Vol. 80/No. 22 6 de junio de 2016
“Las condiciones siguen empeorando aquí”, dijo Melvin Ray, de 45 años, al Militante en una entrevista telefónica desde una de las prisiones estatales de Alabama. Además de la superpoblación penal y el trabajo sin pago que son obligados a realizar los reos “los tribunales no son imparciales, los presos son tratados brutalmente, faltan fondos para la educación y otros programas y la comida a menudo no es apta para el consumo humano”, dijo Ray, un fundador del Free Alabama Movement (Movimiento Alabama Libre), que inició las protestas. Los prisioneros formaron el grupo en enero de 2014, cuando organizaron su primera huelga.
A partir del 1 de mayo los reos de las cárceles de Holman, Staton y Elmore se negaron a salir de sus celdas a trabajar. Estos empleos van desde trabajos no remunerados sirviendo comida hasta empleos “industriales” que pagan de 17 a 30 centavos por hora, los únicos empleos pagados en las prisiones del estado. Los reos de St. Clair se sumaron a la acción el 9 de mayo.
En Holman, los empleos industriales incluyen la fabricación de placas para vehículos y ropa de cama para las prisiones. Elmore tiene una planta de enlatado y reciclaje, y St. Clair tiene una planta de química y restauración de vehículos.
El gobierno de Alabama legalizó el uso de trabajo penitenciario por empresas privadas en 2012. “Vamos a poner a nuestros presos a trabajar. Se les va a pagar algo razonable”, dijo el representante estatal Jim McClendon, promotor de la medida. Desde entonces se han establecido 17 industrias.
“Nuestro encarcelamiento en masa es una forma de esclavitud, porque no nos pagan por nuestro trabajo, pero nos están cobrando multas exorbitantes”, dijo un preso a Solitary Watch, un sitio web que publica información sobre los presos en celdas de aislamiento. Los presos pagan 4 dólares por brazaletes y tarjetas de identificación, 31.50 dólares por una prueba de análisis de orina y 200 dólares para hacerle una petición a un tribunal, la única manera en que un preso puede presentar una queja.
También les cobran 25 dólares la primera vez que son atrapados con un teléfono celular, y le suben 25 dólares a la multa por cada violación adicional. Los guardias les venden teléfonos a los presos, que lo usan principalmente para llamar a sus familiares, según Solitary Watch.
Las cárceles donde se realizaron las huelgas fueron puestas en confinamiento después de su inicio. Las autoridades también respondieron reduciendo las porciones de comida, una práctica que los reos llaman “alimentando pájaros”. “Durante los últimos 10 días hemos ingerido mucho menos de mil calorías por comida”, dijo el prisionero Kinetik Justice, quien se encuentra en aislamiento en la cárcel de Holman, al programa de radio “Democracy Now”.
Alabama gasta solo 26 dólares por preso al día. El promedio nacional es de 62 dólares, según la organización Equal Justice Initiative.
“Tenemos el apoyo de nuestros familiares y de algunos grupos comunitarios”, dijo Ray. El 7 de mayo, los partidarios de los huelguistas realizaron una protesta frente a la cárcel de Holman, en Atmore, auspiciada por el Movimiento Alabama Libre y The Ordinary People Society, que respalda la lucha de los reos. El grupo de apoyo Madres y Familias tiene programada una protesta para el 22 de junio en Birmingham para respaldar la lucha de los presos.
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