Puerto Rico: trabajadores responden a desastre social

Consecuencias del ciclón son fruto del capitalismo

Por John Studer
y Martín Koppel
18 de junio de 2018
Protesta en Humacao, Puerto Rico, el 7 de mayo contra la inacción del gobierno en la restauración de la electricidad. Las protestas por toda la isla han tenido un impacto “pero casi todo Yabucoa aún no tiene electricidad”, dijo Lenis Rodríguez. “Todavía estamos luchando”.
WALO RadioProtesta en Humacao, Puerto Rico, el 7 de mayo contra la inacción del gobierno en la restauración de la electricidad. Las protestas por toda la isla han tenido un impacto “pero casi todo Yabucoa aún no tiene electricidad”, dijo Lenis Rodríguez. “Todavía estamos luchando”.

(Primera de dos partes)

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YABUCOA, Puerto Rico—“Nos golpearon dos huracanes. Uno fue María. El otro fue el huracán social. Es mucho peor que el natural, y todavía lo estamos aguantando”.

Eso nos dijo una persona tras otra durante un viaje periodístico y solidario a finales de mayo que realizamos el director del Militante y uno de sus reporteros, ambos miembros del Partido Socialista de los Trabajadores. Visitamos pueblos y comunidades rurales en el sudeste de Puerto Rico, así como la capital, San Juan.

Lo que describían es el resultado del dominio capitalista en una nación bajo la bota colonial norteamericana.

Más importante aún, muchos trabajadores nos relataron cómo han comenzado a organizarse para enfrentar la catástrofe social que se desarrolló después del ciclón que hizo estragos en la isla en septiembre. Numerosas protestas han sido organizadas por personas que nunca habían participado en esta clase de actividades, para exigir que el gobierno restaure el servicio eléctrico y brinde asistencia, y contra los cierres de escuelas públicas.

Los medios capitalistas presentan al pueblo trabajador aquí como víctimas indefensas. “Yabucoa vive en resignación y oscuridad”, fue el titular de primera plana el 28 de mayo de El Nuevo Día, uno de los principales diarios.

Pero lo que vimos fue algo muy distinto. Ante el colapso de servicios esenciales para la vida cotidiana y la fría indiferencia de las autoridades —desde Washington hasta San Juan— hacia la situación del pueblo trabajador, lo que sobresale es la resistencia y la mayor confianza adquirida cuando miles de personas en barrios obreros y rurales unen esfuerzos para luchar, reconstruir y cuidarse unos a otros.

Y vimos la sed de comprender por qué les sucedió esto y cómo asegurarse de que jamás vuelva a suceder.

“Me gusta la palabra solidaridad, porque es lo que estamos haciendo”, dijo Lenis Rodríguez mientras nos acompañaba a distintos barrios de su ciudad natal, Yabucoa, sobre la costa sudeste. Rodríguez trabaja el turno de la tarde en una planta farmacéutica y dedica una buena parte de sus horas libres a cooperar con otros vecinos a fin de atender necesidades básicas tanto en la ciudad como en las zonas rurales.

En marzo, tras seis meses sin luz, él y otros residentes de la urbanización Jardines de Yabucoa realizaron una “marcha de las linternas” en protesta contra la inacción del gobierno. La periodista Yeidy Vega, que también vive en una zona sin luz en Humacao cubrió la actividad. “Trato de cubrir todas las manifestaciones a las que puedo llegar”, nos dijo.

“Al día siguiente recibí una llamada de un ingeniero de la compañía eléctrica”, dijo Rodríguez con una sonrisa. “Así fue que logramos que energizaran nuestro barrio. Pero la mayoría de Yabucoa aún está sin luz, y seguimos luchando”.

Decenas de miles de personas todavía carecen de electricidad especialmente en zonas como Humacao y Yabucoa, por donde entró el huracán, y en Utuado y otros pueblos del interior montañoso.

‘Un desastre anunciado’

“Era solo cuestión de tiempo antes de que ocurriera este desastre”, dijo Raúl Laboy, un electricista jubilado en el barrio Mariana, en las colinas de Humacao. “Somos una colonia de Estados Unidos, y la prioridad de los gobernantes coloniales es enriquecer a las grandes empresas norteamericanas a nuestra costa. No somos dueños de nuestra patria”.

Desde que Washington invadió y se apoderó de Puerto Rico en 1898, los capitalistas norteamericanos han deformado la economía de esta nación en función de su propio afán de lucro. Han convertido la isla en una plataforma de exportación basada en la mano de obra superexplotada, con una gran reserva de trabajadores desempleados, y salarios y niveles de vida más bajos que en Estados Unidos.

