba. Fidel Castro y otros líderes revolucionarios estaban decididos desde el principio a profundizar la participación de las mujeres en todos los aspectos de la vida social, eliminando obstáculos para que pudieran compartir responsabilidades políticas para impulsar la revolución. Fidel insistió en que se estableciera una organización de mujeres, que pasó a ser la Federación de Mujeres Cubanas, para liderar esos esfuerzos. Esos enormes logros están registrados en el libro editado por Waters, Las mujeres en Cuba: Haciendo una revolución dentro de la revolución.
El centro de la lucha por la emancipación de la mujer hoy no es el aborto, concluyó Waters. Es la familia. Es parte de un curso para impulsar “la lucha de la clase trabajadora por el poder estatal, para crear las condiciones materiales y sociales que permitirán a las mujeres y los hombres realizar las condiciones básicas de nuestra humanidad. Eso significa la plena participación en el trabajo social y la capacidad de tomar decisiones conscientes, aprovechando los avances de la ciencia médica, tanto en la reproducción como en la producción.
“Ese es el camino no solo hacia la emancipación de la clase trabajadora”, dijo, “sino hacia la erradicación de las raíces históricas de la opresión de la mujer”.
El trabajo sindical del PST
Los miembros del PST estamos activos en nuestros sindicatos y realizamos trabajo en el movimiento sindical en general, dijo Mary Martin, directora del trabajo sindical del partido. “Los trabajadores estamos demostrando de lo que somos capaces, a medida que ampliamos mutuamente la solidaridad con nuestras luchas”.
Dio como ejemplo varias huelgas realizadas el último año de miembros del sindicato de trabajadores de panadería industrial BCTGM en Frito-Lay, Nabisco, Kellogg y Jon Donaire. Los trabajadores lucharon contra los “turnos suicidas” que arruinan la vida familiar y ponen en peligro la salud y la seguridad de los trabajadores, e hicieron algunos logros y recibieron una solidaridad significativa.
El PST ha formado grupos de miembros del partido, los que llamamos fracciones, en el BCTGM en los lugares donde el partido tiene una rama, y fracciones en los sindicatos de trenes de carga en seis ciudades. También ha ampliado los tipos de trabajos que los miembros del partido realizan en los lugares de trabajo organizados por el BCTGM, facilitando la vida sindical y política de más cuadros del partido.
Martin hizo una reseña de experiencias recientes en los sindicatos. Los miembros del partido han colaborado con sus compañeros de trabajo y otros para ampliar el apoyo al sindicato minero UMWA, que ha estado en huelga contra Warrior Met Coal en Brookwood, Alabama, durante más de un año.
Han ayudado a ganar el apoyo de los trabajadores y agricultores para una huelga de dos días de obreros ferroviarios en el Canadian Pacific en marzo.
Y han sacado a la luz la verdad, en las páginas del Militante y a través de vías sindicales, sobre la muerte de dos trabajadores de panadería en centros sin sindicatos en Carolina del Norte.
Al mismo tiempo, los miembros del PST realizan las campañas de propaganda del partido entre sus compañeros de trabajo en las fábricas, y participan cada semana en las actividades de su rama para ampliar el alcance del programa del partido entre los trabajadores yendo de puerta en puerta, uniéndose a líneas de piquetes y a protestas sociales y actividades políticas.
En un animado mitin la última noche de la conferencia 13 participantes de la conferencia procedentes de Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y Nueva Zelanda continuaron la descripción de Martin sobre este trabajo sindical y político.
Maggie Trowe, miembro de la rama de Cincinnati, describió los esfuerzos que ella y sus compañeros de trabajo miembros de la BCTGM han organizado para ganar solidaridad para los mineros de Alabama.
John Hawkins, un miembro del partido en Chicago, habló sobre el trabajo que miembros del PST hicieron recientemente para que pequeños agricultores norteamericanos se sumaran a un mensaje de solidaridad enviado a agricultores cubanos en el 63 aniversario de la reforma agraria en Cuba (vea el artículo en el número 23) y el 61 aniversario de la fundación de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP). La alianza obrero-campesina que hizo posible la revolución socialista cubana se construyó sobre la base de la reforma agraria.
Osborne Hart, candidato del PST para el Senado por Pensilvania, describió las oportunidades para usar la campaña, incluyendo un esfuerzo concentrado que comenzará justo después de la conferencia para colectar firmas para poner en la boleta electoral a Chris Hoeppner, el candidato del partido para el Congreso por Filadelfia.
El mitin concluyó con una colecta de fondos que recaudó 44,769 dólares para el trabajo del partido y el canto de “La Internacional”, el himno de lucha de la clase trabajadora en todo el mundo.
“Disfruté la clase sobre ‘La Política Independiente de la Clase Obrera’”, dijo al Militante Jacob Pirro, de Montreal, que asistía a su primera conferencia. “Durante el movimiento por los derechos civiles, el Partido Comunista de Estados Unidos dijo a sus miembros que ayudaran a que los demócratas ganaran las elecciones”.
“En contraste con el Partido Comunista, Malcolm X y el PST decían a los luchadores por los derechos de los negros: ‘No confíen en su opresor’”. Ese mismo problema enfrentan los luchadores que intentan cambiar el mundo hoy, dijo.
“Quiero aprender más sobre la historia del PST y su continuidad con los bolcheviques”, dijo Vincent Auger de Seattle, también en su primera conferencia del partido.
El día posterior a la conferencia, los partidarios organizados del movimiento comunista de alrededor del mundo se reunieron con dirigentes del partido para planificar su trabajo del próximo año.
La organización auxiliar de partidarios organiza la producción, impresión y distribución de los libros del PST y de otros líderes revolucionarios publicados por la editorial Pathfinder y trabaja de manera sistemática para recaudar fondos que el PST utiliza para su trabajo político.
Este año, los partidarios organizaron una mesa en el auditorio para mostrar el trabajo que han realizado para implementar una propuesta hecha por el partido a finales de 2021 de comenzar a formatear libros para ciegos y personas con deficiencias visuales en varios formatos accesibles, desde audiolibros hasta braille. Fue una de las exhibiciones más visitadas de la conferencia.