El orden mundial imperialista liberal que los gobernantes capitalistas de Estados Unidos impusieron después de surgir vencedores de la segunda matanza mundial imperialista se están desgastando y desintegrando a un ritmo acelerado. Y algunos de ellos se están dando cuenta de esto.
La Casa Blanca de Donald Trump ha dejado de funcionar basándose en la premisa falsa, la cual ha orientado a las últimas administraciones, tanto demócratas como republicanas, que los gobernantes estadounidenses pueden dominar al mundo como les de la gana creyendo erróneamente que ganaron la Guerra Fría. Si bien Washington tiene una superioridad militar sobre todas las demás potencias mundiales, ya no puede simplemente imponer su voluntad a través de guerras sangrientas. Esto ha sido comprobado en Afganistán, Iraq, Siria y otros lugares.
En Corea, el presidente Trump está negociando con el gobierno de la República Popular Democrática de Corea, donde los gobernantes estadounidenses hasta ahora se habían negado incluso a firmar un tratado de paz de una guerra que terminó hace 65 años. Si los trabajadores mantienen la presión sobre Washington, la puerta está abierta para reducir las tensiones, la desnuclearización total de la región, abrir la cooperación económica entre el norte y el sur y la reunificación del país, por mucho tiempo el deseo de los coreanos a ambos lados de la masivamente fortalecida Zona Desmilitarizada.
Washington ha iniciado pláticas con los talibanes, quienes controlan amplias franjas de Afganistán a pesar de la guerra de 17 años de las fuerzas estadounidenses.La OTAN, Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, la ‘Unión’ Europea y el G-7, y otros, son cada vez menos útiles para los capitalistas.
Y las acciones de la presidencia de Trump están impulsando este proceso hacia delante. Las clases capitalistas rivales en todas partes batallan por una mejor posición.
“Puede que Trump sea una de esas figuras que aparece de vez en cuando en la historia para marcar el fin de una era y forzarla a renunciar a sus viejas pretensiones”, dijo el ex secretario de estado Henry Kissinger al Financial Times.
Poner fin a la guerra en Afganistán, firmar un tratado de paz con Corea del Norte y acciones similares por todo el mundo serán buenas para la clase trabajadora a escala mundial, independientemente de las intenciones de los gobernantes de Estados Unidos y los de otros países capitalistas. Esto abre espacio político para que los trabajadores discutan, debatan y actúen en nuestro propio interés.
El actual aumento en la producción y el empleo por todo el mundo no durará. El capitalismo es un sistema en decadencia. No ofrece nada a la humanidad excepto más crisis económicas, sociales y morales. Pero no caerá por su propio peso.
El Partido Socialista de los Trabajadores lucha para construir el movimiento obrero, discutir el camino hacia delante, fortalecer los lazos de solidaridad con los trabajadores de todo el mundo, forjar un partido capaz de dirigir la movilización revolucionaria de la clase trabajadora y nuestros aliados para arrancar el poder de manos de la clase capitalista y abrir una nueva era para la humanidad.
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