“Llevo medio siglo luchando. Con mi gente he pasado por masacres masivas, deportaciones, ataques con gas. Recuerdo cuando pensábamos que nos habíamos acabado, que íbamos rumbo al exterminio”, dijo el presidente del GRK, Masoud Barzani, en Erbil, el 25 de septiembre. “Durante estas décadas de resistencia, de esperanzas defraudadas y renacidas, nunca imaginé que en mi vida vería el día en que … mi pueblo finalmente podría unirse y expresar al mundo su deseo de ser democrático y libre”.De los 4 581 255 de votantes habilitados, el 72 por ciento acudió a las urnas. El “Sí” a favor de un Kurdistán independiente recibió el 92.7 por ciento de los votos. Decenas de miles de kurdos en Irán, Turquía y Siria celebraron los resultados, al igual que los kurdos por todo el mundo. Este desarrollo histórico ha sido posible porque las clases dominantes en Washington y en toda la región han estado absorbidas en guerras a medida que se desintegran las fronteras artificiales y el “orden” impuesto a los trabajadores del Medio Oriente por los vencedores de las dos guerras mundiales imperialistas del siglo XX, quienes negaron a los más de 30 millones de kurdos el derecho a su propio estado.
El 29 de septiembre Bagdad suspendió todos los vuelos internacionales a Kurdistán y exigió que el GRK entregara el control de dos aeropuertos internacionales al gobierno central, una demanda que fue rechazada por Erbil.
El gobierno iraquí también amenazó con enviar tropas para tomar control de los campos petroleros en Kirkuk, un territorio históricamente kurdo, pero reclamado por Bagdad como parte de la política de arabización del régimen dictatorial de Saddam Hussein.
El 3 de octubre el parlamento iraquí prohibió a los miembros kurdos participar en las sesiones y les ordenó regresar a Kurdistán. Luego los miembros restantes del parlamento, dirigidos por aliados políticos de Teherán, exigieron que la corte federal despojara a los delegados kurdos de la inmunidad y que fueran enjuiciados.
Por varios años, el GRK ha estado exportando petróleo —un aspecto clave de su economía— a los mercados internacionales a través de Turquía. Kurdistán no tiene litoral marítimo. Ankara ahora está amenazando con cerrar el oleoducto. Hasta ahora el petróleo sigue fluyendo.
“Despierten de este sueño”, dijo el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, a los kurdos. “En el norte de Iraq no se está fundando un estado independiente, mas bien se está abriendo una herida que sangra continuamente”. Las fuerzas armadas de Irán, Iraq y Turquía están realizando maniobras militares en las fronteras con la región del Kurdistán de Iraq. Pero no ha habido ataques directos contra los kurdos.
“El voto y los resultados carecen de legitimidad y seguimos apoyando un Iraq unido, federal, democrático y próspero”, dijo el Secretario de Estado Rex Tillerson el 29 de septiembre. Al mismo tiempo, el Departamento de Estado dejó claro que se oponía a cualquier ataque armado contra el GRK, y llamó a “la calma por parte de todos”.
La presión ejercida por el voto por la independencia kurda sobre los gobiernos vecinos fue reflejada en las declaraciones del canciller sirio, quien dijo que Damasco está abierto a discusiones con los kurdos sirios sobre la formación de una región autónoma kurda dentro de las fronteras de Siria.
De hecho, ya existe una en la frontera con Turquía, el Sistema Federal Democrático del Norte de Siria, donde viven 2 millones de kurdos, defendida por las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG). Las YPG son parte de una alianza militar con Washington para expulsar al Estado Islámico de Raqqa y extender la influencia estadounidense en Siria a lo largo de la orilla oriental del Río Eufrates desde Deir el-Zour hasta la frontera de Siria con Iraq.
Las fuerzas del ejército sirio, respaldadas por efectivos iraníes, fuerzas del Hezbollah y aviones rusos, también están tratando de tomar estas áreas.
Los gobernantes imperialistas en Washington están enfrascados en un conflicto con Moscú y con los gobernantes capitalistas de la región, en el que todos buscan defender sus propios intereses económicos y políticos. Washington está especialmente interesado en impedir que Teherán establezca una ruta terrestre desde Afganistán a través de Iraq y Siria hasta el Líbano que los conecte con Hezbollah.
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