El pueblo trabajador está viviendo tiempos que no hemos visto en nuestra vida. Con las elecciones de mitad de período de 2018 a menos de dos semanas, la clase trabajadora permanece al centro de la política en Estados Unidos. Aunque nadie puede predecir cuando, los gobernantes capitalistas —y los profesionales meritocráticos que les sirven— sienten que hay una creciente lucha de clases en el horizonte.
El Partido Socialista de los Trabajadores, con candidatos obreros en 11 estados y el Distrito de Columbia, está haciendo campaña para que el pueblo trabajador establezca su propia voz. Explica que necesitamos un partido obrero que sea independiente de los partidos y el estado de los gobernantes capitalistas y que actúe para unir a nuestra clase en la lucha. Necesitamos sindicatos y acciones para defender a nuestra clase y a otras personas que están sintiendo los efectos de la crisis del capitalismo que los patrones ponen sobre nuestros hombros. Y necesitamos un curso para derrocar el gobierno de los capitalistas y tomar el poder político en nuestras manos.
En las últimas semanas de las elecciones las ramas del partido intensificaron sus esfuerzos para presentar su programa y actividades, el Militante y los libros de los dirigentes del partido que explican esta trayectoria, a trabajadores en las puertas de sus casas. ¡Los instamos a que se les unan, participen!
Con la caída de las cifras de desempleados, los trabajadores tienen mayor confianza para enfrentar a los patrones. Los miembros del PST se están uniendo a trabajadores de hoteles en huelga, a trabajadores del cemento y otros, ayudando a fomentar la solidaridad. En sus trabajos, actúan para fortalecer el sindicato o para organizar uno si no existe.
Y participan en protestas y actos contra las guerras de Washington, a favor de la amnistía para todos los trabajadores indocumentados, contra la brutalidad policial y para defender el derecho de la mujer a elegir el aborto. Hablan sobre el ejemplo del pueblo trabajador en Cuba, que ha demostrado que podemos tomar el poder y organizar la sociedad a favor de los intereses de la mayoría trabajadora.
Clase obrera marca la política hoy
La clase trabajadora ha dejado su huella en los sucesos políticos actuales. El magnate inmobiliario Donald Trump ganó las elecciones de 2016 porque millones de trabajadores, drásticamente afectados por los efectos de la crisis y las guerras de los gobernantes estadounidenses en Afganistán y el Medio Oriente, estaban —de manera distorsionada, como en todas las elecciones burguesas— votando con la esperanza de un cambio. Muchos otros no votaron, repugnados de lo que han obtenido tras décadas de republicanos y demócratas en la Casa Blanca.
Tanto el Partido Demócrata como el Republicano se han vuelto más inestables y fracturados. Los demócratas están divididos entre los “progresistas” moderados y el ala socialista reformadora del partido. Trump está consolidando su apoyo dentro del Partido Republicano, pero el partido sigue conteniendo a muchos que no pueden reconciliarse con su presidencia.
La elección de Trump, y el creciente temor de la clase gobernante hacia la clase trabajadora, ha provocado una furiosa “resistencia” entre los demócratas. Es una característica permanente de la política actual que está arrastrando a la izquierda de clase media. En la campaña de los demócratas para expulsar a Trump, buscan restringir el voto de la clase que ellos consideran peligrosa (la clase trabajadora) y restringir sus derechos políticos.
Elogian al FBI cuando impulsan cargos de que Trump colaboró con Moscú para robarse las elecciones. En su histeria para detener la nominación de Brett Kavanaugh a la Corte Suprema han pisoteado la presunción de inocencia.
Pero la cruzada anti-Kavanaugh de los demócratas resultó contraproducente. El columnista liberal y destacado cruzado anti-Trump, David Leonhardt, escribió en el New York Times el 12 de octubre que “existe una posibilidad real de que los republicanos mantengan control tanto del Senado como de la Cámara de Representantes”.
Hillary Clinton dice: “No puedes ser civil con un partido político que quiere destruir lo que representas”. El ex fiscal general demócrata Eric Holder, le dijo a sus seguidores: “Cuando [Trump y sus partidarios] juegan sucio, los pateamos”.
La lógica de esta manera de pensar quedó clara el año pasado cuando el partidario de Bernie Sanders, James Hodgkinson, fue a una práctica de softbol de republicanos y disparó contra ellos, hiriendo seriamente al representante Steven Scalise.
El blanco de toda esta furia es lo que ellos llaman “la base de Trump”, los “deplorables”. Hillary Clinton dijo que muchos trabajadores que respaldan a Trump son “racistas, sexistas, homofóbicos, xenófobos, islamófobos, lo que sea”.
Esto es totalmente erróneo. Cuando el Partido Socialista de los Trabajadores va a las puertas de los trabajadores, desde los valles de Virginia del Oeste hasta los complejos de viviendas públicas en Brooklyn, así como en las líneas de piquetes de huelgas, encontramos que los trabajadores, independientemente de cómo votaron, se están politizando y están interesados en discutir un camino hacia adelante.
Un grupo de mujeres sindicalistas que asistió a una conferencia de los sindicatos de la construcción en Seattle, el 12 de octubre, se unió a la línea de piquetes de miembros del Local 8 del sindicato UNITE HERE frente al Hotel Westin.
Edwin Fruit, candidato del PST para el Senado de Estados Unidos por el estado de Washington, en la línea de piquetes conoció a Enola Thomas, una sindicalista de Kennewick. Originalmente de Nueva Orleans, fue desplazada por la devastación causada por el huracán Katrina en 2005.
“La gente perdió sus hogares” dijo. “Y luego los promotores inmobiliarios compraron el terreno barato, pero no construyeron las viviendas que los trabajadores necesitaban”.
Fruit dijo que la clase trabajadora necesita un partido obrero que represente sus intereses. “Estoy de acuerdo con lo que dices, pero ¿cómo llegamos allí?”, preguntó Thomas.
“Requerirá un resurgimiento del movimiento sindical con millones de trabajadores empezando a luchar contra lo que nos está haciendo la clase capitalista”, dijo Fruit, mostrándole un ejemplar de Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero del secretario nacional del PST, Jack Barnes. “Los logros que los negros han hecho en este país se deben a la lucha de la nacionalidad negra. Sus batallas y su determinación son un presagio de las futuras luchas de la clase trabajadora para tomar el poder”, dijo Fruit. Thomas compró el libro y una suscripción al Militant.
Thomas dijo que no entendía por qué sindicalistas votaron por Trump. Fruit le mostró un ejemplar de El historial antiobrero de los Clinton, también de Barnes. “Este libro”, dijo Fruit, “explica cómo, bajo la administración de Bill Clinton, las partes más vulnerables de la clase trabajadora se vieron afectadas cuando eliminaron el programa de bienestar social para millones, cambiaron las leyes que dispararon la población carcelaria, y bajaron los ajustes al costo de la vida en el Seguro Social manipulando las tasas de inflación”.
“No sabía que eso sucedió bajo Clinton”, dijo Thomas.
Los gobernantes y sus representantes demócratas y republicanos tratan a los trabajadores como objetos de la política del gobierno. Hoy, mientras más y más temen las luchas de clase por venir, quieren expulsarnos de la política. El PST dice que los trabajadores son los creadores de la historia. ¡Únete a la campaña del PST!