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Trabajadores en Ucrania defienden su soberanía
Tártaros resisten ocupación rusa de Crimea
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AP/Alexander Polegenko
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Tártaros crimeanos marchan el 3 de mayo a puesto de control ruso en frontera de Crimea, exigen se permita entrar a líder tártaro Mustafa Dzhemilev, que fue negada por oficiales rusos.
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POR JOHN STUDER
Agentes de las fuerzas armadas de Rusia y sus reclutas locales, que incluyen bandas criminales, han intensificado sus provocaciones en el este y sur de Ucrania, preparando el terreno para la intervención directa de Moscú.
Alrededor de 3 mil personas se manifestaron en apoyo de la soberanía ucraniana el 4 de mayo en Dnepropetrovsk, muchos de los cuales se habían reunido allí para un partido de fútbol entre el equipo de Dnepropetrovsk de la Liga Premier y el de Lviv, en el oeste. Entre las consignas que los aficionados de ambos equipos decían estaban “Oriente y occidente estamos juntos” y “Gloria a Ucrania”.
Más de mil personas marcharon en Odessa el 2 de mayo, incluyendo partidarios del equipo local, los Chernomorets (marineros) y el de los Metálicos, equipo visitante de Kharkiv, que jugaban más tarde ese día. Los partidarios de la unidad de Ucrania fueron atacados por unos 200 matones armados partidarios de la anexión rusa.
“Los aficionados al fútbol no estaban armados, marchaban con banderas de Ucrania, mientras que los otros llegaron totalmente equipados, como si iban a la guerra”, dijo el periodista Zoya Kazandzhy al Kiev Post. “Los ciudadanos se organizaron rápidamente, y eso es lo único que nos ayudó ayer”.
Los atacantes, inferiores en número, comenzaron a retirarse, disparando fusiles Kalashnikov y pistolas.
Después de una batalla de más de una hora, los matones huyeron al interior del edificio de los sindicatos. Las dos partes continuaron lanzando cócteles molotov los unos a los otros produciendo un incendio en el edificio. Liderados por unidades de autodefensa, los partidarios de la soberanía ucraniana rescataron a varias decenas de los atacantes al traer un andamio para que pudieran escapar con seguridad del segundo y tercer piso.
Las autoridades del gobierno ucraniano reportaron 46 muertos como resultado de los combates. Cientos de personas quedaron heridas. De los veinte cuerpos recuperados del edificio, 15 de ellos eran ciudadanos rusos o de la región de Transnitsia en la cercana Moldova, ocupada por Rusia.
Con el prejuicio anti-obrero típico de la prensa capitalista estadounidense, el Wall Street Journal describió los acontecimientos del 2 de mayo en Odessa como “disturbios entre pandillas pro y en contra del gobierno”, y llamó a los agentes militares rusos y a los matones bajo su dirección “diversos tipos de activistas que se oponen a Kiev”.
El funcionamiento de Moscú en el este y sur de Ucrania se asemeja a la manera en que se tomaron Crimea en marzo, cuando matones paramilitares bajo la dirección de Moscú respaldaron un referéndum fraudulento a favor de la “independencia” a punta de pistola para justificar la incorporación de la península a Rusia.
Los tártaros de Crimea, quienes fueron de los primeros habitantes de la península, constituyen hoy alrededor del 12 por ciento de la población y se negaron en su gran mayoría a participar en el referéndum. Moscú respondió expulsando al líder central de los tártaros, Mustafa Dzhemilev, de su tierra natal de Crimea.
Dzhemilev viajó en auto a Crimea el 3 de mayo. Unos 5 mil tártaros lo recibieron en la frontera, donde hicieron una manifestación en su apoyo y en contra de la ocupación rusa, pero las tropas rusas no le permitieron entrar.
El 18 de mayo será el 70 aniversario de la deportación de la población tártara de Crimea por ordenes del entonces primer ministro soviético José Stalin, quien los calumnió como agentes de Hitler. Casi la mitad de la población tártara murió en un viaje forzoso a Uzbekistán y otras partes de la Unión Soviética. Los tártaros comenzaron a regresar en grandes números en la década de 1990.
“Tengo la intención de ir a Crimea y tratar de llegar el 18 de mayo”, dijo Dzhemilev en una conferencia de prensa en Kiev el 5 de mayo. “Los tártaros de Crimea son el eje de la resistencia contra el régimen de ocupación. No vamos a tolerar la ocupación”.
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