LONDRES — “No, yo no asesiné a Maurice Bishop. No, yo no ordené su muerte”, dijo Bernard Coard en la apertura de su charla en un evento realizado en esta ciudad el 27 de marzo.
Coard estaba tratando de justificar su liderazgo traicionero, hace 35 años, del sangriento derrocamiento de la poderosa revolución iniciada el 13 de marzo de 1979 en la pequeña isla de Granada en el Caribe oriental. Maurice Bishop era el dirigente central de la revolución y el primer ministro del gobierno de trabajadores y agricultores establecido por esta.
La Revolución Granadina, dijo Fidel Castro, junto con la Revolución Nicaragüense de julio de 1979, y la Revolución Cubana son “tres gigantes” en el Caribe “en las puertas mismas del imperialismo”.
Pero cuatro años más tarde la revolución fue destruida en un golpe de estado dirigido por Coard, el viceprimer ministro y el organizador de una facción estalinista en el partido del gobierno, el Movimiento de la Nueva Joya. Bishop, otros dirigentes del Movimiento de la Nueva Joya, y la mayoría del pueblo trabajador de Granada se levantaron para detener la contrarrevolución.
Público disputa mentiras de Coard
Murmullos de “mentiras” y “contrarrevolucionario” se podían oír de los participantes mientras Coard afirmaba que la revolución “se había colapsado”. Fue una “tragedia”, dijo, de la cual “todos fuimos responsables. Todos cometimos errores”.
La importancia de la revolución de Granada para el pueblo trabajador hoy en día, junto a la auto interesada evaluación de Coard fueron agudamente debatidas en la “Audiencia con Bernard Coard”, como se nombró al evento.
“El pueblo granadino lanzó un levantamiento para liberar a Bishop del arresto domiciliario y restaurar su gobierno al poder”, dijo Ólof Andra Proppé durante la discusión.
“Tropas leales a Coard, apuntaron sus armas contra una masiva manifestación el 19 octubre de 1983”, dijo ella. “Asesinaron a Bishop y a otros cinco dirigentes revolucionarios: Fitzroy y Norris Bain, Jacqueline Creft, Vincent Noel y Unison Whiteman. Mataron o hirieron a muchos otros. Las fuerzas de Coard después desencadenaron un sangriento reino de terror, inclusive un toque de queda impuesto a la población con ordenes de disparar a matar las 24 horas del día por cuatro días”.
Proppé, quien se identificó como miembro de la Liga Comunista, recibió aplausos. Había varios granadinos en el público que conocían la verdadera historia de la revolución y la traición contrarrevolucionaria de Coard. El derrocamiento de la revolución abrió el camino para que Washington invadiera una semana más tarde.
Proppé mostró ejemplares de Maurice Bishop Speaks (Habla Maurice Bishop) y del folleto con el artículo “El segundo asesinato de Maurice Bishop” por Steve Clark, un dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores de Estados Unidos.(Ver anuncio en esta página). “En estos libros pueden aprender la verdadera historia de la Revolución Granadina y el papel de Coard en su derrocamiento”, dijo Proppé.
“Ella habla por mí”, dijo Gale Jerome George, originaria de Granada, quien habló después. “Sentí que tenía que asistir a esta reunión a pesar de que esto es un tema muy emocional para mí. Yo era muy joven en aquel entonces. Otros amigos granadinos míos sintieron que no podían venir”.
“Quería ver que es lo que usted tenía que decir”, dijo, dirigiéndose a Coard. “Ahora que he escuchado su opinión de que ‘todas las partes son culpables’, veo que es para eximirse de culpa. No convence. ¿Por qué fue puesto Bishop bajo arresto domiciliario? ¿Dónde están los cuerpos?” George se refería al hecho de que los cuerpos de Bishop y de los otros dirigentes asesinados nunca fueron recuperados.
Otros que hablaron desde el público también defendieron a Bishop y la revolución. “Usted habla de responsabilidad colectiva”, dijo Natasha. “¿Cuál fue su responsabilidad?”