El descenso económico de Puerto Rico, que comenzó con la depresión capitalista mundial a mediados de los años 70, se ha ido a pique desde 2006, ante los embates de la crisis global. Para pagar la deuda a los bonistas norteamericanos —actualmente 74 mil millones de dólares— el gobierno colonial ya eliminó 30 mil empleos públicos, recortó las pensiones de los jubilados, aumentó los impuestos a las ventas, cerró más de 100 escuelas y proyecta otros 266 cierres, y cambió las leyes para facilitar el despido arbitrario de los trabajadores.

Protesta en Humacao, Puerto Rico, el 7 de mayo contra la inacción del gobierno en la restauración de la electricidad. Las protestas por toda la isla han tenido un impacto "pero casi todo Yabucoa aún no tiene electricidad", dijo Lenis Rodríguez. "Todavía estamos luchando".
Fotos del Militante: Arriba, Martín Koppel. Recuadro, Mike ShurProtesta en Humacao, Puerto Rico, el 7 de mayo contra la inacción del gobierno en la restauración de la electricidad. Las protestas por toda la isla han tenido un impacto «pero casi todo Yabucoa aún no tiene electricidad», dijo Lenis Rodríguez. «Todavía estamos luchando».

Junta: más ataques a trabajadores

“Hoy los capitalistas de Estados Unidos nos están imponiendo sus decisiones aún más directamente”, dijo Ángel Figueroa Jaramillo, presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (UTIER).

“Estamos luchando contra la junta de control fiscal, que ahora toma las decisiones económicas en Puerto Rico. Para pagar a los bonistas, quieren llevar a cabo recortes aún más fuertes a los beneficios sociales y eliminar derechos que los trabajadores han conquistado”. La junta fue nombrada por el presidente Barack Obama en 2016.

En la sede de la UTIER en San Juan, Figueroa y Freddyson Martínez, vicepresidente del sindicato, nos dijeron que la junta y las autoridades coloniales también están presionando para vender la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), una empresa estatal, a dueños privados. Están aprovechando el disgusto de la población con el mal manejo de la empresa, cuya deuda representa 9 mil millones de dólares del conjunto de la deuda.

“El colapso de la red eléctrica no fue ninguna sorpresa”, dijo Figueroa. “Nuestra unión había advertido desde hace mucho tiempo que habría más apagones a raíz de las décadas de falta de mantenimiento y las reducciones del personal. Estaban dejando que se deteriorara todo el sistema”.

“La autoridad eléctrica había reducido los inventarios al mínimo y había vendido equipo para pagar la deuda”, dijo Figueroa. Después del huracán, se encontraron muy faltos de postes eléctricos, cables y otros equipos, demorando así la restauración de la luz.

El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos y la Autoridad de Energía Eléctrica entregaron contratos multimillonarios a la Cobra Energy y otras empresas privadas estadounidenses para suministrar equipos y movilizar brigadas de reparación. Sin embargo, a mediados de mayo el Cuerpo de Ingenieros anunció abruptamente que retiraría sus 700 obreros de Puerto Rico, afirmando que ya habían completado su labor. La decisión indignó a muchos trabajadores de Humacao y Yabucoa que aún estaban sin luz.

La catástrofe social y los ataques antiobreros han provocado una creciente rabia entre el pueblo trabajador. Los dos partidos coloniales responsables de estos ataques están profundamente desprestigiados.

“Vimos el ánimo de lucha de la clase obrera en las marchas del Primero de Mayo, tanto este año como el anterior. Fueron mucho más grandes que en otros años: decenas de miles de manifestantes”, dijo José Rodríguez, representante del Movimiento Sindical Solidario. El MSS representa a obreros de la embotelladora Pepsi. Fernando Santiago, chofer de distribución de la Pepsi y presidente del MSS, nos dijo que actualmente el sindicato está trabajando para sindicalizar a 1 800 obreros de distribución de Coca-Cola.

Muchos estudiantes universitarios también participaron en las marchas del Primero de Mayo. Ellos también enfrentan recortes. Gabriel Díaz, uno de los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico (UPR) que dirigieron la huelga estudiantil del año pasado, nos dijo que en agosto, a instancias de la junta fiscal, la universidad aumentará al doble la matricula.

“Si estás tomando 15 créditos, la matrícula te va a aumentar de 850 dólares a más de 1 700 por semestre”, dijo. “Y además están cerrando hospedajes que usan los jóvenes de pocos recursos de otras ciudades”, dijo Verónica Figueroa, también estudiante de la UPR. Díaz y Figueroa son dos de los siete jóvenes que enfrentan acusaciones de delito grave y otros cargos federales por su papel en las protestas estudiantiles.

 

(La segunda parte de este artículo se publicará en el próximo número.)