Los oradores fueron Alyson Kennedy, candidata para presidente de Estados Unidos del PST; Jacob Perasso, un obrero que se encuentra de licencia de su trabajo en la empresa ferroviaria CSX para hacer campaña como candidato del PST para el senado por Nueva York; y Laurent Sylvestre de la Liga Comunista en Canadá.
Más de 35 millones de personas vieron las convenciones de los demócratas y republicanos y los discursos de Donald Trump y Hillary Clinton, dijo Sandler, organizador del PST en Nueva York, al dar inicio al programa. Lo que vieron fue “un espectáculo de hipocresía y falsedades” que trató de encubrir el contraste en la situación real de distintas clases sociales en Estados Unidos.
“Los gobernantes, propietarios acaudalados, son los que verdaderamente deciden todo en Estados Unidos. Es una dictadura del capitalismo”, dijo Sandler.
“El Partido Socialista de los Trabajadores presenta la trayectoria de clase opuesta. Señalamos una trayectoria hacia la toma del poder de manos de los gobernantes por parte de los trabajadores. Es la única forma de poner fin a esta histórica e irresoluble crisis del sistema capitalista mundial, que está devastando las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores en este país y por todo el mundo”.
“Vamos a hacer campaña intensamente, conversando con miles de trabajadores en las puertas de sus casas”, dijo Sandler.
El evento se celebró justo después de varias semanas de campaña en Vermont, Utah y Tennessee. Los partidarios del PST han ido de puerta en puerta en barrios obreros en las ciudades donde viven y trabajan y en otras partes. Días después Kennedy iba rumbo a Virginia del Oeste para hablar con mineros del carbón y otros trabajadores.
En Washington, Utah, Minnesota y especialmente en Vermont también participaron partidarios de la Liga Comunista en Canadá.
Más de 400 trabajadores con quienes conversaron en Vermont y Utah adquirieron el nuevo libro del secretario nacional del PST Jack Barnes, ¿Son ricos por que son inteligentes? Clase, privilegio y aprendizaje bajo el capitalismo. “Es una maravillosa introducción al Partido Socialista de los Trabajadores”, dijo Sandler.
Sandler leyó un mensaje enviado por un veterano dirigente de la Liga Comunista. “La experiencia en Vermont fue profunda”, decía el mensaje. Lo que explicábamos “estaba fuera del marco electoral” y muchos estaban interesados en nuestra perspectiva de que es “a través de la lucha que los trabajadores adquiriremos la confianza para reorganizar la sociedad en pro de los intereses de los trabajadores y agricultores. Los trabajadores compraron ¿Son ricos por que son inteligentes? en base a este tipo de discusiones”.
Entre las 75 personas que asistieron al evento en Nueva York se encontraban Shelia Reid, una luchadora contra la brutalidad policial, cuyo hijo Jerame fue muerto por la policía de Nueva Jersey en 2014; Camilo Matos, dirigente del Partido Nacionalista de Puerto Rico en Nueva York; y Dalton Roberts, un joven mecánico de Carolina del Sur que conoció a miembros del partido unos días antes en las protestas afuera de la convención del Partido Demócrata en Filadelfia y quien decidió unírseles para ir a hablar con trabajadores sobre la campaña.
Los dos partidos bélicos
El Partido Demócrata se presentó como un partido bélico en la convención de Filadelfia, dijo Kennedy. El ex director de la CIA y el ex secretario de defensa Leon Panetta llamó a elegir a Clinton para enviar un mensaje claro de que “nadie ataca a Estados Unidos sin sufrir las consecuencias”.Algunos de los partidarios de Bernie Sanders interrumpieron a Panetta con consignas de “¡No más guerras!”. Sus consignas fueron ahogadas por los gritos de “USA, USA” de los otros delegados.
Poco antes del discurso de aceptación de Clinton, el general de los marines jubilado John Allen, quien durante un periodo estuvo al frente de la operación militar estadounidense en Afganistán, subió al escenario con varias decenas de oficiales jubilados y veteranos de guerras para anunciar su apoyo a Clinton.
“No dejen que nadie diga que nuestro país es débil”, dijo Clinton.
Trump, Clinton y Sanders “quieren hacer creer al pueblo trabajador que esto nos afecta a todos por igual”, dijo Kennedy en el evento. “Trump dice ‘Yo va a hacer grande a Estados Unidos de nuevo’ y Clinton dice ‘Estados Unidos ya es grande’”.
“Pero ‘Estados Unidos’ está dividido en clases”, dijo Kennedy. “Los trabajadores no tienen intereses comunes con los capitalistas. No hay nada ‘grandioso’ sobre sus políticas y guerras imperialistas, las cuales atacan a los trabajadores aquí y en el extranjero”.