El evento del 27 de marzo fue el último de una gira de dos semanas en el Reino Unido para que Coard promoviera su libro recientemente publicado, The Grenada Revolution: What Really Happened? (La Revolución Granadina: ¿Qué pasó en realidad?). El libro, que según Coard es el primero de cinco tomos, es promovido como una “lectura obligatoria” por el Morning Star, el diario asociado con el Partido Comunista de Gran Bretaña. Los partidarios del Morning Star auspiciaron varios eventos de la gira de Coard.
La gira comenzó con un lanzamiento del libro en la sede de la Unión Nacional de la Educación. El evento del 27 de marzo se llevó a cabo en las oficinas del sindicato Unite en la región de Londres y de oriente, y fue también auspiciado por Caribbean Labor Solidarity y el Comité de Minorías Étnicas y Negras del sindicato.
En una carta al secretario regional de Unite Peter Kavanagh, el miembro del sindicato Hugh Robertson instó al “comité regional y a todos los afiliados a condenar el evento”. Robertson es un trabajador de producción en la planta de motores Ford en Dagenham y candidato de la Liga Comunista para Plaistow South en el distrito londinense de Newham para las elecciones locales del 3 de mayo.
Robertson circuló su carta en el evento, citando a Bishop que “la gran fuerza de nuestra revolución, primero y ante todo, radica en el vínculo indestructible entre las masas y el partido; entre las masas y el gobierno; entre las masas y el estado”. Él contrastó esto con el desprecio contrarrevolucionario de la facción de Coard hacia el pueblo trabajador, reflejado en la reprobación de lo que Coard denominó “la psicología de las turbas”, refiriéndose a la masiva movilización popular el 19 de octubre para liberar a Bishop.
Para Coard “los productores explotados del campo y la ciudad no eran protagonistas de cambios sociales revolucionarios, no eran sus hacedores sino el objeto de un aparato administrativo”, explica Steve Clark en el “El segundo asesinato de Maurice Bishop”. El título se refiere a cómo Coard y sus partidarios mintieron y difamaron a Bishop antes y después de que ordenaran su muerte. El nuevo libro de Coard y las presentaciones públicas continúan esa calumnia.
Abrió el camino al imperialismo
Junto a Coard en la tarima estaba Alan Scott, secretario del mal llamado Comité para los Derechos Humanos en Granada. Durante años, el comité ha hecho campaña en apoyo de Coard bajo el lema de oponerse a su encarcelamiento por el régimen impuesto por Washington tras su invasión.
Los partidarios políticos de Coard usan este encarcelamiento por 26 años para tratar de ganar simpatía a su curso político, especialmente de personas que saben poco sobre la revolución y su derrocamiento.
También en la tarima estaba Dennis Bartholomew, que trabajó en la Alta Comisión sobre Granada en Londres durante la revolución. Es un dirigente de Caribbean Labor Solidarity y coautor de By Our Own Hands — A People’s History of the Grenadian Revolution (Por nuestras propias manos — Una historia popular de la revolución granadina), una apología al curso político de Coard.
Aunque fue directamente cuestionado por el toque de queda de cuatro días con ordenes de disparar a matar, Coard nunca abordó el tema. En cambio, buscó desviar un intercambio real, alegando que quienes no comparten su punto de vista están “haciendo eco de la narrativa imperialista”.
¿Estaba Fidel Castro “haciendo eco de la narrativa imperialista?”, le preguntó este reportero desde el público. En 1985 el dirigente cubano dijo que eso no se le habría “perdonado jamás al grupo polpotiano que cometió el asesinato”. La contrarrevolución entregó Granada a Washington en una bandeja de plata, dijo Castro.
Coard, en sus observaciones sumarias, trató de afirmar de forma absurda que no había diferencias políticas entre él y Bishop. Y que Castro luego cambió de opinión, dijo Coard (sin citar evidencia, ya que Castro nunca dijo tal cosa).
“Yo apoyo la visión de Bernard sobre lo que sucedió’, dijo Bartholomew, “y los insto a comprar su libro”.
Pero Bartholomew tuvo que reconocer que había personas que habían retado a Coard. “También pueden comprar ‘El segundo asesinato de Maurice Bishop’ y decidir por cuenta propia”, dijo él. Cinco personas lo hicieron, y otros que no tenían dinero hicieron pedidos. Setenta y cinco ejemplares se han vendido en los últimos años en el Reino Unido.