Trabajadores mantienen su
dignidad tras ciclón Sandy
Protestas exigen electricidad, ayuda de gobierno
(artículo principal)
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Protesta en Long Island, 10 de noviembre, exige que compañía eléctrica restaure electricidad.
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POR EMMA JOHNSON
Y DAN FEIN
NUEVA YORK—Más de dos semanas después que el ciclón Sandy diezmara los barrios por toda la costa este, el pueblo trabajador sigue enfrentando la insensibilidad de los funcionarios públicos y las prioridades de lucro de las empresas capitalistas, desde las empresas de servicios públicos que arrastran los pies hasta las compañías de seguros que maniobran para limitar su responsabilidad.
Más de 8 millones de casas y negocios en siete estados se quedaron sin electricidad. Más de 83 mil hogares seguían sin electricidad en Nueva York y Nueva Jersey el 13 de noviembre. Según el alcalde Michael Bloomberg 2 700 personas todavía siguen en albergues en la ciudad de Nueva York.
Los hogares de cientos de residentes de Seaside Heights, Nueva Jersey, fueron destruidos. Muchos de ellos han sido trasladados al “Freedom Camp,” un campamento establecido por el gobierno del estado de Nueva Jersey en el hipódromo de Monmouth Park en Oceanport, Nueva Jersey.
Dan Cecere Jr., un trabajador discapacitado, es uno de los residentes de la ciudad que fueron enviados al campamento. “La Guardia Nacional nos dijo que fuéramos a la policía, ellos te van a evacuar”, dijo Cecere al Militante. “Si te quedas, te van a arrestar. Tenían perros de drogas. Nos trataron como delincuentes”.
Después de pasar dos días en tiendas de campaña, algunos residentes fueron trasladados al edificio tribuna de cuatro pisos del hipódromo. Todas las personas alojadas ahí tienen que tener una tarjeta de identificación con foto. Hay guardias de seguridad en todas las puertas. Los evacuados tienen que mostrar su tarjeta de identificación hasta para ir al baño.
Corey Goodwin, de 24 años, un cajero, está alojado en el edificio con su familia. La escuela en Seaside Heights a la que asiste su hijo de cinco años de edad fue arrasada. “No le permiten que vaya a la escuela local aquí, porque no vive en la zona”, dijo Goodwin al Militante.
“Esto es como una prisión, un montón de policías haciendo que uno se sienta incómodo”, dijo Goodwin. “Nos manejan a su antojo y nadie sabe cuánto tiempo va a durar”.
Mike Beason, de 49 años, que se dedica a pintor y a otros oficios, también de Seaside Heights, estaba en su segundo refugio desde la tormenta cuando le dijeron que tendría que trasladarse de nuevo.
“Ayer nos dijeron que nos iban a trasladar desde la iglesia hasta el hipódromo”, dijo Beason al Militante el 10 de noviembre. “El autobús estaba a medio camino hacia aquí cuando dio la vuelta y se regresó a la iglesia. Desempacamos todas nuestras cosas. Luego nos dijeron: “Empaquen, vamos al hipódromo”. Cuando llegamos aquí, esperamos por dos horas en el autobús. Ni siquiera podíamos salir a fumar un cigarrillo”.
Beason dijo que hay 250 personas en su sección, desde bebés enfermos y llorando hasta personas sin medicamentos. “Nadie sabe qué demonios está pasando”, dijo. “Ya me he registrado con FEMA [Agencia Federal para el Manejo de Emergencias] en dos lugares, pero ahora me tengo que registrar de nuevo”.
Las zonas bajas de los barrios obreros de Staten Island fueron algunas de las áreas más afectadas en Nueva York, con 23 de las 43 muertes reportadas en la ciudad. Unos 5 200 residentes de Staten Island han solicitado vivienda temporal de la FEMA. Pero hasta el 9 de noviembre la agencia había encontrado vivienda solo para unas veinte personas.
‘Far Rockaway fue abandonado’
Corresponsales del Militante que visitaron la zona de Rockaway el 11 de noviembre encontraron los contenidos empapados de las casas inundadas aún alineadas en las calles.
“Es una vergüenza”, dijo Sharon Frost, de 48 años. “Far Rockaway ha sido abandonado. Tenemos que protestar”.
Muchas de las personas sin electricidad han sido informadas por la compañía de electricidad que tendrán que contratar a su propio electricista para inspeccionar y reparar los daños antes de que la empresa pueda restaurar la electricidad, dijeron los residentes al Metro New York.
Algo similar enfrentaron en Oceanside, Long Island.
“No había información. La gente se sentía como que los dejaron en la oscuridad”, dijo al Militante Joann Piazza, de 40 años, una cocinera desempleada, el 11 de noviembre, mientras limpiaba la casa de su madre en Oceanside. “Eso es lo que hacía las cosas aún peor. Por lo menos podrían haber circulado un volante diciendo dónde ir, qué hacer. Estoy desempleado. Pudieron ponerme a trabajar repartiendo volantes, manteniendo a la gente informada”.
“Yo tengo seguro contra inundaciones”, dijo Stephanie Cohen, de 40 años, una estilista que perdió casi todas las cosas de su casa. “Pero no tengo ni idea de lo que nos van a dar. Cubre los daños a la casa, pero no su contenido”.
Las compañías de seguros están presionando para que Sandy sea clasificado oficialmente como un huracán y no una tormenta tropical, ya que esto les permitiría reducir los reembolsos, según el Financial Times.
Según los vecinos del barrio, no hubo recolección de basura en sus calles en Oceanside durante dos semanas después de la tormenta y la compañía de electricidad no había venido a inspeccionar las casas o informar a la gente cuando se restauraría la electricidad.
El 9 de noviembre cientos de residentes de Oceanside protestaron contra la respuesta lenta. La supervisora de la ciudad de Hempstead Kate Murray y la representante demócrata Carolyn McCarthy fueron abucheadas y ahogadas cuando coreaban “¿Qué queremos? ¡Electricidad! ¿Cuándo? ¡Ahora!”
Un día después de la protesta, los camiones recolectores de basura aparecieron y la Autoridad de Energía de Long Island pasó a inspeccionar las viviendas. “La rueda que rechina es la que recibe el aceite”, dijo Cohen”.
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