Clinton afirmó que “nuestra economía está mucho más fuerte” que antes que Obama asumiera el cargo. La industria automotriz “acaba de tener su mejor año”, dijo Clinton. “Eso es verdadero progreso”.
“¿En qué mundo vive? ¿Y qué quiere ella decir con ‘nuestra’ economía?” preguntó Kennedy, quien se integró al sindicato minero UMWA en 1981 y fue parte de la primera oleada de mujeres que trabajaron en las minas de carbón.
El mismo día del discurso de Clinton, dijo Kennedy, el director financiero de la Ford, Robert Shanks, dijo a la prensa que “el crecimiento llegó a su fin”. La Ford tiene planeado acelerar su “reducción de costos” y reducir drásticamente la producción y los empleos.
Trump encuentra recepción entre muchos trabajadores porque habla sobre la profunda crisis económica, los cierres de fábricas, el incremento en el ritmo de producción y los salarios estancados. De forma arrogante les dice a los trabajadores, “Soy su voz”. Pero la forma como convierte demagógicamente a los inmigrantes en chivos expiatorios y culpa a los musulmanes por el terrorismo es mortal para la solidaridad que la clase trabajadora necesita para reconstruir nuestros sindicatos y para trazar un curso hacia la toma del poder político, dijo Kennedy.
Clinton y los demócratas dicen estar en contra de los ataques a los inmigrantes y a los musulmanes. Pero apoyan las políticas de la administración de Obama de deportar o encarcelar a decenas de miles de trabajadores indocumentados cada año por el supuesto “crimen” de trabajar. El Partido Socialista de los Trabajadores dice, “Organizar, sindicalizar y exigir no más deportaciones” para unir a la clase trabajadora independientemente de su país de origen o credo religioso.
Bajo el pretexto de oponerse a la difamación de los musulmanes por Trump, la convención demócrata invitó como orador a Khizr Khan, un inmigrante musulmán de Pakistán, cuyo hijo Humayun, un capitán del ejército estadounidense, fue uno de los miles de soldados que han perecido como carne de cañón en la guerra de Washington en Iraq.
Los demócratas cínicamente trataron de utilizar la muerte de Khan para apuntalar la campaña bélica de los gobernantes, dijo Perasso. “El Partido Socialista de los Trabajadores exige el retiro de todas las tropas estadounidenses del Medio Oriente. Y defendemos a los musulmanes y a las mezquitas de ataques aquí en Estados Unidos”.
“Occupy” en atuendo electoral
“Lo que ha sido denominado como el movimiento de Sanders siempre fue realmente Occupy en atuendo electoral”, dijo Perasso. Al decir que el problema es el 1 por ciento contra el 99 por ciento, Occupy le quita atención a la lucha de clases en Estados Unidos. “Se hizo evidente en la convención de que Sanders no los puede controlar. Los activistas de “Occupy” pretenden tomar control del Partido Demócrata, y están progresando en su objetivo”.Las propuestas de Sanders y de Occupy —de imponer impuestos al 1 por ciento y de reformar la financiación de las campañas— no tienen nada que ver con forjar un partido obrero y un movimiento social masivo que luche para sindicalizar a los no sindicalizados y oponerse al imperialismo y sus guerras.
“Los trabajadores en Canadá están enfrentando la misma crisis que enfrentan los trabajadores en Estados Unidos”, dijo Sylvestre. “Esto incluye salarios bajos, la proliferación de empleos a tiempo parcial, los recortes en los servicios, la brutalidad policial, ritmos de producción acelerados y las lesiones en el trabajo.
“Nosotros empezamos con el mundo”, dijo Perasso. “Vemos a la Revolución Cubana como ejemplo de que los trabajadores pueden tomar el poder de manos de los gobernantes acaudalados”.
Perasso y Kennedy viajarán a Puerto Rico en septiembre para ver directamente las condiciones de los trabajadores en esta colonia de Estados Unidos. Explicarán su oposición a la situación colonial de Puerto Rico y su apoyo a la excarcelación de Oscar López Rivera, un patriota puertorriqueño encarcelado en Estados Unidos por 35 años por su participación en la lucha por la independencia.
Muchos de los participantes en el evento en Nueva York llegaron temprano para disfrutar de una fina cena y se quedaron después para postres y debate. Inspirados por el programa y las oportunidades políticas para el Partido Socialista de los Trabajadores, los asistentes contribuyeron 10 mil dólares para avanzar su labor.
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