Vol. 73/No. 18 11 de mayo de 2009
Los conquistadores españoles impusieron en México un estilo de relaciones feudales particularmente brutales, que incluían la esclavitud y la muerte. En menos de 100 años la población indígena, la cual se estima sumaba más de 20 millones en 1519, cayó a menos de un millón.
Para resolver su problema de falta de mano de obra, los gobernantes españoles trajeron esclavos desde áfrica, que llegaron a alcanzar la cifra de casi 250 mil durante los siglos 17 y 18, para trabajar en los campos y en las minas. La combinación de indígenas, africanos, y europeos resultó en un sistema de castas que determinaba el futuro de cualquier individuo en la colonia.
Cuando los trabajadores de México se levantaron en 1810 en una rebelión dirigida por Miguel Hidalgo y José María Morelos, , luchaban por su libertadindependencia de España; derechos plenos para los mestizos, los mulatos y los indígenas; por el fin al trabajo forzado; y por un fin a los privilegios que gozaba la aristocracia y el clero católico. Demandaban tierra, incluyendo las mejores áreas que en general estaban en manos de la iglesia y las familias aristocráticas.
La rebelión fue aplastada por la aristocracia local en alianza con el ejército colonial. Para 1820, los acontecimientos en Europa hacían difícil que la monarquía española defendiera sus posesiones coloniales. Los criollos mexicanos decidieron que por fin había llegado su oportunidad. Habiendo derrotado la rebelión por libertad de los trabajadores, aprovecharon la crisis política en España y proclamaron la independencia en la forma de una monarquía constitucional. Mientras la aristocracia conservadora y las facciones liberales luchaban por el poder, el país se estableció como una republica inestable con muchos vestigios del feudalismo.
En 1844, el presidente de Estados Unidos James K. Polk fue electo con un programa de anexar a Texas. El demócrata que estaba a favor de la esclavitud también demandó que la frontera establecida con México se mudara unas 150 millas al sur, cruzando el río Nueces hasta el río Bravo, conocido en Estados Unidos como el río Grande. También demandaron los territorios de Nuevo México y California. Aunque fue electo con un pequeño margen, la victoria del candidato de los esclavistas capitalistas garantizó que hubiera una guerra.
México, dominado por la aristocracia latifundista, era mucho más débil que las relaciones sociales capitalistas desarrolladas de Estados Unidos, aunque estas estuvieran distorsionadas por la esclavitud. Aunque hubo una feroz resistencia en el combate, la superioridad técnica de las fuerzas norteamericanas derrotaron a los defensores. Para 1848, el Tratado de Guadalupe Hidalgo codificó la pérdida de la mitad del territorio mexicano.
Juárez impresionó a un amigo de la familia con quién vivía y este hizo tramites para que Juárez fuera educado en un seminario católico. Juárez continuó sus estudios en el Instituto de Ciencias y Artes donde leyó las obras de los filósofos racionalistas del siglo de las luces. Antes de recibir su licenciatura en leyes en 1834, fue elegido concejal de la ciudad de Oaxaca donde llegó a ser conocido como un defensor de los derechos de los indígenas. En 1841 paso a ser un juez civil y en 1847 fue elegido gobernador del estado de Oaxaca. Se destaco durante su mandato en este puesto por su apoyo a una medida que permitía la confiscación de las tierras de la iglesia.
En 1853 Antonio López de Santa Anna regresó al poder y Juárez fue uno de los liberales que fueron expulsados del país. Al encontrarse en Nueva Orleáns, Juárez se unió a otros liberales que estaban organizando un movimiento revolucionario para derrocar a la dictadura. Durante su exilio, Juárez se ganó la vida trabajando en una fábrica de puros.
El año siguiente, el general liberal Juan Alvarez y otros revolucionarios proclamaron el Plan de Ayutla. Juárez y el grupo de Nueva Orleans se unieron al movimiento, que derrocó la dictadura de Santa Anna en el otoño de 1854.
Alvarez asumió la presidencia y Juárez fue nombrado ministro de justicia, produciendo la llamada Ley Juárez, que abolió la inmunidad clerical al limitar la jurisdicción de los tribunales eclesiásticos. Este periodo también produjo la Ley Lerdo, que acabó con la tenencia de la tierra por la iglesia. Se nacionalizó la propiedad de la iglesia y las propiedades más grandes fueron subastadas.
Siendo México ya una república secular, el clero y los aristocracia lanzaron una guerra civil la Guerra de la Reforma en diciembre de 1857. Juárez, entonces el presidente de la Suprema Corte de Justicia, fue capturado en Guadalajara. Se salvó de ser fusilado cuando los soldados fueron persuadidos de no disparar. Por fin Juárez se fugó, organizó la resistencia, y fue declarado presidente de México en 1858. Ganó el apoyo de liberales y trabajadores tanto dentro como fuera de México. También recibió el apoyo del presidente norteamericano Abraham Lincoln. En 1861 fuerzas que favorecían la reforma retomaron la Ciudad de México.
Intervienen potencias europeas
Habiendo empezado la guerra civil en Estados Unidos, las potencias coloniales europeas buscaron la manera de intervenir en América. Como México se encontraba al borde de la bancarrota, Juárez declaró una moratoria de dos años en el pago de la deuda externa. En respuesta, los gobiernos del Reino Unido, España y Francia enviaron tropas para ocupar el puerto de Veracruz. Juárez logró negociar con el gobierno británico y el español y éstos retiraron sus tropas. Los gobernantes franceses rechazaron las negociaciones y lanzaron una invasión.
Después de que México derrotó rotundamente a la invasión en la batalla de Puebla el 5 de mayo de 1862, el gobierno francés envió refuerzos masivos y pronto tomaron la capital. Instalaron a Fernando Maximiliano José, un aristócrata austriaco, como emperador del país con el apoyo de los conservadores mexicanos.
Como observó Carlos Marx, en México antes de la Guerra Civil de Estados Unidos, la esclavitud se esconde detrás del peonaje. Por medio de préstamos, que se pagan con trabajo y que se heredan de generación a generación, no sólo el labrador individual, sino también su familia, se convierten, de hecho, en propiedad de otras personas y sus familias. Juárez abolió el peonaje. El llamado Emperador Maximiliano lo restableció por decreto, lo cual, en la Cámara de Representantes en Washington, fue denunciado acertadamente como un decreto para la reintroducción de la esclavitud en México.
El gobierno fue obligado a trasladarse a Ciudad Juárez en la frontera con Estados Unidos para organizar la resistencia y continuar la lucha. Ayudados por Lincoln y el Ejercito de la Unión, los juaristas llevaron a cabo tres años de lucha revolucionaria y guerra de guerrillas. Los soldados franceses fueron obligados a retirarse y Maximiliano fue capturado y fusilado. El 15 de julio de 1867, Juárez regresó a Ciudad de México y volvió a asumir la presidencia, aprovechando los próximos cinco años en el puesto para tomar los primeros pasos hacia la construcción de una nación moderna.
El legado de Benito Juárez es la abolición de la propiedad de los aristócratas y de la iglesia y las relaciones de clase que estos perpetuaban. Estas fueron sustituidas por la propiedad capitalista y las relaciones sociales burguesas sin las cuales no podría haber industria, una nación moderna y, lo que es más importante, un proletariado moderno: los sepultureros del sistema capitalista.
Las futuras generaciones recordarán con gratitud a Juárez por sus contribuciones a esta causa.
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