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Vol. 73/No. 18      11 de mayo de 2009

 
Ejemplo de Cuba es tema de mitin en N.J.
 
POR SARA LOBMAN  
NEWARK, Nueva Jersey—Una animada discusión sobre la Revolución Cubana se dio aquí el 20 de abril en la Universidad Rutgers. Unas 60 personas, estudiantes en su mayoría, participaron en una presentación y discusión sobre el libro Nuestra historia aún se está escribiendo: la historia de tres generales cubanos-chinos en la Revolución Cubana.

El evento fue organizado por un grupo estudiantil latino LUNA y coauspiciado por Latinos Siempre Unidos, Organización de Estudiantes Africanos, y las hermandades estudiantiles Sigma Iota Alfa, Omega Fi Chi y La Unidad Latina.

Nuestra historia aún se está escribiendo narra las experiencias de Armando Choy, Gustavo Chui y Moisés Sío Wng, tres generales de ascendencia china en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba. De adolescentes se unieron al movimiento revolucionario en los años 50 para derrocar a la dictadura de Fulgencio Batista, apoyada por Washington.

Hablaron Laurra Lomas, profesora de inglés, directora del Programa de Estudios sobre la Mujer en Rutgers y autora de Translating Empire: José Martí, Migrant Latino Subjects, and American Modernities (Traduciendo imperio: José Martí, temas inmigrantes latinos y modernidades americanas); Mario Arrieta, estudiante y dirigente de LUNA; y Martín Koppel, uno de los entrevistadores de los tres generales para el libro, publicado por la editorial Pathfinder. Arrieta moderó el programa.

Lomas observó que este año es el 40 aniversario de las ocupaciones estudiantiles en los recintos de Rutgers y otras universidades en Nueva Jersey y Nueva York donde se reivindicaron, y en muchos casos se ganaron, programas de estudios afroamericanos, latinos y asiáticos.

“Muchos de estos programas ahora están siendo atacados”, dijo Lomas. “Nuestra historia realmente aún se está escribiendo, puesto que debemos volver a examinar estas cuestiones”. Ella señaló que aunque el 18 por ciento de los estudiantes en el recinto de Newark son latinos y el 24 por ciento son asiáticos, no existe ahí un programa de estudios latinos ni de estudios asiáticos.

Lomas leyó citas de un artículo de José Martí, dirigente independentista cubana en el siglo XIX y destacado escritor latinoamericano, que escribió en 1882, pocos meses antes de que el gobierno estadounidense promulgara la Ley de Exclusión de Chinos. Dicha ley, vigente hasta 1943, prohibía que las personas de China y otros países asiáticos inmigraran a Estados Unidos.

“El racismo no se ha sido eliminado en Cuba,” dijo Lomas, pero el ejemplo de Choy, Chui y Sío Wong muestra los avances realizados por la Revolución Cubana.

“Estos tres generales eran jóvenes como nosotros”, dijo Arrieta. Apuntó que la Revolución Cubana ofrece un ejemplo en América Latina. “Ellos brindan apoyo en la agricultura, la educación y la salud a países por todas partes del mundo. A mí me gustó especialmente lo que destaca Moisés Sío Wong sobre el espíritu internacionalista de la Revolución Cubana”.

“El ejemplo de la Revolución Cubana es más urgente hoy día frente a la crisis más profunda del sistema capitalista mundial desde las primeras décadas del siglo XX”, dijo Koppel. “Contribuye a contestar afirmativamente la interrogante de que si el pueblo trabajador es capaz de cambiar estas condiciones.”

“Estos generales no empezaron como socialistas. Simplemente no iban a aceptar las condiciones bajo la dictadura de Batista. Y luego cuando derrocaron a la dictadura en 1959, no se detuvieron”, dijo Koppel. Medidas como la campaña de alfabetización y la reforma agraria causaron la ira y las agresiones de Washington. En respuesta, los trabajadores y campesinos cubanos tomaron control de las fábricas y las tierras y defendieron su revolución empuñando las armas.  
 
Situación racial en Cuba
“¿Cuál es la situación racial en Cuba hoy en día?” preguntó un profesor durante el período de discusión.

“La opresión racista es parte integral del capitalismo”, explicó Koppel. “La dirección revolucionaria cubana inmediatamente llevó a cabo medidas para erradicarla, incluida la prohibición de las prácticas discriminatorias en negocios públicos y privados. Pero también reconocen que, aunque la revolución desarraigó el racismo, la eliminación de su legado tarda mucho más tiempo y requiere medidas conscientes”.

“Las 10 administraciones norteamericanas desde el triunfo revolucionario de 1959 han intentado derrocar la Revolución Cubana”, dijo Koppel en respuesta a una pregunta de que si el presidente estadounidense Barack Obama mejoraría las relaciones con Cuba. La razón es que “la clase dominante norteamericana teme el ejemplo cubano, que muestra que sí es posible hacer frente a los gobernantes imperialistas —incluso aquí mismo en Estados Unidos—y vencerlos”.

Arrieta planteó una pregunta al público que provocó una animada discusión al final del programa: “¿Es posible una revolución en Estados Unidos?”

“Las condiciones no están lo suficientemente malas”, respondió un estudiante. “Primero las cosas tienen que empeorar hasta tocar fondo”.

Tom Baumann, miembro de la Juventud Socialista, observó que Estados Unidos tiene una historia de lucha de clases, incluyendo dos revoluciones: la Guerra Civil y la Guerra por la independencia en Estados Unidos.

Koppel dijo que las batallas por los derechos obreros y de los negros en los años 30 y 50 y 60, al igual que la actual lucha encabezada por trabajadores inmigrantes por la legalización, muestra la capacidad de la clase trabajadora en Estados Unidos —si tienen el liderazgo político necesario— de dirigir una lucha para derrocar a la clase dominante norteamericana y tomar el poder.  
 
 
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