A las 7:30 a.m. López Rivera, ya con 74 años de edad pero mostrándose enérgico, salió del apartamento de su hija Clarisa, donde había estado bajo arresto domiciliario durante los últimos tres meses de su confinamiento. Fue acogido por 50 partidarios y el coro estudiantil de la Universidad de Puerto Rico (UPR) le dio una serenata antes de que fuera llevado a una oficina federal para que le quitaran el grillete electrónico.
Luego, decenas de partidarios jubilosos lo recibieron en una rueda de prensa en la playa El Escambrón, frente a las aguas caribeñas que había soñado volver a ver durante sus años de encierro.
Estaba acompañado por Clarisa López y otros independentistas que estuvieron presos en Estados Unidos, un animado contingente del grupo “35 mujeres por Oscar” —de aquí y también de Nueva York— y estudiantes en huelga de la Universidad de Puerto Rico. También estuvo presente una delegación solidaria del Partido Socialista de los Trabajadores encabezada por Osborne Hart, candidato del PST para alcalde de Nueva York.
“Hay dos cosas que yo sé hacer: luchar y trabajar”, respondió López cuando le preguntaron sobre sus planes. Dijo que visitará los 78 municipios de la isla para escuchar lo que dice la población, tanto sobre las condiciones catastróficas que los puertorriqueños encaran hoy día bajo el dominio colonial norteamericano y sobre la mejor forma de librarse de este.
Esa tarde, más de 2 mil personas acudieron a una celebración de su excarcelación.
Agradece a partidarios
Ante una creciente campaña internacional por la excarcelación de López, el presidente Barack Obama, justo antes de concluir su mandato, ordenó que su sentencia de 70 años fuera conmutada el 17 de mayo.
López agradeció al Comité Pro Derechos Humanos de Puerto Rico y a la Red Nacional Boricua de Derechos Humanos, con sede en Estados Unidos, por su persistente trabajo, así como a las “35 Mujeres por Oscar”, que hicieron protestas mensuales en San Juan, Nueva York y Chicago para exigir que el gobierno norteamericano lo pusiera en libertad.
También agradeció el apoyo de sindicatos, grupos comunitarios y otros alrededor del mundo, incluidos los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y “muy en especial a Cuba”. Hizo mención especial de los cinco revolucionarios cubanos que también estuvieron presos en Estados Unidos bajo cargos amañados.
López recibió una llamada de felicitaciones de Fernando González, uno de los Cinco Cubanos y actual presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP). González fue compañero de celda de López por más de cuatro años en Terre Haute, Indiana.
El presidente cubano Raúl Castro le envió un mensaje diciendo, “La historia no olvidará tu firmeza y lealtad a la causa de la independencia de Puerto Rico, que es esencial para Nuestra América”. López visitará Cuba en noviembre.
Oscar López nació en Puerto Rico y se mudó a Chicago a los 14 años de edad. Fue reclutado al ejército de Estados Unidos y enviado a combatir en la guerra de Washington contra Vietnam, experiencia que “me transformó”, según expresó. Al regresar a Chicago, se involucró en protestas contra la brutalidad policiaca, la discriminación en el empleo y la falta de viviendas dignas y por la educación bilingüe. Se comprometió a la lucha para liberar a Puerto Rico del dominio colonial estadounidense.
López formó parte de un grupo de independentistas que en 1980–81 fueron arrestados y acusados de ser miembros de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), que se adjudicó ataques dinamiteros contra empresas estadounidenses con vínculos a Puerto Rico. Fue sentenciado a 55 años de cárcel bajo cargos amañados que incluían “conspiración sediciosa”. Posteriormente una corte le aumentó la sentencia a 70 años.
Resistencia a la crisis colonial
En la rueda de prensa el independentista condenó a “la junta criminal” —la Junta de Supervisión y Administración Financiera impuesta por el gobierno norteamericano— que tiene poderes dictatoriales sobre el presupuesto de Puerto Rico. Su tarea es garantizar el mayor pago de la deuda de 74 mil millones de dólares a los acaudalados bonistas.
En la última década el gobierno puertorriqueño ha despedido a 30 mil empleados públicos, aumentado los impuestos a las ventas, congelado los salarios de trabajadores públicos y cerrado escuelas. El sistema de salud está al borde del colapso, con recortes drásticos a los fondos de Medicaid y un éxodo de médicos y enfermeras hacia Estados Unidos.
López denunció “esa élite del patio que ha ayudado a Washington y a Wall Street a administrar la colonia desde 1898, cuando el gobierno estadounidense invadió y ocupó a Puerto Rico militarmente, hasta el presente”.
“¿Qué calidad de vida los colonialistas ofrecen al pueblo?”, preguntó. “Lo único que saben hacer es sacarle hasta el último peso del bolsillo de todo(a) boricua que trabaja y suda la patria”.
Felicitó a los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico que han estado en huelga desde finales de marzo para oponerse a los recortes proyectados de 450 millones de dólares, una tercera parte del presupuesto de la UPR.
El independentista llamó a la unidad de todos los que luchan por la descolonización de Puerto Rico, tanto en la isla como entre el creciente número de boricuas que viven en Estados Unidos.
La plaza de Río Piedras se colmó esa tarde para el acto de “Bienvenido a Casa Oscar”. Fue un evento festivo, con música de Andy Montañez, Roy Brown y otros artistas. Al cierre, hablaron brevemente López y el independentista Rafael Cancel Miranda, quien leyó su poema titulado “No me arrepiento”.
Al día siguiente López viajó a Chicago para las celebraciones en esa ciudad, y después nuevamente a Puerto Rico, donde fue recibido en San Sebastián, el pueblo rural donde nació. Al evento acudieron nacionalistas de larga trayectoria, jóvenes independentistas y activistas contra la contaminación con cenizas tóxicas en Peñuelas.
Acompañado por su hermano y sus hermanas, López recibió la bienvenida del alcalde Javier Jiménez, del Nuevo Partido Progresista, partidario de la estadidad. La presencia del alcalde subrayó la amplitud del apoyo que se logró en la lucha a favor de Oscar López.
López dijo a los presentes que a los boricuas se les dice que la isla es demasiado pequeña y carece de recursos naturales para convertirse en una nación soberana. “Pero nuestro principal recurso son los seres humanos” de Puerto Rico, que han demostrado su capacidad de crear y luchar, dijo.
La lucha por la independencia de Puerto Rico se fortalece con las luchas internacionales, señaló. “Es parte de la lucha por un mundo mejor”.
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