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Vol. 71/No. 32      3 de septiembre de 2007

 
Perú: tras terremoto se multiplica crisis social
(portada)
 
POR RÓGER CALERO  
21 de agosto—Cientos de miles de trabajadores han sido afectados por el desastre social provocado por un terremoto ocurrido el 15 de agosto en la región del desierto del sur de Perú.

El total de muertos del terremoto, que registró 8.0 en la escala Richter, ha ascendido a más de 540, con miles de lesionados.

La gran mayoría murieron cuando casas y edificios de ladrillos de adobe se derrumbaron. El centro de la destrucción fue en la ciudad de Ica y el puerto cercano de Pisco, a unas 125 millas al sureste de Lima, la capital.

En la capital provincial de Ica, una cuarta parte de los edificios se derrumbaron. Hay mucha preocupación acerca de la propagación de enfermedades. Millares de personas están durmiendo fuera, al aire libre en el frío de invierno, sin acceso a agua potable, alimentos o medicina. Los hospitales que no se derrumbaron están colmados.

“No tenemos luz, agua, comunicaciones. La mayoría de casas se han caído”, dijo el alcalde de Pisco Juan Mendoza. Ochenta y cinco por ciento del centro es escombros, según Jorge Vera, brigadier mayor del cuerpo de bomberos, quien dirige el operativo de rescate.

Por lo menos 80 mil personas han perdido sus hogares. La interrupción de las provisiones de agua también está amenazando el ganado y la agricultura.

La falta de infraestructura del país —el resultado de décadas de dominación imperialista y regímenes capitalistas en Perú— y la inadecuada respuesta gubernamental tras el terremoto han agravado el costo humano y el alcance del desastre social.

La asistencia no empezó a llegar a las principales zonas del desastre hasta 36 horas después del terremoto, informó Prensa Asociada. En áreas rurales aledañas a Ica y Pisco, los sobrevivientes todavía no han recibido mucha ayuda y en gran parte han dependido de sí mismos para sobrevivir.

“Los camiones con provisiones pasan por aquí y la angustia de verlos pasar sin darnos nada nos obliga a pararlos y tomar lo que necesitamos”, dijo Reyno Macedo, de 60 años y madre de siete hijos de Pisco. Algunos han salido a las calles a protestar la falta de agua y alimentos.

El presidente Alan García mandó mil soldados adicionales a la región el 19 de agosto para prevenir el saqueo y “establecer orden de manera enérgica”,.

“La desesperación y la histeria son comprensibles”, dijo García durante una visita al área dos días antes. Sin embargo, señaló, “No hay que caer en la desesperación exagerada”.

Mientras las donaciones de agencias de asistencia y gobiernos de diferentes países han empezado a llegar, con un total de 40 millones de dólares hasta el momento según el Washington Post del 19 de agosto, las provisiones de emergencia solo llegan a un pequeño porcentaje de la población afectada. El gobierno cubano envió por avión dos hospitales móviles con 42 voluntarios médicos.

El gobierno de Estados Unidos ha ofrecido la suma mezquina de 150 mil dólares para provisiones de emergencia, junto con dos clínicas móviles y dos helicópteros para ayudar en los esfuerzos de rescate. El barco hospital de la Marina estadounidense, Comfort, atracado actualmente en Ecuador, no se envió a Pisco “porque ambos gobiernos decidieron que no se necesitaba”, informó el Washington Post. El personal médico del Comfort asciende a 800 personas, “pero Perú necesita provisiones más que doctores”, dijo el vocero de la embajada de Estados Unidos, Dan Martínez.  
 
 
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